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La Fiscalía mexicana concluye que Mamá Rosa sufre demencia senil

El diagnóstico subraya que la fundadora de La Gran Familia, de unos 80 años, no tiene la capacidad para gestionar el albergue

Rosa Verduzco, en una magen de hace un mes.
Rosa Verduzco, en una magen de hace un mes.Monserrat VERDUZCO (AFP)

La Fiscalía mexicana ha anunciado que Mamá Rosa se queda libre de cargos debido a su avanzada edad, puesto que las leyes federales no permiten imputar a ancianos. El diagnóstico detalla además que la anciana sufre demencia senil, lo que le impide mantenerse al mando de La Gran Familia, el albergue que había fundado en 1947 en Zamora (Michoacán, oeste de México) y en el que la policía y el Ejército intervinieron la semana pasada para hallar hacinadas a más de 600 personas, entre ellas 492 menores de edad.

Rosa del Carmen Verduzco Verduzco, la fundadora del albergue, no será imputada por ninguno de los delitos que se cometieron en el albergue de su propiedad, según el testimonio de decenas de los niños que se encontraban en su interior. La Procuraduría General de la República (PGR, Fiscalía) ya había retirado los cargos el sábado pasado por “no tener evidencias” en su contra. Sí se presentaron cargos contra seis de los ocho cuidadores que fueron detenidos con ella por abuso sexual, golpes y privación de la libertad entre otros delitos.

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Mamá Rosa, que proviene de una muy adinerada familia zamorana, ha criado a miles de niños en el interior de su albergue, que se había convertido en uno de los símbolos de Zamora, una conservadora y católica ciudad de 140.000 habitantes. Miles de niños egresaron del albergue y son varios los que tienen un buen recuerdo de ella. “Pese a todo, es la única y verdadera madre que he tenido”, contaba un chico al periódico El Universal este domingo. A las puertas del hospital donde permaneció ingresada hasta el domingo, algunos aseguraban que había sido “Mamá Rosita” la única que les había tendido la mano y que “era dura, pero tenía que serlo”. Muchos de los egresados llegaron a la universidad.

Pero para un albergue de casi 70 años de historia, las sombras se comenzaron a acumular desde hace por lo menos 30. Las primeras acusaciones se remontan a 1985, según recuerda la periodista Alina García, de Guadalajara (Jalisco, un estado vecino a Michoacán) que investigó el caso de una familia que no podía recuperar a su hijo, que había dejado cargo de Mamá Rosita. “Ellos intentaron hablar con ella entonces y se denunció a las autoridades, pero no pasó nada”, afirma. En Michoacán hay por lo menos una veintena de denuncias. La primera en 1989. Los cargos fueron rápidamente retirados sin mayor investigación y Mamá Rosa recibió al entonces gobernador, Genovevo Figueroa, con una banda de música. “Felicitemos al gobernador, niños, porque anda estrenando huevos”, recogen las crónicas periodísticas de entonces. Las denuncias continuaron sin recibir ninguna respuesta. La última, en este año.

Al menos en Michoacán, el estado donde se encuentra el albergue, las denuncias ante la Fiscalía estatal para que se investigaran supuestos delitos cometidos al interior de La Gran Familia suman, por lo menos, una veintena. Varias de ellas durante los Gobiernos de Lázaro Cárdenas Batel y Leonel Godoy Rangel, que han salido en su defensa esta semana. La Fiscalía mexicana anunció el lunes que desde la intervención federal ha recibido otras 150 denuncias más. El más flagrante: privación de la libertad. Mamá Rosa hacía firmar a varios de los padres que dejaban a los niños en el albergue un acta notarial en el que le permitían hacerse cargo de su educación hasta la mayoría de edad. Pero, si ellos se arrepentían, ella se negaba a devolvérselos y les exigía dinero a cambio, según sus testimonios. El acta notarial carecía de valor legal para estos efectos: la potestad, según la ley mexicana, continuaba perteneciendo a los padres, a menos que un juez decidiera lo contrario.

El Gobierno mexicano ha dejado en libertad a 138 mayores de edad que permanecían cautivos en el centro y ha destinado a 167 niños a otros albergues gestionados por el Estado en otras regiones del país. En el interior de la casa permanecen unos trescientos niños. El futuro de la propiedad es incierto. Al estar libre de cargos, Mamá Rosa puede legalmente exigir que se le devuelva (está a su nombre y no del Estado). Tampoco está claro el destino de las millonarias donaciones que, por años, recibió la Asociación que encabezaba, provenientes de empresarios, organizaciones no gubernamentales y el propio Gobierno mexicano.

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