El coronel Twitter conquista la Tierra
Un astronauta canadiense fascina al mundo con su narración de la vida cotidiana en el espacio Los familiares de Chris Hadfield relatan cómo se gestó su aventura con las redes sociales
El coronel Chris Hadfield (53 años), el primer canadiense que ha dirigido la Estación Espacial Internacional (ISS) en sus 15 años de vida, subió al espacio en diciembre con 20.000 seguidores en Twitter y bajó, 146 días después, el pasado martes, con casi un millón. “Vivir sin estar atado a la fuerza de la gravedad es como tener un superpoder, el de volar”, relató ya de vuelta a la Tierra. Y Dave, el hermano mayor con el que aprendió a volar, lo entendió perfectamente: “Es que ha vivido su viaje con la capacidad de asombro de un niño. Sabe disfrutar de cada momento”.
Hadfield ha convertido su estancia en el espacio en un espectáculo transmitido a todo el mundo por las redes sociales. Sus vídeos sobre la vida cotidiana a 400 kilómetros de altura han resucitado la magia perdida de los astronautas. La suya no ha sido una experiencia solitaria, “demasiado bella como para no ser compartida”, justificó el jueves en su primera rueda de prensa, aún mareado por el regreso a la dictadura de la gravedad.
Chris Hadfield creció muy pegado a la tierra, pero con una fuerte conexión con el aire. Su familia, compuesta por cinco hermanos, tenía un campo de maíz en Milton, a unos 60 kilómetros al oeste de Toronto. “Nos pasábamos el día conduciendo tractores”, recuerda Dave por teléfono, mientras miraban al cielo. Su padre era piloto de Air Canada. Dave y otro hermano se hicieron aviadores. Y Chris, el que más alto llegaría, fue a la escuela militar para hacerse piloto de pruebas. Amaban los aviones. “Éramos adolescentes y nos fuimos una vez a Miami, ida y vuelta, solo por montar en un Boeing 747”.
No eran tiempos en los que pareciera factible que un chaval canadiense llegara a astronauta. No había un programa espacial ni caminos marcados que seguir. El espacio era el territorio de estadounidenses o de rusos. Pero él lo tenía claro desde los nueve años. Clavó los codos, nutrió su imaginación con lecturas de ciencia ficción, trabajó su cuerpo con el esquí. Mientras, practicaba con la guitarra, su otra gran pasión.
“Mi hermano siempre ha sido un gran comunicador, el mejor de Canadá”, apostilla Dave, seguramente el menos sorprendido del éxito viral de Chris. “Y ha tenido la sabiduría de escuchar a los jóvenes”. Entre ellos está Evan, de 28 años, el hijo del astronauta de moda. “Mi padre es la persona más dedicada que conozco, algo casi sobrehumano. La única queja que tuvo durante estos meses en la estación era tener que ir a dormir”, relata desde Alemania, donde ha terminado un máster. Evan ha sido el cómplice del coronel en su aventura. Hace tres años, cuando supo que sería el comandante de la ISS, Hadfield pidió a sus tres hijos, nativos digitales, que le ayudaran a encontrar la mejor manera de contarlo. Despertar el interés de la gente por lo que sucede más allá de la esfera terrestre, “que se emocionaran, que se hicieran preguntas para ver en una dirección diferente”. Ese era el reto, recuerda ahora Evan, que ha trabajado estos cinco meses, asegura, hasta 16 horas diarias para difundir por Twitter los vídeos pedagógicos de su padre, las fotos que enviaba de los paisajes más sorprendentes de la Tierra o las respuestas a las preguntas que le formulaban sus seguidores. Y luego gestionar los 13.000 mensajes que llegaban de media como respuesta.
Evan, el hijo de Hadfield, dedicó hasta 16 horas diarias a difundir los mensajes de su padre desde el espacio
Hadfield partió de Kazajistán con dos compañeros en la Soyuz, un ruso y un estadounidense, y 3.000 comentarios. El coronel ya había preguntado a los usuarios de la red social Reddit qué les gustaría saber sobre la vida en el espacio. La reacción fue masiva: ¿Cómo va al baño? ¿Se practica el sexo en la estación? ¿Siente miedo ante este viaje? Hadfield no eludió ninguna pregunta. El coronel ha dedicado diez horas cada día a la NASA y seis a compartir. Facebook, Google+, Tumblr, YouTube... La página de la Agencia Canadiense del Espacio (CSA) ha tenido 24 millones de visitas a sus vídeos y un subidón de un 70% más con respecto a 2012. Evan le quita importancia a uno de los últimos capítulos gloriosos que Chris Hadfield regaló desde el satélite artificial: la grabación de un vídeo (con música procedente del planeta Tierra) en el que entona con su guitarra flotante y buena voz una nueva versión de la mítica Space Oddity de David Bowie. “La actuación estaba preparada desde hace tiempo, pero dos semanas antes no sabíamos si se podía hacer. Necesitábamos permisos de los Gobiernos de Canadá y de Estados Unidos”. Hadfield compone y tiene un grupo llamado Bandella con el que toca en Houston (Texas), ciudad a la que se mudó en 1992.
“Chris es una persona sencilla, lo opuesto a una prima donna”, destaca Dave. “Puede hacerse entender por un niño de cuatro años o por un doctor”, indica Julie Simard, portavoz de la CSA. Si su forma natural de explicar cómo hidratar espinacas en las instalaciones del satélite o cómo el llanto de un hombre en el espacio se convierte en una bola de agua no habían sido suficiente prueba, en la rueda de prensa de regreso confesó: “Me siento como un hombre viejo. Cuando aterrizamos, noté el peso de mis labios y de mi lengua. Ahora me duele el cuello y la cabeza. No sé qué haré en el futuro inmediato, tengo que aprender a caminar otra vez...”. Eso sí, se ofreció a contarlo en inglés, francés o ruso.
Hadfield ya tiene sucesores. Jeremy Hansen, de 37 años, que forma parte de la nueva generación de astronautas canadienses, admira su capacidad de acercar el gran misterio del universo. El astronauta español Pedro Duque, que conoce a Hadfield desde hace años, está de acuerdo en que “lo borda” cuando habla de la vida en la estación y piensa que pasarán años antes de que aparezca alguien que combine las cualidades de Hadfield, quien es, según Duque, “muy organizado”.
La ISS, que garantiza la presencia humana permanente en el espacio, ha sido un proyecto perseguido por la controversia, debido a la gigantesca inversión de 100.000 milones de euros por un periodo de 30 años —datos de la Agencia Espacial Europea— y a la duda sobre su utilidad. Duque señala que los objetivos se van cumpliendo y se va “a más”. Los astronautas consultados resaltan la importancia de la investigación espacial para la medicina, o para la comprensión de cómo funciona la materia sin gravedad. Uno de los experimentos de Chris Hadfield, por ejemplo, podría servir para facilitar análisis de sangre en lugares alejados. Que los ciudadanos entiendan que el dinero de sus impuestos se ha gastado bien, una preocupación muy canadiense, también ha sido uno de los motores que ha propulsado la narración de los Hadfield desde el espacio. Ahora el entusiasmo de toda una nación está por las nubes.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.