La música entra por los ojos

La mejor manera de evaluar una interpretación musical es verla. Incluso por delante de oírla (una razón más para que los asientos de visibilidad reducida de algunos teatros sean tan denostados y por la que los artistas pop cuidan tanto la puesta en escena de sus giras). Así lo ha demostrado la pianista e investigadora de la Universidad de Londres Chia-Jung Tsay, según un trabajo que publica en la revista de la Sociedad de las Ciencias de EE UU, PNAS.

En el experimento, Chia hizo que 1.164 músicos (profesionales y noveles) adivinaran quiénes había ganado en 10 certámenes de interpretación. Para ello los dividía en tres grupos: unos veían la interpretación; otros, la oían; y unos terceros recibían la actuación completa. Y el resultado fue que más del 46% de los preguntados acertaron el ganador cuando solo vieron las imágenes; menos del 30% acertó solo por el sonido, y alrededor del 30% cuando venían el concurso completo.

Las conclusiones son múltiples. Primero, justifica el auge que en la ópera actual tienen los directores de escena, a veces por encima de los cantantes o la partitura. Y, de una manera más amplia, dice la autora, explica la preponderancia de la imagen en todas las actividades humanas, como la comida (saber mejor lo que está mejor presentado) sociales (un regalo bien envuelto gusta más) y económicas (es más fácil conseguir trabajo si se va bien vestido, o, al menos, de acuerdo a lo que espera el entrevistador).