Los jóvenes también investigan
El CNIC abre las puertas de la ciencia a los mejores estudiantes Muchos planean especializarse en el extranjero
Blanca Fernández ha comenzado este curso Matemáticas en la Universidad Complutense de Madrid. Sabe lo mal que van, en cuestión de empleo, las carreras de ciencia -con la excepción, quizás, de Medicina-, pero asegura que “hay que arriesgar”.
Aunque la fuga de cerebros es una realidad en España, a los jóvenes que inician sus carreras no les falta entusiasmo ni ganas de aportar sus conocimientos al país. “Se pierde mucho si todos los buenos se van”, asegura Fernández (18 años), que vive en la localidad madrileña de Fuenlabrada.
Hasta hace unos meses, la joven quería estudiar Bioquímica. Su madre le ayudó a buscar en Internet proyectos que le permitieran conocer la materia y descubrió el programa Acércate del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), de la Universidad Carlos III. Se aplicó y obtuvo una de las ocho plazas en liza.
En su séptima edición, este programa convoca a estudiantes de segundo año de bachillerato de todo el país interesados por la ciencia y la investigación. El principal requisito es tener una media de al menos 9,5 en los dos años del bachillerato. El proyecto consiste en realizar durante 15 días en el CNIC experimentos y pruebas de laboratorio en diversas áreas -transgénesis, medicina comparada, proteómica, genómica, bioinformática- relacionadas con una enfermedad. En este año, la obesidad.
Daniel Nieto, que estudiará Medicina, también ha participado en Acércate. “Me llama mucho la investigación científica, pero no están muy bien las cosas para hacerlo ahora”. Aspira a trabajar en el Centro de Investigación Biomédica de La Rioja porque su meta es la oncología. “Quiero acabar mi vida en España, aquí está mi familia y es lo que me gusta”, afirma. Aunque piensa también en hacer la maleta: “Si la cosa sigue mal cuando termine la carrera puedo irme fuera y seguir formándome en el extranjero”.
El proyecto del CNIC pretende despertar la vocación de los jóvenes por la investigación. “Es una inversión de futuro”, dice la coordinadora, Julia Rivero. “No te dará un resultado a corto plazo porque formar lleva tiempo”. Los recortes también se han hecho sentir en el centro. Junto a las donaciones privadas y los fondos europeos que obtienen los investigadores, la participación pública representa el 60% de los recursos. Estos jóvenes meritorios consideran que se debe apostar por la investigación en el país. Coinciden en que el panorama actual es malo, pero que hay que arriesgarse y no descartan emigrar para continuar sus estudios.
Juncal Ruiz Rivero, de 24 años, participó en la primera edición del programa y regresó al CNIC con el proyecto Cicerone, para estudiantes universitarios. Actualmente se prepara para la convocatoria de médicos internos residentes (MIR) de enero. Reconoce que “es un mal momento para la ciencia” y afirma que si consigue una oportunidad en el extranjero se marcharía.
Así piensa Isabel Aguilar, de 18 años. Vive en Córdoba y estudia Medicina en la Universidad de Granada. Le gustaría dedicarse a la cirugía y “compaginar el ámbito clínico con las investigaciones cardiovasculares”. Todos son conscientes de la difícil situación en España y piensan en especializarse o abordar proyectos de investigación en el extranjero. “Las cosas se ven mal ahora, pero el país se levantará”, confía Daniel Nieto.
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