La barandilla de La Concha, icono turístico de San Sebastián, se sortea por 185 euros el módulo
El Ayuntamiento donostiarra ofrece a sus vecinos adquirir una pieza original del barandado que mide 80 centímetros y pesa 50 kilos


Cuando se colocó la barandilla de La Concha a lo largo del paseo más concurrido de San Sebastián, allá por 1919, las crónicas de la época decían que se iba a “hermosear” la ciudad. Pasado el tiempo, este elemento emblemático del mobiliario urbano donostiarra se ha convertido en un icono turístico y también en una pieza de deseo para los amantes de la ciudad. Suele decirse “eres más donostiarra que la barandilla de La Concha” para definir a quienes llevan con orgullo ser de esta capital. Estos tienen ahora la oportunidad de hacerse con una pieza original del famoso barandado. El ayuntamiento ha decidido sortear un total de 275 módulos por 185 euros cada uno.
Los tramos de esta baranda ornamental fueron retirados del paseo hace más de dos años por encontrarse oxidados, en un estado “muy deficiente” y solo servían para la chatarra. “Al tratarse de un elemento muy emblemático de la ciudad, se va a proceder a su sorteo para que aquellas personas interesadas puedan hacerse con una de las piezas retiradas” en el tramo que va desde la rampa junto a los jardines de Alderdi Eder y la Perla, anunció recientemente el alcalde de la ciudad, Eneko Goia. Pueden optar al sorteo, que se celebrará el 16 de mayo, los mayores de edad empadronadas en San Sebastián y aquellos que nacieron en esta ciudad pero viven fuera. Tienen de plazo para apuntarse hasta el 4 de abril.
El precio que fija el ayuntamiento para adjudicarse una de estas piezas (185 euros) viene establecido por el “coste estimado de la preparación para su entrega” a los ciudadanos. Todos los tramos están desmontados, protegidos con plásticos, numerados y colocados en filas en un almacén municipal. A este lugar deberán trasladarse los afortunados en el sorteo para llevarse a sus casas la pieza de baranda. El ayuntamiento solo les pone una condición: “comprometerse al buen uso” de su trofeo donostiarra.

La baranda de color blanco que se asoma al arenal donostiarra consta de dos círculos concéntricos adornados con ramas de laurel y coronados con una flor. Como curiosidad que habrá pasado desapercibida para muchos, toda la estructura está colocada, a lo largo del paseo, con la flor mirando a los viandantes, salvo en un tramo, en el que algún operario (quién sabe si por un despiste) lo giró y se mantiene desde entonces orientado hacia la playa.
Las piezas originales, que se fabrican en un taller situado en Oporto (Portugal), solo están al alcance de aquellos donostiarras interesados en participar en los sorteos que celebra el consistorio. Los turistas, en cambio, tienen que conformarse con volver a sus lugares de origen con una reproducción en miniatura de la barandilla de La Concha, que se encuentran a la venta en muchos formatos: llaveros, colgantes, cuadros, postales, trofeos deportivos, regalos de empresa, dulces de chocolate y otros recuerdos turísticos.
Se da el caso de un particular que tiene publicado en el portal de compraventa Wallapop un anuncio para vender por 650 euros una reproducción a tamaño natural y en hierro de la barandilla. No es una pieza que fue retirada del paseo, sino fabricada con un molde en una fundición que se dedicaba a comercializar el barandado donostiarra.
No es la primera vez que San Sebastián ofrece su mítica barandilla a los donostiarras. La anterior ocasión fue en julio de 2018, cuando se adjudicaron 225 tramos en una convocatoria a la que se presentaron 7.389 personas (6.982 eran empadronados en la ciudad y los 407 restantes, nacidos pero no residentes). Entonces, los agraciados pagaron 145 euros (40 euros menos que en la actualidad) por ese pequeño trozo del mobiliario urbano.

El ayuntamiento no lleva un recuento de las personas que se han registrado para participar en el sorteo, pero el interés es alto, según fuentes municipales. De ello dan fe las prisas que mostraron algunos interesados (274 personas exactamente), quienes aprovecharon un fallo en la web municipal y dieron su nombre antes incluso de que se abriera el plazo de inscripción.
La barandilla se instaló por tramos entre los años 1910 y 1920 por toda la calle de los Baños (antiguo nombre del actual Paseo de La Concha), desde el Club Náutico hasta el túnel de El Antiguo, y también en pequeños miradores del paseo de Miraconcha. Eran los años en que la ciudad vivía el apogeo de la Belle Époque y la reina Isabel II acudía a veranear a San Sebastián. El Ayuntamiento decidió renovar todo el frente playero y encargó su diseño al arquitecto municipal en aquella época, Juan Rafael Alday. El rey Alfonso XIII presidió en 1916 la inauguración oficial. Las crónicas de la época recogieron que su coste fue de 5.700 pesetas (unos 34 euros).
En los más de 100 años de historia de este emblema donostiarra, esta es la tercera vez que se renueva completamente toda la balaustrada, informa la concejalía de Mantenimiento y Servicios Urbanos. Se han mantenido las dos versiones anteriores colocadas en otras localizaciones de la ciudad, una en el recinto de los jardines del Palacio Miramar desde donde se puede contemplar la postal de La Concha, y la otra, pintada de color verde, en el Paseo de Francia junto al río Urumea.
Todos los años, la barandilla sirve como barra de ballet durante la exhibición que más de un millar de estudiantes de danza clásica realizan a lo largo del paseo marítimo. Es testigo del paso de miles de viandantes y ciclistas que a diario transitan por el paseo. Y, sobre todo, es el encuadre perfecto de las miles de fotografías panorámicas que se toman del litoral. La renovación de este elemento es obligada cada cierto tiempo debido al desgaste que sufre por efecto la climatología y su exposición al salitre marino, y en ocasiones por los desperfectos que ha sufrido por los embates del oleaje, como sucedió en 2014, cuando el temporal arrancó 15 metros de barandilla.
Un fragmento del original está instalado en la playa Sant Sebastià de Sitges (Barcelona), hermanada con La Concha. Un tramo de 100 metros fue transportado hace seis años a 1.000 kilómetros de distancia para colocarlo en el Paseo Donostia-San Sebastián junto a la playa de La Antilla de Lepe (Huelva).

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
