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Murcia mantiene un máster pese al informe contrario de Educación

La agencia de evaluación alerta de que la Universidad Católica de Murcia cursa un posgrado de Ingeniería de Caminos “sin garantías para ejercer la profesión"

Elisa Silió
La fachada de la Universidad Católica de Murcia.
La fachada de la Universidad Católica de Murcia.

Los dos informes de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) —dependiente del Ministerio de Educación— sobre el máster de ingeniero de Caminos de la Universidad Católica de Murcia (UCAM) son contundentes: “No garantiza ejercer la profesión con garantías”. A pesar de esto, la Administración murciana permitió el pasado curso su celebración, aunque llegó a anunciar que no se volvería a impartir el primero de los dos años de esa titulación, imprescindible para poder firmar proyectos de ingeniería. Pese a todo, la UCAM no tiene intención de cancelar el próximo curso. Ya ha abierto el plazo de matrícula. Algo que terminado por enervar al Consejo Interuniversitario —que agrupa a todos los campus murcianos y al Gobierno—, que ha criticado duramente la postura del centro privado. Reproches que llegan sobre todo de las universidades públicas que la rectora de la UCAM, Josefina García Lozano, se apresuró a zanjar: el Consejo es un órgano consultivo y su opinión no vale si el Gobierno murciano piensa lo contrario.

El Gobierno regional anunció en octubre que el curso primero se suspendía

Construir un puente o una carretera tiene consecuencias y, por ese motivo, la ANECA y el Colegio de Caminos, Canales y Puertos controlan a fondo los planes de los centros que imparten este posgrado obligatorio para trabajar de ingeniero. “Hacemos un análisis técnico y si es negativo, la Administración, en este caso la murciana, es la encargada de decidir si sigue abierto”, explica Rafael van Grieken, director de la ANECA. La agencia aprobó el máster, sobre el papel, en 2011, pero “saltaron las alarmas cuando, en el seguimiento del proyecto, se vio que había una desviación notable del proyecto original”.

En junio de 2012, después de la denuncia del colegio profesional, la ANECA hizo un seguimiento in situ de la implantación del máster —del que ya se había impartido el primer año—. Los expertos determinaron que el título estaba muy lejos de cumplir los requisitos mínimos de calidad. No contaba con profesorado a tiempo completo ni doctores en ingeniería civil (tan solo uno). El horario presencial —concentrado en el fin de semana— no parecía tampoco el más adecuado para asimilar tanta materia; y en unos laboratorios muy rudimentarios. Murcia pareció reaccionar con severidad reclamando a la rectora en una carta “de forma inmediata, la copia de los contratos suscritos con los profesores”. Pero la reprimenda quedó ahí. En octubre el Gobierno regional anunció que se suspendía el curso de 1º y que los de 2º año recibirían un complemento de las materias deficientes.

“Tememos que, con la proliferación del grado y del máster de Ingeniería Civil, decaiga la calidad y por eso las demarcaciones del colegio están muy vigilantes”, explica Antonio Papell, portavoz del Colegio de Ingenieros de Caminos. “Murcia es el caso más significativo, pero puede que no sea el único. Nos preocupan sus doctores. De los cuatro que aparecen en la publicidad oficial dos tienen más de 80 años y dos no forman parte”. La UCAM alega que el colegio profesional alertó del posgrado porque parte de su directiva da clase en la Politécnica de Cartagena. Van Grieke, sin embargo, deja claro que sus expertos “no tienen ningún conflicto de intereses en Murcia”.

Tras el varapalo, la UCAM hizo algunos cambios y la comisión retornó en enero. Entonces vio que las clases seguían concentradas casi en dos días, que su profesorado carece aún de “una trayectoria docente e investigadora amplia”, y que las líneas de investigación son casi inexistentes. En cambio, la agencia alabó la mejora “ostensible” en laboratorios, aunque recordó que seguían siendo “deficientes” en ingeniería estructural.

Según Educación, sus doctores difícilmente lograrían acreditarse como profesores

La UCAM, fundada por el neocatecúmeno José Luis Mendoza, prefiere responder por escrito. Recuerda que aprobaron el proyecto en 2011 y asegura contar con 17 doctores. La agencia habla, en cambio, de “tres jóvenes ingenieros con grado de doctor que difícilmente lograrían una acreditación ANECA como profesores de universidad privada”. Otras fuentes aseguran que en el centro las actas las firman jubilados que no imparten clase. “En una universidad pública se conoce el profesorado. En las privadas tienes que creerte lo que dicen. No hay verificación”, se lamenta José Antonio Franco, rector de la Politécnica de Cartagena. Su máster de Caminos empezó el curso pasado con 12 alumnos, que crecerán a medida que se imparta el grado. ¿Por qué en la UCAM hay 70 pagando 8.000 euros? Franco lo achaca a sus pocas clases presenciales y a sus programas pasarela para que los arquitectos técnicos se conviertan en superiores. La UCAM patrocina con insistencia este máster. Incluso ha colgado en Internet 11 minutos de vídeo en el que se describen los medios con todo lujo de detalles. Supuestamente sus prácticas se completan “con los laboratorios de alto nivel de empresas”.

El Gobierno murciano rehúsa hacer declaraciones. Se escuda en una “reordenación interna de responsabilidades”: Universidades, que dependía de la Consejería de Industria, Empresa e Innovación, ha pasado esta semana a manos de Educación.

La tercera visita de certificación tenía que haberse producido en junio, pero por “problemas de comunicación” se ha retrasado a septiembre. El rector de la Politécnica hace un pronóstico: “Tengo mis dudas de que sirva de algo. Las mejoras en las instalaciones son más una cuestión de imagen que un propósito de impartir un máster con profesorado formado, en un entorno de investigación y con un programa con rigor”.

Un campus muy ligado al Vaticano y al PP

Para los socialistas murcianos el Gobierno regional del PP da un trato de favor a la Universidad Católica de Murcia (UCAM) por sus estrechos vínculos políticos. Jaime Mayor Oreja es honoris causa por esa institución y José María Aznar aceptó, en 2009, presidir una cátedra de Ética. El consejero de Presidencia del Gobierno murciano, Manuel Campos, ha sido, por ejemplo, director de su Escuela de Práctica Jurídica.

La UCAM nació en 1997, respaldada por el Vaticano, con 600 alumnos. Va por 10.000 en Murcia y dice haber abierto campus en La Habana. Además, pretende establecerse en San Juan (Alicante) con 10 nuevas titulaciones. Ese municipio, del PP, le ha cedido 50.000 metros cuadrados de suelo ampliables. La inversión inicial será de entre 30 y 40 millones. La noticia no ha gustado a los tres rectores de las universidades alicantinas. Consideran que habría que racionalizar la oferta existente, no fomentar la competencia. A Adela de la Calle, presidenta de la Conferencia de Rectores y del campus de Málaga, tampoco le agrada la idea de que la UCAM se implante en su ciudad, cuyo Ayuntamiento se comprometió, en 2009, a destinar la vieja cárcel a uso social.

El dueño de la UCAM, el neocatecúmeno José Luis Mendoza, afirma que ha dado 49 millones de euros en 15 años al Vaticano y a obras religiosas. Su universidad no depende del obispado, sino que tiene línea directa con Roma. Uno de sus cheques a Roma, por valor de 100.000 euros, apareció en manos de El Cuervo, el mayordomo del Papa que fue detenido.

En 2011, Italia denunció a España a la Comisión Europea al detectar que 1.400 abogados italianos recién licenciados se habían colegiado para ejercer tras haber pagado 3.000 euros a la UCAM. Todos habían hecho un curso por Internet y pasado después un examen en Murcia.

La denuncia no prosperó. Mendoza ha comprado un equipo de baloncesto de Primera División y patrocina a 200 deportistas, entre ellos los medallistas olímpicos: Mireia Belmonte y David Cal.

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Sobre la firma

Elisa Silió
Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.

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