Zanahorias contra la subida del IVA
Un teatro de Girona vendió verdura para sortear el incremento de la tasa y reivindicar la cultura
‘Thirteen euros for a carrot’, le explicaba en inglés hace unas semanas Quim Marcé, director del teatro municipal de Bescanó (Girona) a un periodista de la cadena estadounidense CBS. Trece euros (por anticipado, 15 en taquilla) era el precio de cada una de las 337 zanahorias que el teatro vendió en noviembre. De regalo con cada zanahoria, una entrada para la obra que se estrenaba el día 10. “Una zanahoria cara a cambio de ver teatro gratis: todo un lujo”, resume Marcé, que se gasta un humor cargado de ironía. El gesto, ideado para evitar la subida del IVA al teatro del 8% al 21% impuesta por el Gobierno, fue ante todo una forma de protesta por una medida que amenaza con asfixiar al sector.
Un medio de comunicación de Vietnam interpretó, a raíz de la exitosa y publicitada acción, que el presidente del Gobierno tenía ahora dos problemas: “la independencia de Cataluña y la revolución de las zanahorias”. “Estos vietnamitas son bastante cachondos”, dice Marcé, que llegó a un acuerdo con una tienda de Bescanó (unos 4.600 habitantes) para poner un puesto en la calle el día marcado para el acto de protesta. El director del teatro y también técnico de cultura municipal pensó que había que hacer algo cuando se anunció la subida del IVA que entró en vigor en septiembre. La primera idea que tuvo fue regalar la entrada a quien comprase un bolígrafo, pero no servía porque el IVA de los bolígrafos también ha subido y Marcé buscaba un bien con impuesto superreducido que ilustrase el agravio. Tampoco valían las manzanas. “Al final llegamos a las zanahorias”, explica el director.
El gesto fue un éxito desde que se anunció y Marcé tuvo que colgar el cartel de “Zanahorias agotadas” el día del estreno. Poco acostumbrado a dar entrevistas, se vio desbordado por el interés que generó la acción. “La verdad es que me lo he pasado bien”, reconoce. Marcé todavía espera que el Gobierno dé marcha atrás y vuelva a bajar el impuesto a las artes escénicas. “Es muy bestia. ¡Casi se ha triplicado!”, se queja. Argumenta que muchos teatros, incluido el que él dirige, tendrán que cerrar o reducir al máximo la actividad en los próximos meses. “Daremos menos oportunidades a los jóvenes que estén empezando”, anuncia.
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