‘Broca’, el robot quirúrgico con tacto
El aparato permite a los médicos tener sensaciones de lo que están operando El prototipo español es más ligero y adaptable que los ya existentes
El Ejército estadounidense tenía un sueño: lograr poner en pleno frente de guerra un robot que, controlado por un cirujano, fuese capaz de operar a los soldados heridos a miles de kilómetros. Aquel proyecto no cuajó —las imágenes tardaban demasiado en llegar al médico—, pero la tecnología desarrollada sirvió para que naciese una nueva generación de autómatas mecánicos. Herramientas complejas capaces de hacer intervenciones imposibles para las manos de los médicos humanos que los controlan. Broca, un prototipo español, es el más joven de la saga que se hizo famosa con el Da Vinci. Es más flexible, adaptable y ofrece al cirujano la sensación táctil, importante para que mida la fuerza con la que actúa, por ejemplo.
De la familia de robots, el Da Vinci es el más exitoso y extendido, y el modelo sobre el que se ha evolucionado a posteriori. Todavía su adquisición es un reclamo para los centros de la sanidad pública que lo tienen, y también para los privados. Con su visión en 3D facilita la realización de intervenciones laparoscópicas. Es decir, aquellas en las que, a través de una mínima incisión, el cirujano puede operar en el interior del cuerpo con ayuda de minicámaras de vídeo.
En España hay varios robots de este tipo funcionando en distintos hospitales públicos y privados. Pero el modelo que se está desarrollando en Andalucía será el primer robot quirúrgico con visión 3D español y, más importante que su nacionalidad, pretende ofrecer algunas mejoras sobre su antecedente americano. Además, Broca busca también abaratar costes de fabricación y mantenimiento para que se amolde mejor a los magros presupuestos hospitalarios actuales.
Los robots que están ahora mismo en el mercado son voluminosos, pesados y con poca flexibilidad en su utilización. “Nosotros queremos que [BROCA] sea mucho más abierto y que pueda trabajar con una, dos o tres extremidades, según las necesidades”, señala María José Requena, jefa del Servicio de Urología del Hospital Universitario Reina Sofía, de Córdoba. Ella, junto a otros colegas de distintas especialidades, está coordinando un equipo multidisciplinar de médicos, ingenieros e informáticos integrados en este proyecto del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica (Imibic).
El dispositivo trabaja con
el material común, lo que abarata su uso
La escena que propone el equipo de Broca es la siguiente: el robot, más liviano, sencillo y versátil que los actuales, operará en alguna de las distintas modalidades quirúrgicas para las que está siendo desarrollado: cirugía compleja abdominal, cardiaca, torácica, pediátrica o ginecológica, entre otras. En otra estancia, el cirujano, cómodamente sentado, controla unos mandos parecidos a los de cualquier consola de videojuegos. Se mueve guiado por unos monitores que, vistos con las gafas de tres dimensiones, dan apariencia de volumen y realidad. El simple uso de unas gafas para 3D como las que podemos encontrar en cualquier cine es otra de las ventajas que busca lograr el equipo andaluz, puesto que los robots actuales obligan al cirujano a meterse dentro de una aparatosa consola.
Rafael Medina, catedrático de Ciencia de la Computación y la Inteligencia Artificial, ha sido el encargado de diseñar este sistema de visión. “Nuestro propósito es que los médicos estén operando como si estuviesen viendo el interior del cuerpo directamente”, explica. “La idea es crear un sistema con tecnología ya existente que sea fácilmente reemplazable cuando mejore la tecnología. Así abaratamos costes” de mantenimiento actuales y de renovación futura.
La idea del equipo del Imibic también es intentar reproducir las sensaciones de la principal herramienta de un cirujano: sus manos. “Buscamos que los mandos tengan sensaciones táctiles, por lo que cuando tocas el joystick puedes tener sensación de la fuerza que haces. Eso es muy útil, por ejemplo, cuando se trabaja con hilos a los que hay que hacer un nudo”, destaca María José Requena.
Los facultativos podrán intervenir, además, con el material quirúrgico habitual que se utiliza para cualquier intervención de este tipo y no con el específico para los robots que actualmente está siendo utilizado en los hospitales. “Esos equipos patentados pueden llegar a multiplicar por 10 cualquier operación por laparoscopia. Con Broca esto no pasaría”, asegura la jefa de Urología del Reina Sofía.
1,8 millones
♦ Coste. La financiación del proyecto de Broca asciende a 1,8 millones de euros, que proceden en un 80% de los Fondos Europeos de Desarrollo Regional y en un 20% del Gobierno.
♦ Equipo. La dirección científica del Imibic y la colaboración del Hospital Universitario Reina Sofía han sido claves. También participa el Departamento de Informática y Análisis Numérico de la Universidad de Córdoba. El diseño general de la arquitectura y el desarrollo del software, entre otros aspectos técnicos, corren a cargo de Tecnalia y la Universidad de Málaga.
♦ Comercialización. Cuando al acabar 2015 finalice el proyecto, el prototipo será entregado a la Universidad de Córdoba para su comercialización.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.