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Alerta roja para una cabecera de 119 años

'El Correo de Andalucía', abocado al cierre tras presentar un ERE para 28 de sus 29 trabajadores

Javier Martín-Arroyo
Los periodistas de El Correo de Andalucía, con la careta del dueño del diario, Antonio Morera.
Los periodistas de El Correo de Andalucía, con la careta del dueño del diario, Antonio Morera.PACO PUENTES

Lo último que quiere un periodista —o debería querer— es ser protagonista de la noticia. Nunca cuando se trata de despidos. Después de 119 años al pie del quiosco con 49.000 números, El Correo de Andalucía será previsiblemente el próximo diario que desaparezca en la espiral de crisis que ha arrasado con tantas cabeceras. Unos 13.000 empleos se han perdido en los medios de comunicación en la última década, según cálculos de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), que define la situación como “sangría sin precedentes”.

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Los periodistas del diario decano de Sevilla, fundado en 1899, empezaron el pasado viernes una huelga de cinco días alternos para forzar a la empresa a encontrar una solución airosa y evitar el cierre de la cabecera. Hace una década el diario contaba con 105 trabajadores, hace un lustro 53, y hoy 29 tras una sucesión de Expedientes de Regulación de Empleo.

En 2013 el empresario Antonio Morera Vallejo, que hizo fortuna en el sector de los seguros y ahora posee un potente grupo empresarial con 30 sociedades dedicadas a sectores como la ganadería y la inmobiliaria, adquirió la cabecera al Grupo Alfonso Gallardo por 1,2 millones, cantidad que incluía el pasivo que arrastraba la empresa. En los últimos años, El Correo de Andalucía ha perdido músculo informativo, periodistas y hojas de papel en una pronunciada cuesta abajo.

Morera Vallejo asegura que no prevé el cierre del diario, a pesar de haber presentado un ERE para 28 de 29 trabajadores, y que su previsión es reconvertirlo en un semanario, una revista mensual, o una página web. El empresario no aclara la cifra de empleados que planea mantener activos para llevar a cabo sus planes. “Tenemos que cambiar de formato si queremos subsistir. Puede haber un despido del 90% o del 50% (…) No he nacido para cerrar ninguna empresa. Fue un gran error no haber estructurado la compra de otra forma, si lo comprara otra vez, cambiaría el convenio colectivo”, asegura. “Los números no salen porque la Administración ha dejado de apostar por los medios, solo los románticos compramos el papel”, alega.

Los trabajadores rechazan el ERE porque pertenecen “a un grupo de empresas con beneficios millonarios y somos víctimas de una nefasta gestión empresarial”. El cierre del diario llega tras el fundido a negro de El Correo Televisión, que con nueve trabajadores dejó de emitir el pasado 31 de julio. El próximo martes se abre la negociación del ERE del diario, que se prolongará dos semanas como máximo.

“Su propósito, tras cinco años de portadas imposibles, locuras editoriales, autobombo empresarial y personal e incluso mazazos laborales, es quedarse con una web de actividad residual”, protestó una delegada sindical al leer el comunicado el pasado viernes en la concentración de Plaza Nueva de Sevilla. En este lustro el diario ha pasado por varias etapas, pero en una de ellas la primera página estaba copada por temas atemporales y la actualidad del día anterior apenas figuraba, fuera cual fuera la relevancia de la noticia. Apelaba a temas sociales de la capital andaluza que encontró la incomprensión de la mayoría de redactores, pero la empresa impuso su peculiar criterio periodístico. Al frente de esta redacción y como última persona que supervisaba y daba el visto bueno a los contenidos estaba la esposa del empresario, Rosario Maldonado.

El diario lleva tiempo sin director y hoy funciona con un equipo de redactores jefe que se turnan como coordinadores generales. “Un ERE que deja un trabajador… si realmente quiere rebajar la cifra de despidos, lo que tiene que hacer es sentarse a explicarlo, así no se puede negociar… Eso es estar muertos antes de negociar, con este ERE no puede haber futuro”, protesta Francisco Veiga, del comité de empresa.

Carlos Aristu, responsable de acción sindical de CC OO, censura la postura de la empresa: “Si Morera tiene un proyecto, que lo exponga. Que explique si quiere quedarse la marca o la web, con tres becarios y dos colaboradores externos. Desde luego no es la mejor táctica mandar un bufete de liquidación, estamos con el cuchillo en el cuello”.

El pasado viernes 300 personas se concentraron en apoyo del diario, y los periodistas se pusieron la careta del empresario para reclamarle un cambio de postura. Morera compró la cabecera hace cinco años gracias a los 300 millones de volumen de negocio y 20 millones de beneficios que atesoraba su grupo de empresas con 500 trabajadores, según el comité de empresa. “¡Señor Morera, quítese la careta!”, gritaban los periodistas. “Los despidos matan El Correo de Andalucía”, rezaba la pancarta principal.

El presidente de la Asociación de la Prensa de Sevilla, Rafael Rodríguez, dibujaba un panorama sombrío: “Pinta mal y la solución es difícil por la cerrazón del empresario, que ya con El Correo Televisión se negó a explorar alternativas reales. El Correo es la vida de Andalucía. Han pasado cientos de compañeros y se ha desvirtuado el periódico en una muerte agónica”.

La dirección ha primado estos últimos años los temas vinculados al folclore, la tradición y la religión. Por eso los redactores clamaban el pasado viernes: “El Correo quiere cumplir 120 años de vida pintando de color la rutina de aquellos que construyen Sevilla y su provincia (…) Y no solo en Feria, Navidad, El Rocío, Carnavales y Semana Santa. También en verano y en otoño”.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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