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JUAN PABLO CARRASCO Y ÁLVARO CERAME

“3.400 médicos han pedido ya este año el certificado para emigrar”

Los responsables de la Coordinadora Estatal de Estudiantes de Medicina advierten de que hay un desfase entre licenciados y plazas de MIR

Juan Pablo Carrasco (derecha) y Álvaro Cerame, presidente y vicepresidente dela Coordinadora de Estudiantes de Medicina.
Juan Pablo Carrasco (derecha) y Álvaro Cerame, presidente y vicepresidente dela Coordinadora de Estudiantes de Medicina. LUIS SEVILLANO

Los nuevos máximos responsables de la Coordinadora Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM) son más jóvenes que lo habitual. El presidente, Juan Pablo Carrasco, solo tiene 19 años y estudia segundo en Albacete. El vicepresidente, Álvaro Cerame, de 21, está en cuarto y estudia en Alcalá de Henares. Pese a que llevan poco más de un mes en el cargo, hablan quitándose la palabra de la boca. Y, como se adivina en dos estudiantes solventes, con la lección bien aprendida. “Estamos en un periodo de muchas reivindicaciones. Está el decreto de troncalidad [que va a cambiar todo el sistema formativo de los médicos]; la reforma del examen MIR [que da acceso a la especialización] y las nuevas facultades, con las que no estamos de acuerdo. Además de cuestiones generales a todos los estudiantes, como el recorte de las becas”, resume Carrasco de carrerilla.

Los estudios de Medicina son peculiares. El ajuste con los planes de Bolonia ha sido complicado. Los graduados en Medicina tienen que estudiar seis cursos, no los cuatro de la mayoría de las otras carreras. Por eso se les equipara a un máster. Luego, tienen que aprobar el MIR. “Sin él, en España no puedes ejercer”, explica Cerame. Esto, en la práctica, quiere decir que un buen estudiante necesita un mínimo de 11 años para empezar a trabajar (seis de carrera, uno para preparar el MIR y cuatro de especialidad). El problema surge cuando las plazas MIR no se corresponden con el número de graduados. En este momento hay un desfase de unos 1.000 licenciados más que plazas MIR. Como hay unos 7.000 graduados al año, “uno de cada siete no tendrá plaza MIR”, expone Cerame. “Los otros tendrán que emigrar. Y eso no es solo un compañero que deja su vida, sino dinero de todos que hemos gastado en formarle para que luego se vaya”, le toma la palabra Carrascosa. “Irse fuera no es una opción como experiencia vital, como decía la ministra de Empleo, Fátima Báñez; es algo que se hace obligado porque no queda más remedio”.

Este abandono de España por necesidades formativas no es una especulación. “Para ir a hacer la especialidad o para trabajar fuera hay que pedir un certificado de idoneidad a la Organización Médica Colegial. El año pasado se solicitaron 7.000; en lo que va de año van más de 3.400, y muchos de ellos son de médicos sin especialidad”, apunta Cerame como prueba de esa necesidad de irse al extranjero para hacer una especialidad que, en España, es indispensable para trabajar. “Antes, los médicos sin especialidad podían ser de medicina general; ahora prácticamente solo pueden montar un centro de esos que da certificados para el carné de conducir”, afirma Cerame.

La nueva directiva de la coordinadora (una especie de sindicato pero con más aspiraciones, desde dar formación a orientar a los miembros y servir de interlocutores con el resto de la profesión médica) se muestra también crítica con el acuerdo —un pacto por la sanidad— que, vendido a bombo y platillo, firmaron en noviembre pasado el Foro de la Profesión Médica (colegios, sociedades y estudiantes) con el Ministerio de Sanidad. “A lo mejor ahora no lo firmaríamos”, dice el presidente de los estudiantes. “Fue un punto a favor del ministerio”, añade. “Sobre todo, porque luego hemos visto que se ha ido abandonando. Se apostaba por un sistema universal, y ahí tenemos no solo el caso de los inmigrantes, sino el copago hospitalario, que son medidas que van en contra de lo que se firmó”, prosigue la argumentación el vicepresidente. “Eso sí, hay que destacar que el Foro se posicionó a favor de dar atención a los inmigrantes”, matiza Carrasco.

En este repaso general, los directivos de la coordinadora no quieren dejar pasar un tema transversal: los recortes en educación. “Se han eliminado las becas Séneca de movilidad, y se han reducido las Erasmus y las generales”, critica Carrasco. “Las generales son las que más nos afectan. Medicina es una carrera de cierta dificultad, pero se nos considera de Humanidades. Esto quiere decir que los requisitos son más duros para recibir una ayuda. Yo tengo una asignatura con 18 créditos y que tiene una tasa de aprobados del 30%. Basta con que suspendas esa para que no tengas derecho a una beca”, dice Cerame. “Tenemos ya compañeros que han tenido que dejar la carrera, y, otra vez, eso no es solo un problema personal; supone que ese estudiante ocupó una plaza de acceso que luego tiene que dejar, sin completar su formación y habiendo dificultado que la recibiera otro”, completa la idea Carrasco.

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