Tagomago se alquila como un islote exclusivo para estrellas y vips
El negocio con el mito de una isla privada choca con la protección medioambiental
“Alquila tu propia isla“, Tagomago, “la más exclusiva del Mediterráneo” y “una de las más hermosas islas privadas“. Así reza la publicidad sobre el negocio de un mito, el del turismo casi en solitario en una isla pequeña. Uno de los frentes del debate de los límites entre la protección de la naturaleza y la explotación turística cruza ahora el islote de propiedad particular de Tagomago de 1.500 metros de largo y 113 de ancho.
Enclavado a alrededor de un kilómetro de la costa de Ibiza, el largo peñasco cuenta con un muy alto grado de preservación legal, por sus valores medioambientales, la fauna y flora que alberga, y además, por su paisaje apenas vulnerado. La empresa explotadora oferta también vuelos en helicóptero y habilitó una pista adrede.
Tagomago no ha sido habitado de manera estable y no quedó sometido a una urbanización residencial en el boom de los setenta. Actualmente, esa pequeña isla se ha convertido en una bandera polémica, en las instituciones insulares, en los tribunales, en foros políticos y ecologistas. La presión creciente del negocio de ocio que genera su exclusividad choca con el proteccionismo.
La pugna viene de 2009 porque hay denuncias judiciales pendientes de los ecologistas de Ibiza
La pugna viene de 2009 porque hay denuncias judiciales pendientes de los ecologistas de Ibiza del GEN (Grupo de Estudios de la Naturaleza), por actividades y obras supuestamente ilegales en la isla. Los diputados del grupo econacionalista Més, David Abril y Fina Santiago, días atrás formularon una acción penal por supuesta prevaricación contra el Gobierno balear del PP por validar los planes y obras de la empresa que gestiona Tagomago. El Gobierno asegura que actúa de acuerdo con los informes técnicos y carga “contra los proteccionistas que actúan por caprichos políticos y vetan iniciativas”. Sin embargo, el Consell de Ibiza, con los votos de la izquierda y de mayoría conservadora, reclamó este lunes la retirada de todas las instalaciones no autorizadas y el retorno del territorio al estado original.
La pequeña isla es refugio y zona de cría de aves marinas y rapaces del catálogo de especies de gran valor, desde gaviotas mediterráneas minoritarias hasta halcones de Eleonor pasando por los muy rarísimos y nocturnos virot, las pardelas baleares o los cormoranes, más numerosos.
La ley blinda Tagomago. Es un área natural de especial interés, protegida por el Parlamento de Baleares, queda amparada por la europea red Natura 2000, es lugar de interés comunitario LIC, y zona de especial protección para las aves ZEPA. Además, los fondos marinos con posidonia están preservados y la ley de Costas determina el uso de la zona litoral.
Tagomago está en manos del gestor inmobiliario alemán Mathias Kuhn, que batalla por su negocio yendo a las reuniones con las instituciones del brazo de su novia, Norma Duval, veterana artista. La isla se gestiona a través de una sociedad anónima que usa la marca del topónimo y el paraguas de una teórica fundación privada Isla de Tagomago que promueve la observación de las aves y la flora del lugar.
La fundación de Kuhn logró dos años atrás el aval del Gobierno balear al proyecto de reforma del faro para su "adaptación a usos de educación ambiental y conservación de la naturaleza". Entonces como ahora se consideró que las obras y la actividad no afectaban “apreciablemente a los hábitats y a las especies de interés comunitario”. Kuhn y Duval acudieron a defender, con dureza, sus intereses ante el comité técnico balear de la red Natura 2000 e interpelaron a dos funcionarios ambientalistas.
Tagomago tiene con una casa antigua completamente transformada en vivienda de ultra lujo para su alquiler y una zona de servicios. En verano funciona un quiosco bar costero de copas y música con 78 sillas y 13 mesas, cinco amarres, una plataforma solarium y anclajes. La no contaminación acústica y lumínica de toda la actividad insular ha sido uno de los condicionantes para la autorización inicial por parte de comité técnico autonómico.
Para dar luz verde faltan los visados de la comisión balear de Medio Ambiente, la demarcación de Costas y el Ayuntamiento de Santa Eulalia a cuyo término pertenece el islote. Las autoridades de Ibiza isla y de Santa Eulalia no son para nada favorables a dar carta blanca a la pareja Kuhn Duval.
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