El declive de sardinas amenaza el ecosistema del Pacífico americano
Un cambio de ciclo en el océano y la sobrepesca podrían estar entre las causas, a juicio de los expertos
Pelícanos, lobos marinos, aves y muchos otros predadores que dependen de las sardinas para su sustento vital han sido afectados por la drástica disminución de este pescado azul en la costa del Pacífico.
Las razones del declive son inciertas. Los expertos saben que la población es muy volátil, pero su número ha caído a niveles sin precedentes desde el colapso de la industria de las sardinas en la Costa Oeste en la mitad del siglo pasado.
Desde los años cuarenta, los científicos vienen debatiendo hasta qué punto las causas del colapso se deben a los propios ciclos del océano o a la sobrepesca. “Es un problema científico muy difícil de resolver”, comenta Russ Vetter, director del National Marine Fisheries Service. “La población de sardinas de Perú, Chile y Japón fluctúa también debido a los cambios climáticos cada 50 o 70 años, pero hay que tener en cuenta su sobreexplotación. En la Costa Oeste la pesca ha sido menos abusiva y por ello constituye una de las reservas más importantes de peces en el mundo”, explica.
La población de sardinas ha experimentado una caída del 72%
A su juicio, “uno de los factores habría que buscarlo en los cambios naturales de ciclo en el océano, conocido como Pacific Decadal Oscilation (Oscilación del Pacífico cada década), que en años recientes ha traído a la Costa Oeste aguas frías, muy ricas en nutrientes. Mientras estas condiciones han supuesto un boom para especies como los calamares, otras como las sardinas han salido perjudicadas. Desde el 2006, su población ha experimentado una caída del 72%”.
En el mes de noviembre se limitó la captura de sardinas en más de dos tercios, si bien varios grupos de protección del medioambiente han pedido que se suspenda completamente su pesca.
Las sardinas, de gran valor nutritivo para otras especies, son esenciales a la hora de preservar el equilibrio en la cadena nutritiva del océano, ya que constituyen la base alimenticia de peces más grandes y de ballenas, focas y aves marinas. Muy bien lo saben en el National Marine Fisheries Service, donde los biólogos contabilizaron el año pasado 1.600 crías de leones marinos malnutridas yaciendo en la arena entre las playas de Santa Bárbara y San Diego, en el sur de California.
Las investigaciones llevadas a cabo concluyeron que la causa estaba en que la leche de la madres que amamantaban a las crías no tenía los nutrientes suficientes para alimentarlas, dada la escasez de sardinas y su sustitución por especies con menor poder alimenticio.
Los biólogos han observado también signos de extenuación por hambre entre los pelícanos de Channel Islands, al norte de California. Esta especie estuvo ya catalogada en peligro de extinción en los años setenta debido al uso de pesticidas (DDT) en los campos. En 2009 lograron recuperarse y ahora hay 150.000 viviendo en la Costa Oeste.
Quienes también están acusando la crisis son los pescadores, que han visto como día a día las capturas han disminuido y como tienen que viajar cada vez más lejos para conseguir atrapar algo con sus redes.
No es la primera vez que la población de sardinas se ve drásticamente reducida. Las estadísticas del Southwest Fisheries Science Center muestran como en la década de los 40 del siglo pasado la industria, una importante fuente de ingresos en la Costa Oeste con su epicentro en la Bahía de Monterey, colapsó. En 1936 las capturas ascendían a 700.000 toneladas, pero su captura abusiva las situó al borde de la extinción años más tarde. A mediados de los sesenta, California estableció una moratoria en su pesca que se prolongó por espacio de 18 años. La especie se recuperó, pero nunca a los niveles de su época de apogeo.
En 1999 las capturas de sardinas, por primera vez desde 1940, remontaron hasta un millón de toneladas. Y de nuevo el año pasado, el declive trajo consigo que se redujese su pesca para fines comerciales en un 70%.
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