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ANDREAS ZEIHER Cardiólogo

“Las células madre habían generado demasiadas expectativas”

El médico dirige un ensayo para medir si la regeneración de corazones infartados prolonga la vida

Andreas Zeiher, experto en transplante de células madre para infarto, fotografiado en el CNIC.(DVD 587)
Andreas Zeiher, experto en transplante de células madre para infarto, fotografiado en el CNIC.(DVD 587)Carlos Rosillo

Ha llegado el momento de que las células madre se reivindiquen. “Habían generado demasiadas expectativas”, admite el cardiólogo de Friburgo (Alemania) Andreas Zeiher. Con 57 años, Zeiher dirige el proyecto que debe ser el espaldarazo para la medicina regenerativa: “Demostrar que el autotrasplante de células madre después de un infarto aumenta la supervivencia”. Solo con esa prueba “se podrá aprobar su uso”, explica. “Es lo mismo que se le exige a los medicamentos”.

En el ensayo van a participar 3.000 personas, de las que 550 serán españolas. “Tendremos los resultados dentro de cuatro años y medio”, aclara. “Hasta ahora los resultados estaban dispersos y eran de grupos pequeños”. Los resultados en animales han sido prometedores, “pero hay que verificarlos en personas”, insiste Zeiher, quien no duda de que “llevará mucho tiempo, pero la medicina regenerativa es el futuro”.

En este sentido, Zeiher, quien ha visitado Madrid para impartir un seminario en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), cree que haber empezado por algo tan complicado y vital a la vez como alargar la vida tras un infarto es una oportunidad de oro para demostrar la utilidad de las células madre de una vez para siempre. “Podíamos haber empezado por algo menor. Pero yo soy cardiólogo, y sé que, hasta ahora, después de un infarto no podemos hacer nada para que el corazón se regenere. Podemos dar medicación, pero solo sirve para aliviar su carga de trabajo y que lata mejor, no para crear un músculo nuevo”, añade.

La historia de colaboración entre las células madre y las enfermedades cardiovasculares ha sido zigzagueante. Hace ya una década que empezaron los ensayos —“con una importante participación española, como los trabajos de Francisco Fernández-Avilés”— que parecía que demostraban que las células madre del propio paciente se integran en el corazón infartado, pero falta esa prueba definitiva. “Desde entonces hemos aprendido mucho”, dice el cardiólogo de la Universidad de Fráncfort. Por ejemplo, las células madre del músculo, que fueron las primeras que se ensayaron, se han descartado. “Ya no se usan, porque aunque se integraban en el corazón, no conseguían adaptarse al ritmo de los latidos y causaban arritmias”. Por eso, después se pensó en usar células “más cercanas a las pluripotentes, a las embrionarias”, como las células madre de la médula ósea.

Entre el 1,5% y el 2% de las células del corazón se renuevan cada año"

Pero la sorpresa al hacer los ensayos es que se ha visto que estas “no se transforman directamente en músculo cardiaco”. “Lo que hacen es estimular los factores de crecimiento que hacen que las células madre del corazón se activen. Este cambio en nuestro conocimiento ha sido muy importante”, explica.

Porque la clave está en que “al contrario de lo que se pensaba, el corazón también se regenera”. “En una persona sana, entre el 1,5% y el 2% de las células de su corazón cambian cada año”, dice Zeiher. Y de lo que se trata es de “activar ese proceso”, que es lo que se consigue con la infusión de células madre. Es todo un cambio en el paradigma del ensayo, pero lo que importa son los resultados. “Hasta ahora no hemos conseguido ningún fármaco que estimule esa regeneración”, dice Zeiher. “Si lo tuviéramos, sería mucho más fácil el tratamiento”.

En cualquier caso, si el ensayo demuestra lo que los investigadores pretenden, eso servirá para tratar a las personas que tengan un infarto a partir de ahora. “Con las lesiones antiguas no podemos hacer nada. La terapia hay que aplicarla lo antes posible para que se cree otra vez el músculo que muere cuando se pierde el riego. Si no se produce el proceso de fibrosis: se crea como una cicatriz que ya no late, y eso es más difícil de revertir”, explica.

¿Y si el ensayo no funciona? “No aceptaremos resultados intermedios. La prueba del algodón es la prolongación de la supervivencia. Si no, nos quedará al menos lo que hemos aprendido, pero no se pedirá que el tratamiento se apruebe”, zanja.

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