El diagnóstico tardío del VIH en España impide frenar el avance del virus
Los expertos alertan de que cada año se producen 3.500 nuevos contagios
Uno de cada dos portadores del VIH en España es diagnosticado tardíamente, cuando los niveles de los glóbulos blancos CD4 que combaten las infecciones han descendido por debajo de 350 por milímetro cúbico de sangre. Explicado con otro dato, 26.000 de las 150.000 personas que se estima que tienen el virus (un 18%), lo desconocen, según estimaciones del Ministerio de Sanidad. Sin diagnóstico no se inicia tratamiento y el aumento de la carga viral no solo pone en riesgo al enfermo —la mortalidad es cinco veces superior en este grupo—, sino la de sus compañeros sexuales. Según han demostrado varios estudios, son quienes desconocen ser portadores del virus quienes causan la mayoría de nuevas infecciones.
España lleva una década sin apenas mejorar estos registros. Y será imposible reducir la incidencia de la enfermedad si no lo logra, coinciden todos los expertos. “Tenemos las mejores herramientas para combatir el VIH. Podemos diagnosticarlo casi al momento. Los antirretrovirales reducen la carga viral hasta hacerla indetectable. Pero estamos fracasando en las medidas de prevención y diagnóstico. No nos podemos permitir que haya más de 3.500 nuevos contagios cada año”, resume Juan-Carlos Galán, jefe de Virología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid. “La mortalidad ha bajado, sí, pero se nos continúan infectando igual las personas”, ilustra Josep Mallolas, jefe de la unidad de VIH-Sida del Hospital Clínic de Barcelona.
La historia del sida se resume con un balance trágico: 30 millones de muertes en el mundo, 50.000 de ellas en España. Pero también es el relato de los grandes avances de la medicina, que ha desarrollado un arsenal de fármacos que sobre el papel deberían haber frenado ya a la expansión de la enfermedad. Si esto no ha sido posible es por factores socioeconómicos como la desigualdad —el 46% de los 37 millones de infectados, en su mayoría en África Subsahariana, no reciben el tratamiento adecuado— y los estigmas que aún rodean al VIH, que entorpecen la aplicación de las medidas de prevención en zonas como Europa del Este.
Los expertos alertan de otra causa en España, un paradójico efecto de “banalización de la enfermedad”, en palabras de Santiago Moreno, jefe de servicio de enfermedades infecciosas del Ramón y Cajal. “La insistencia en que el VIH ya no mata ha provocado una relajación entre algunos grupos de riesgo y administraciones. No veo que se estén diseñando las campañas formativas y las estrategias de detección precoz necesarias”.
Una investigación molecular liderada por Fernando González-Candelas, catedrático de genética de la Universidad de Valencia, ha destapado uno de los mayores brotes descritos en la literatura científica en los últimos años. Solo en la ciudad de Valencia, 105 hombres que tienen sexo con hombres resultaron contagiados con el mismo subtipo (el B) del virus, la mayor parte entre 2010 y 2014. Un caso que los expertos atribuyen, otra vez, “a las lagunas de prevención y las reticencias de algunos grupos en riesgo de adoptar las medidas de autoprotección necesarias”.
La lucha global contra el sida, fijada por Naciones Unidas en 2014 mediante el programa ONUSIDA, marcó el objetivo de alcanzar el llamado 90-90-90, para el año 2020. Esta meta pretende que el 90% de los infectados conozca su diagnóstico, el 90% de los portadores reciba tratamiento y el 90% de quienes lo reciben alcance una carga viral negativa. España, uno de los países que aspiraba a cumplir pronto con estos indicadores, ve ahora en riesgo cumplirlos a tiempo.
La profilaxis de preexposición (PrEP) está llamada a “tener un papel importante en la reducción de nuevos contagios en los colectivos más expuestos al virus”, defiende Juan-Carlos Galán. Se trata de una pastilla con dos de los antirretrovirales ya utilizados, que frena la infección. Desde 2012 ha ofrecido buenos resultados en Estados Unidos y 10.000 personas ya la han recibido en Francia, uno de los primeros países de la Unión Europea en incorporarla a la sanidad pública.
En España, son muchos los agentes de la lucha contra el sida que piden desde hace tiempo al Gobierno que siga el ejemplo. “Los ensayos han mostrado que se trata de una estrategia eficaz para prevenir la transmisión del VIH”, sostiene el grupo GeSIDA de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica. Una demanda que por ahora deberá esperar al menos hasta mediados del próximo año, según el Ministerio de Sanidad, que está a la espera de obtener los resultados de un estudio en marcha con 300 pacientes en varias comunidades autónomas.
Aunque las esperanzas depositadas en el PrEP son muchas, varios expertos avisan de que sería un error esperar demasiado de él. “Será una herramienta importante, pero ya disponemos de otras cuyo potencial se ha diluido. Es necesaria una concienciación global de toda la población frente al problema si queremos vencer al sida”, concluye Santiago Moreno.
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