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JUAN JOSÉ RODRÍGUEZ SENDÍN | Presidente de los médicos

“Recortar más en sanidad es temerario”

El representante de la Organización Médica Colegial alerta contra nuevos tijeretazos y pide mantener el sistema de salud fuera de la confrontación política

María R. Sahuquillo
El presidente de la Organización Médica Colegial, Juan José Rodríguez Sendín./ Uly Martín
El presidente de la Organización Médica Colegial, Juan José Rodríguez Sendín./ Uly Martín

Crítico con unos recortes presupuestarios que considera “indiscriminados” y preocupado porque la sanidad pública deje paso a una asistencia diferenciada en función del poder adquisitivo. Juan José Rodríguez Sendín (Vitigudino, Salamanca, 1955) afronta su segundo mandato al frente de los profesionales mejor valorados: los médicos, que el sábado le otorgaron su apoyo mayoritario. Presidente de la Organización Médica Colegial y del Foro de la Profesión Médica, inicia esta segunda etapa, marcada por la crisis, como la terminó, intentando construir un pacto para que la salud quede al margen de la política.

Pregunta. Con 7.000 millones de euros menos en tres años, ¿se resiente el sistema de salud?

Respuesta. Por ahora, en general, mantenemos el nivel asistencial, pero eso se debe a que el sistema de salud tiene gruesos cimientos y valores que lo sostienen. Lo que no sé es hasta cuánto resistirá. El riesgo es grande porque se han aplicado recortes lineales, indiscriminados que lo mismo se han llevado por delante un servicio importante que otro que no lo es tanto. Recortar más puede ser temerario. Y más, si se tiene en cuenta que el problema del sistema —cuyos resultados son excepcionales y que es extraordinariamente justo— es que está infrafinanciado. No se puede pensar que en 2015, con un 25% menos de presupuesto, como se prevé, se haga lo mismo. Para llegar a esas cifras la Administración debe admitir que va a quitar servicios. Si no, las cuentas no salen. Y que hay modelos alternativos que lo permiten es una gran mentira.

“Las campañas publicitarias de la privada están jugando con el miedo y crean falsas expectativas”

P. ¿Aún es justo el modelo?

R. El modelo del que veníamos sí lo es, lo pagamos con nuestros impuestos y es un mecanismo de distribución de la riqueza por el que los que más ganan más pagan, sí es justo. Sirve para que a todos nos traten igual, y es ahí donde reside la confianza del ciudadano. Por eso, cuando hay grandes problemas todo el mundo, salvo excepciones, va a la pública. Cambiar esto, y eso intentan, es un disparate. El camino al que nos dirigimos es más injusto: han aumentado las desigualdades en el trato y los tratamientos entre una comunidad y otra. También en cuándo se prestan los servicios. Se ha perdido universalidad.

P. Se ha expulsado del sistema a rentistas y sin papeles que ya solo tienen derecho a la asistencia urgente, parto, posparto y pediatría.

R. Eso rompe el equilibrio que teníamos. No podemos clasificar a la gente y hacer una sanidad de ricos y otra de pobres. No podemos darles gratuitamente solo unas prestaciones y que tengan que pagar por otras. Otra cosa es que alguien, porque puede o quiera, busque contratar servicios privados.

P. Pero cuando el Ministerio habla de crear una cartera básica de servicios parece que se tiende a eso para toda la población.

R. Todo apunta a que se van a hacer diferentes paquetes y unos se garantizarán y otros se darán al aseguramiento privado. Habrá que verlo, y analizar a qué se refieren cuando hablan de cartera básica o complementaria. No es igual clasificar como complementario una intervención para ponerse prótesis faciales por estética que una operación de cataratas. Para mí solo habría dos tipos de carteras: lo sustancial, y lo que no lo es; que no debía estar financiado.

P. Y esas cosas superfluas ¿se cubren ahora?

R. En parte sí, se está financiando medicamentos que no aportan gran cosa al mismo nivel que otros tan fundamentales como la insulina para la diabetes. Y lo mismo con la tecnología. Necesitamos reformas para evaluar lo que hacemos, lo que financiamos, pero para mejorar el gobierno de lo público. Hay que mejorar la eficiencia del sistema, pero no se puede reducir más. Y menos de la manera que se está haciendo. La sanidad pública es el gran patrimonio de los españoles. Puede haber sistemas iguales, pero no mejores; y mucho menos por el mismo precio. Por todas estas razones no tienen ningún sentido cambiar el modelo. La Organización Médica Colegial junto al Foro de la Profesión Médica pedimos que se confirme el Sistema Nacional de Salud de gestión y provisión pública, universal, equitativo y de calidad; y financiado mediante impuestos. Si alguna de estas características no se cumple, o se hace a medias, no nos sirve; y si es así andamos mal. Los responsables políticos deben tener claro que será difícil convencer a la ciudadanía para que pase impertérrita por eso, y menos aún a los profesionales.

P. El Gobierno prometió que no habría copago asistencial, pero ha tomado otras medidas como aumentar el copago por fármacos

“Que no confíen la gestión sanitaria a los profesionales clínicos y se la den a las empresas es un insulto”

R. Que es, por cierto, más justo que el anterior. Aunque debería haberse ajustado mejor blindando tratamientos y recogiendo más excepciones. No puede haber agravios porque se concentren más enfermos en una familia, por ejemplo. Nadie debería quedarse sin tratamiento por no poder pagarlo.

P. El aumento de las listas de espera, los recortes. ¿Se está promoviendo que los ciudadanos pierdan confianza en el sistema y se dirijan a la privada?

R. No sé si es intencionado, pero se está reventando el sistema por dentro. Por un lado debido a los recortes los profesionales tienen que macharse al extranjero o buscar trabajos complementarios porque con ocho horas de jornada laboral y las guardias no llegan; con lo cual el sistema no les satisface. Tampoco los pacientes están contentos, porque sus necesidades tampoco están cubiertas. Está ocurriendo algo muy peligroso: Se da la idea al ciudadano de que si tiene una necesidad debe ir a la privada. Se transmite que quien tiene dinero resuelve la situación y quien no, no. Esto crea una fractura social.

P. Abundan las ofertas de la privada.

R. Esto parece una feria, y algunos de los anuncios y campañas de marketing pueden estar traspasando lo que permite la ley. Vamos a revisar con lupa el comportamiento de los médicos que se sumen a esta instrumentalización —porque sus obligaciones con los pacientes son muy estrictas— y las campañas. Se ofrecen descuentos agresivos, soluciones a cosas que no se pueden resolver… Se está medicalizando todo, hasta parece que los malos comportamientos escolares tienen solución con esas fórmulas. La publicidad tiene límites y las empresas se están pasando en crear falsas expectativas usando el dolor, la ansiedad, o incluso la lista de espera, para captar al ciudadano.

P. ¿Qué piensa de privatizar la gestión de hospitales y ambulatorios como piensa hacer Madrid?

R. En España siempre ha habido cooperación y colaboración pública privada, pero eso es otra cosa. Quieren ceder la capacidad de gestionar la sanidad a entidades con ánimo de lucro. Eso es muy peligroso, porque el primer objetivo de una empresa es reducir costes y ganar dinero, no repartir salud, ni reinvertirlo en sanidad. Y es un insulto que no se permita a los profesionales clínicos gestionar la parte económica y que luego se lo entreguen a las empresas.

P. Autonomías que tienen modelos privatizados afirman que el ciudadano no nota la diferencia.

R. En un primer momento pueden darle una respuesta igual, pero, para eso, ha habido mucho trabajo previo en cosas que no se ven ni están vinculadas al coste de su intervención. Porque para que podamos responder a sus posibilidades de enfermar, primero hay que formar a profesionales, investigar y luego tener todo dispuesto para responder a lo que pueda pasar; aunque no sea rentable. Eso en la privada no existe.

P. No le convencen sus argumentos.

"Ningún sistema en el mundo es igual de bueno que el español, y menos por el mismo precio"

R. Nos están engañando, dicen que con ese sistema se ahorra dinero, pero no nos están dando la información. Un sistema como el que tenemos no es más barato en ninguna parte del mundo. Puede ser igual, que lo ludo, pero mejor no va a ser. Además, no hay información ni elementos de comparación entre hospitales iguales, áreas iguales para atestiguar que ese ahorro del que hablan es cierto. No pueden poner de excusa, además, la situación económica actual ni el estado del sistema de salud. La mala gestión pública es solo responsabilidad de los gestores públicos, y si no hacen las cosas bien deben revisar sus comportamientos. No pueden poner en riesgo el sistema por entregárselo a otros que tienen que reducir los costes y sacar rendimiento. Si se cambia el modelo el daño es irreversible. Y nosotros tenemos la obligación de decirlo. Quienes hemos construido el sistema público tenemos derecho, además, a exigir que se nos permita gestionar lo que nosotros gobernamos clínicamente.

P. Lo están haciendo. Estamos poco acostumbrados, pero los profesionales sanitarios están saliendo a la calle para defender el modelo. ¿Tiene algo que ver con que en la última encuesta del CIS los médicos aparezcan como los profesionales mejor valorados por los ciudadanos?

R. Eso es porque el sistema que sustentamos médicos y enfermeras es una de las instituciones que más confianza genera a los ciudadanos. Y es una lástima que se esté pasando por encima de esto con la ligereza con la que se está haciendo. Ahora, además, cuando la época de bonanza queda lejos, médicos y enfermeras estamos demostrando nuestro contrato social y nuestro compromiso.

P. La opinión de los ciudadanos sobre los sanitarios nada tiene que ver con la que tienen de la ministra de Sanidad, Ana Mato. Es una de las peores valoradas del Gobierno, según las últimas encuestas.

R. Nosotros no podemos decir que estemos satisfechos en absoluto en absoluto con su gestión, pero esta no corresponde solo al ministerio. Nos quejamos de la gestión global donde juegan un papel el ministerio y 17 comunidades autónomas; Gobierno y oposición. Nos estamos encontrando con que lo que en su época le valía al Gobierno anterior ha dejado de servirle ahora, cuando están en la oposición; y viceversa. Lo que sí hemos notado es que en los últimos meses la ministra ha decidido preocuparse de la parte sanitaria de su ministerio.

P. Pero en la percepción ciudadana de su labor no solo estará su gestión sanitaria, también su implicación en escándalos como Gürtel.

R. Nuestra obligación como institución, tanto en el Foro de la Profesión Médica como la Organización Médica Colegial, ha sido tener muy claro que a pesar de la incomodidad Mato es la ministra del Gobierno de España, y mientras lo siga siendo nosotros tenemos que preocuparnos de ese cometido. Nuestros enfermos están enfermos todos los días, así que tenemos que intentar avanzar si se puede. Como ciudadanos podemos valorar otras cuestiones, al margen de su gestión. Como representantes de la profesión, seguimos trabajando.

P. ¿Qué asignaturas pendientes tiene para este nuevo mandato?

R. Voy a intentar reafirmar, asentar y reforzar las posiciones de la organización. Tenemos pendiente la ley de servicios profesionales con la colegiación obligatoria, por ejemplo, también la reforma de los estatutos de la organización que llevan 30 años esperando hacerlo; y además, tenemos que seguir buscando salidas que ayuden al sistema nacional de salud. Debemos introducir cambios, pero las reformas precisan acuerdos y ahora mismo cualquier cosa es punto de confrontación. No se puede avanzar, por eso lo primero que debemos hacer es un pacto para mantener la sanidad al margen de la política, para construir sanitariamente el país.

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Sobre la firma

María R. Sahuquillo
Es jefa de la delegación de Bruselas. Antes, en Moscú, desde donde se ocupó de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético. Sigue pendiente de la guerra en Ucrania, que ha cubierto desde el inicio. Ha desarrollado casi toda su carrera en EL PAÍS. Además de temas internacionales está especializada en igualdad y sanidad.

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