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“La detección de la dislexia es crucial: se puede resolver”

La lingüista ha ganado el premio de EuroScience a la mejor investigadora joven europea

María Sosa Troya
Luz Rello, mejor investigadora joven europea.
Luz Rello, mejor investigadora joven europea.Samuel Sánchez

Luz Rello, lingüista, suspendió lengua y literatura hasta que alcanzó los 12 años. En otras asignaturas, como matemáticas o música, le iba más que bien, pero no había forma humana de aprobar todas. Se le resistían las materias cuyo estudio estaba estrechamente vinculado a la lectura y la escritura, y ella, por más que se esforzaba, no entendía por qué. “Creía que era tonta”, dice. Hasta que una profesora se dio cuenta de que la niña era disléxica, comenzó a marcarle ejercicios durante los recreos y las malas notas se convirtieron en sobresalientes. Fue en esa época cuando esta madrileña, que hoy tiene 29 años, se volvió una apasionada del lenguaje y sus estructuras: “De tanto trabajarlo, me enganchó”. Y ha acabado analizando este trastorno, que afecta al 10% de la población, lo cual le ha valido el premio de la asociación EuroScience a la mejor investigadora joven europea.

Rello es mileurista, trabaja “unas 12 o 13 horas cada día, incluyendo fines de semana”, y le faltan apenas unos meses para que finalice su beca de doctorado en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. Después, el abismo: “En las grandes compañías, fuera de España, seguro que tendría opciones, pero me gustaría quedarme aquí y dedicarme a la investigación que ayude a personas. Me pondré a buscar en instituciones privadas y públicas a ver si hay suerte”. Mientras, se centra en continuar su trabajo en dislexia, “una dificultad de aprendizaje con origen neurológico que afecta a la lectura y a la escritura”.

La investigadora se entusiasma cuando habla. Tanto que se olvida de su café con leche y acaba tomándolo frío. Durante su doctorado ha analizado cómo influye el diseño y el contenido del texto en la comprensión y en la lectura desde “todos los puntos de vista” que se le ocurrieron: longitud de las palabras, color, interlineado, espacio entre párrafos... Los resultados obtenidos han sido incorporados en lectores de libros en formato digital que están disponibles para Android y para IOS. “Ha habido casi 35.000 descargas en todo el mundo”, cuenta. 

Además, en su tiempo libre, ella y dos amigas han ideado un juego llamado Piruletras. “A raíz de analizar unas mil redacciones de niños, me di cuenta de que en sus errores había patrones lingüísticos. E incorporamos 5.000 actividades que, según hemos visto con los alumnos de primaria de un colegio en Cataluña, están haciendo que los niños mejoren en escritura. Ha habido 12.000 descargas”, explica.

Ella, que se licenció en Lingüística, hizo un máster de Procesamiento del Lenguaje y está haciendo un doctorado en Informática, sigue necesitando que revisen sus textos cuando escribe. Asegura, no obstante, que no supone un impedimento en su desarrollo personal y profesional, y que la dislexia “se puede superar”. Según indica, “algo tan sencillo” como que el primer día de clase un pedagogo realice unos test a los alumnos para determinar quiénes tienen riesgo de tener este trastorno, “como se hace en Finlandia”, puede marcar la diferencia. “La detección es crucial. Lo malo de estos niños es que suspenden durante años sin que nadie sepa por qué ocurre”, relata. Rello reconoce que cuando era pequeña lo pasó muy mal y que cuando dejó de suspender decidió “no volver a hablar del asunto”. Fueron los niños con los que trabaja los que la empujaron, hace dos años, a volver a decir que era disléxica: “Es la mejor forma de demostrarles que, con perseverancia, lo van a resolver”.

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Sobre la firma

María Sosa Troya
Redactora de la sección de Sociedad de EL PAÍS. Cubre asuntos relacionados con servicios sociales, dependencia, infancia… Anteriormente trabajó en Internacional y en Última Hora. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y cursó el Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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