Parada fría, personal caldeado en Garoña
Los trabajadores la central nuclear no pierden la esperanza de que se retome la actividad
A las 13.30 y a las 14.00, en dos tandas y con igual tensión, los trabajadores de la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos) abandonan hoy sus puestos de trabajo con la incertidumbre de si el cese de explotación decretado por el Gobierno para mañana, 6 de julio, iba a ser definitivo. Con semblante estoico y mucha gafa de sol desviaban sus pasos por las zonas ajardinadas con tal de esquivar los objetivos de los reporteros gráficos. Quienes accedían a hablar, pedían anonimato. “Está la cosa muy caliente”, resumía una de ellas tratando de disculpar a sus compañeros.
La central está en parada fría, sin producir electricidad, desde diciembre del año pasado. Los 280 trabajadores de Nuclenor, la empresa propietaria, se encargan de hacer tareas de mantenimiento por si se pudiera retomar la actividad, algo sobre lo que no pierden esperanza. En estos seis meses el trabajo se ha reducido considerablemente. El medio centenar de empresas que venían prestando diferentes servicios a la central (limpieza, mecánica, abastecimiento de productos) han tramitado expedientes de regulación de empleo que han llevado a trabajadores al paro y otras, como Eulen, han optado por opciones intermedias como repartir la escasa labor disponible y esperar a ver la solución.
Durante el compás de espera han salido unas 200 personas y otras tantas aguardan ansiosas el desenlace. “Esto es de locos”, resume el presidente del comité de empresa, Alberto César González, que en los últimos días no para de atender al teléfono. “Estamos preocupados, pero después de tanto tiempo el cuerpo termina por acostumbrarse”, resumía otro de los trabajadores mientras ojeaba un diario. De la enorme cantidad de animales que normalmente corretea por la central (gansos, conejos, gamos), lo único que se veía a esa hora era una pareja de pavos reales con las plumas recogidas. El calor también contribuía a caldear el ambiente.
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