Castilla y León revisa el cierre de las urgencias rurales nocturnas
La consejería de sanidad analizará de nuevo los tiempos de recorrido desde los pueblos afectados a los centros abiertos
Castilla y León revisará el cierre de los 18 centros de urgencias rurales que daban atención a 81 pueblos permanecían sin servicio nocturno durante la noche desde el pasado octubre. Tras las movilizaciones y denuncias de los alcaldes de algunos de los municipios afectados y de sus vecinos, la consejería de Sanidad ha decidido volver analizar los criterios usados para recortar los horarios. El departamento de Antonio Sáez Aguado determinó que la frecuentación de estos puntos –que daban servicio 40.000 habitantes-- era “muy baja” y que ninguno estaba a más de 30 minutos del centro abierto más cercano. Ahora, volverá a medir el tiempo que se tarda en hacer los trayectos.
Varios ediles han presentado ante la Junta de Castilla y León actas notariales para acreditar que el camino desde sus pueblos al centro de urgencias más cercano era de más de 30 minutos. Ese es el tiempo que fija un Real Decreto del Gobierno (de 1984) desde una zona básica de salud a los municipios que la componen. El consejero Sáez Aguado, que precisa que los servicios cerrados no son centros de urgencias sino "consultorios locales con horario nocturno", explica que en el estudio previo a la reducción horaria se tomaron los datos del Ministerio de Fomento. “Ahora lo estamos midiendo de dos maneras adicionales, hemos pedido a los servicios provinciales de fomento que hagan una certificación y también al personal de la consejería de Sanidad”, explica por teléfono. “Se trata de acreditar se llega a los centros en 30 minutos sin sobrepasar los límites de velocidad”, añade. Esta comunidad calcula que con la restricción nocturna ahorrará 1,5 millones de euros.
Hay pueblos afectados en todas las provincias –solo en Segovia se han cerrado seis--, aunque en algunas zonas los vecinos se quejan especialmente de que se ven obligados a recorrer decenas de kilómetros por vías estrechas o carretas de Montaña. Es el caso de la zona de Las Arribes del Duero, donde sus vecinos llevan ya un centenar de días movilizándose contra el cierre. Josefa Pérez, portavoz de la Plataforma Vecinal de Barrueco Pardo –que agrupa a los ciudadanos de siete pueblos de la zona—, explica que la zona está muy mal comunicada y que los caminos se complican mucho de noche. Por eso, piden a Sanidad que haga mediciones nocturnas. “Las carreteras son muy malas, y la mayoría de las noches invernales son de niebla. Nosotros solemos tardar en llegar 45 minutos en llegar al centro de urgencias asignado ahora”, se lamenta.
Pero a pesar de las quejas de los afectados, los responsables de sanidad afirman que nadie ha quedado desprotegido. “Tenemos 3.660 consultorios locales. No puede haber urgencias en todos. La gente se ha acostumbrado a ello, porque puede dar una aparente sensación de seguridad, pero estos centros están pensados para pasar consultas ordinarias, por lo que a veces es mucho más útil desplazar al lugar una unidad de soporte vital”, asegura Sáez Aguado, que se está reuniendo con las asociaciones y los alcaldes de los municipios para debatir la reordenación.
Algunos alcaldes han recurrido los cierres nocturnos a los tribunales. Por ahora, tres de los recursos –uno de ellos por la vía penal y los otros por lo Contencioso-- se han desestimado.
Castilla y León no es la única comunidad autónoma que ha tomado una medida similar. Decenas de centros de urgencias rurales nocturnas se han cerrado en toda España. En Castilla-La Mancha el cierre, decretado por el Gobierno de Cospedal a principios de año, se ha paralizado por los recursos de varios alcaldes ante la justicia que, en algunos casos ha determinado la suspensión cautelar de la reducción horaria. En Extremadura, sin embargo, llevan más de seis meses con 15 servicios cerrados.
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