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El crimen del joven gay chileno aún no tiene culpables

Wladimir Sepúlveda falleció el domingo a causa de una falla multisistémica, solo hay un imputado

Rocío Montes
Wladimir Sepúlveda.
Wladimir Sepúlveda.MOVILH

El crimen de Wladimir Sepúlveda Arce, un joven homosexual chileno de 21 años que falleció el domingo después de pasar seis meses en estado vegetal a causa de una golpiza, sigue sin esclarecerse del todo. El único sospechoso de participar en la paliza ocurrida en octubre pasado, Christopher Morales Flores, de 22 años, después de ser imputado por lesiones graves permanece en reclusión nocturna: encierro desde las diez de la noche a las seis de la mañana del día siguiente.

El Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh), a través de un comunicado, apuntó a la responsabilidad del magistrado a cargo de la investigación, Pablo Aceituno: “Este juez es el mismo que al inicio de este proceso y sin tener ningún antecedente a la vista no solo descartó que el ataque fuese homofóbico. Además, calificó de lógico y normal agredir por su orientación sexual a las personas. Estamos evaluando iniciar acciones disciplinarias contra el juez, porque su desempeño en este caso ha sido inaceptable".

Wladimir Sepúlveda falleció el domingo a causa de un fallo multisistémico, después de permanecer seis meses en estado vegetal y conectado a un respirador mecánico en un hospital. Era un veinteañero de familia sencilla, que la madrugada del 20 de octubre salió con un grupo de amigos por el centro del pequeño pueblo de San Francisco de Mostazal, unos 90 kilómetros al sur de Santiago de Chile. Los testigos coinciden en que la víctima se acercó a un grupo de cuatro jóvenes para pedirles mechero y encender un cigarrillo. En este punto, sin embargo, las versiones se contradicen.

De acuerdo con Jonathan, testigo clave en el caso, los muchachos se abalanzaron sobre la víctima

El imputado señaló a la Justicia que actuó en defensa propia, que se trató de una riña callejera común y que no lo motivó la homofobia. Pero los amigos de Wladimir Sepúlveda relataron lo contrario. De acuerdo con Jonathan, testigo clave en el caso, los muchachos se abalanzaron sobre la víctima, comenzaron a darle patadas y a enrostrarle su condición sexual: “Maricón, te vamos a matar. Te vamos a masacrar, maricón”. La hermana del fallecido ha sido enfática: “Le pegaron con alevosía”.

El juez Aceituno indicó que los ataques verbales son “usuales” en este tipo de altercados y, después de imputar a Morales por el delito de lesiones graves, determinó que cumpliera reclusión nocturna. Después de la muerte de Sepúlveda, sin embargo, la Fiscalía espera el informe de la autopsia para solicitar que se realice una nueva formalización contra el agresor, esta vez por homicidio, y que no pueda salir de la prisión durante el día.

Tanto el Movilh como Jorge Mena, fiscal encargado de investigar la golpiza, ha dicho que uno de sus objetivos es probar que fue un ataque homofóbico, con el objeto de enmarcar el juicio en la nueva normativa contra la discriminación. Conocida como ‘ley Zamudio’, la disposición establece mayores penas para los delitos motivados por el rechazo a una raza, religión, apariencia o condición sexual.

La ley fue aprobada por el Parlamento en homenaje a Daniel Zamudio, un joven gay chileno, de 24 años, que en marzo de 2012 fue asesinado por una pandilla en el centro de Santiago. Durante horas, el grupo se dedicó a pegarle, golpearlo con piedras y a marcarle esvásticas en el pecho y la espalda con el gollete de una botella. Agonizó 25 días en un hospital y falleció por traumatismos múltiples.

Los cuatro culpables fueron condenados a penas que van desde los 7 a los 20 años de prisión.

El Gobierno de Michelle Bachelet calificó la muerte de Wladimir Sepúlveda como “un hecho doloroso y lamentable”. “Esta nueva muerte desnuda cuánto nos queda todavía por avanzar como sociedad. Esperamos que la justicia haga su labor, esclareciendo los hechos y aplicando las sanciones correspondientes”, indicó el ministro portavoz del Ejecutivo, Álvaro Elizalde.

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Sobre la firma

Rocío Montes
Es jefa de información de EL PAÍS en Chile. Empezó a trabajar en 2011 como corresponsal en Santiago. Especializada en información política, es coautora del libro 'La historia oculta de la década socialista', sobre los gobiernos de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet. La Academia Chilena de la Lengua la ha premiado por su buen uso del castellano.

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