La OMS aconseja medicar a todas las personas con VIH que tengan pareja
La organización amplía los criterios que aconsejan dar antivirales Las embarazadas infectadas son otro grupo candidato a ser incluido en la lista
El éxito del tratamiento antiviral como una manera de evitar la propagación del VIH es tal que la Organización Mundial de la Salud se plantea aumentar los grupos candidatos a ser medicados, según ha expuesto en una reunión mantenida en Londres. En concreto, las recomendaciones incluirán en una primera etapa a todo aquel con VIH que tenga pareja, para luego añadir a las mujeres que estén infectadas una vez que se quedan embarazadas y elevar el recuento de células CD4 a partir del cual se aconseja ser medicado.
La decisión es de calado. El criterio actual es tratar a las personas cuyos CD4 (un tipo de glóbulo blanco) hayan bajado de 350 por mililitro de sangre (lo normal en una persona sana es tener por encima de 800). Este criterio es el que se aplica en España. Eso arroja que en el mundo hay unos 7,4 millones de candidatos a recibir la medicación, aunque solo lo consigue la mitad.
Con los nuevos parámetros, la lista de candidatos a tomar la medicación antiviral casi se duplicaría, lo que quiere decir que si no hay un esfuerzo paralelo para hacerles accesible (y asequible) el tratamiento, la tasa de cobertura caerá al 25%.
La justificación de la primera de las medidas, la de tratar a todo el que tenga pareja independientemente de su nivel de CD4, está clara: la idea de que la medicación es la mejor manera de evitar la transmisión del virus ha revolucionado el abordaje de la pandemia. En los estudios se ha visto que aumentar un 1% la población medicada reduce un 1,7% las transmisiones.
Dar medicación a las mujeres es una manera de asegurar que no transmitan el virus a sus hijos.
Por último, la idea de aumentar el nivel de CD4 para empezar a tratar se basa en que se ha visto que la reconstitución del sistema inmunitario es mejor cuanto antes se empiece a medicar. Además, se evita que aparezcan infecciones oportunistas, y su salud general es mejor.
En el fondo, las tres ampliaciones se corresponden con una idea: idealmente, el tratamiento debería empezar desde el diagnóstico. Los nuevos fármacos tienen un nivel de efectos adversos muy bajo, y en el fondo la única causa del retraso es el precio. En España, una combinación de primera línea cuesta unos 8.000 euros al año. Hay unas 70.000 personas que reciben medicación, y cada ampliación de criterios supone aumentar su número (y, por tanto, su coste).
En los países pobres el precio –usando genéricos o productos subvencionados o vendidos a precios de coste- es de unos 300 euros al año, pero la cosa se encarece si hay que acudir a los de segunda línea (los que se dan cuando aparecen resistencias).
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