“El petróleo de las Malvinas es el futuro de nuestros hijos”
El parlamentario defiende que el archipiélago es un país
El objetivo de comer un bocata de calamares en la plaza Mayor tiene más de simbólico que de turístico-festivo. La mitad de los que se consumen en España se pescan en las Malvinas. O eso asegura Roger Edwards (Wiltshire, 1946), miembro de su asamblea que viaja estos días por Europa para explicar el resultado del referéndum del pasado marzo en el que sus habitantes decidieron seguir siendo británicos. “Allí los aros son más pequeños y más tiernos”, asevera tras el primer bocado antes de pedir unas tapas.
Entre bocados de croqueta y derivados varios del calamar —la tabla de quesos no llega a tocarla—, procura introducir en casi todas sus respuestas el matiz de que el archipiélago es más que un territorio de ultramar: “Las islas Malvinas son un país”. Así lo cree el encargado de predicar un referéndum que es más bien una declaración de independencia. Independencia que se mantendrá intacta en caso de que se constate que bajo los pies de sus habitantes hay un inmenso botín de oro negro: “El crudo no está ahí para nosotros”, puntualiza. “Es para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos”.
En los noventa comenzaron los estudios geológicos con hallazgos esperanzadores. Había combustible fósil bajo tierra, aunque ninguna forma de extraerlo. Pero el precio del barril cayó y, con él, el interés. No se volvió a intentar hasta su revalorización. Hace dos años se reanudó la búsqueda. “Somos muy afortunados de tener esos recursos porque constituyen una salvaguarda para que las próximas generaciones estén financiera, geográfica y socialmente protegidas”. Y pronostica: “A partir de 2017 seremos un país exportador de petróleo”.
Con sus reservas de combustible, las Malvinas pueden vivir una segunda edad dorada tras el éxito que supuso la venta de licencias de pesca a países como España con una política que sirve como ejemplo ante el nuevo panorama. “Lo que se hizo fue fijar las bases para una pesca sostenible. Actualmente, existe una zona de conservación y otra externa, pero si creemos que existen especies bajo algún tipo de amenaza, prohibimos o restringimos la pesca en la zona”.
Su trayectoria política parece el negativo de una foto del matrimonio Kirchner. “Mi mujer desempeñó este trabajo durante 22 años, y cuando quiso retirarse, me presenté yo”, afirma este antiguo piloto de la RAF (Fuerza Aérea Británica) que decidió asentarse en las islas, se casó con una nativa y compró una granja de 1.200 hectáreas con 7.000 ovejas. “Precisamente, ahora estoy intentando venderla”.
El destino ha querido que el referéndum casi se haya solapado con la muerte de un personaje decisivo en el devenir de las islas. “Hay un gran respeto por Margaret Thatcher. Ella devolvió la soberanía de las Malvinas a sus habitantes”, zanja defendiendo la buena sintonía entre sus vecinos: “Anoche recibí un correo de una mujer argentina que lleva 45 años casada con un malvinense y me preguntaba qué podríamos hacer para honrar la memoria de Margaret Thatcher”, dice entre carcajadas. Y ante una pregunta obligada, una respuesta contundente: “¿Cómo vamos a debatir con Cristina Fernández de Kirchner si no quiere recibirnos?”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.