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El fiscal pide 223 años de cárcel para un ginecólogo por abusar de pacientes

La denuncia de una joven en 2006 permitió localizar a 28 víctimas más

Jesús García Bueno

Cuando exploraba a sus pacientes en un ambulatorio de Barcelona, el ginecólogo Sami Yasin solía dirigirse a ellas con el apelativo de “cariño”. El médico se quedaba a solas con ellas en la consulta y aprovechaba ese entorno favorable para realizar tocamientos. Hay una treintena de víctimas. El caso arrancó en 2006 con la denuncia de una joven a la que exploró para colocarle un anticonceptivo. El médico introdujo sus dedos en la vagina de la chica con movimientos “similares a la masturbación”. Seis años después, el caso está a punto de llegar a juicio y la fiscalía solicita que el médico sea condenado a una pena de 223 años de cárcel por diversos delitos de abuso sexual.

Tras esa primera voz de alerta, los Mossos d’Esquadra iniciaron una investigación y otras pacientes, hasta un total de 29, explicaron que se habían sentido vejadas por la exploración a manos de Yasin. El fiscal relata que, durante tres años desde abril de 2003, el ginecólogo realizó tocamientos en los pechos, nalgas y genitales de sus pacientes “con el ánimo de satisfacer sus deseos libidinosos”. Las mujeres solían permanecer “completamente desnudas” en la consulta del ambulatorio, mientras que la enfermera, por indicación del médico, estaba ausente u oculta detrás de una cortina.

El juez que investigó el caso suspendió a Yasin de sus funciones y ahora el fiscal pide, en su escrito de acusación, que sea inhabilitado para el ejercicio de la profesión médica durante el tiempo que dure la condena. El ministerio público también exige al doctor que indemnice con 6.000 euros a cada una de las mujeres. El Instituto Catalán de la Salud (ICS), el organismo de la Generalitat del que dependen los grandes hospitales y los ambulatorios, figura como responsable civil subsidiario. El médico acusado ya no trabaja para el ICS, afirmó un portavoz.

Cuando alguna de las chicas expresaba malestar o incomodidad, Yasin justificaba su actuación con criterios clínicos: si acariciaba el clítoris y los labios vaginales, simulando caricias, era porque estaba “comprobando los posibles cánceres de vulva”, como dijo a una de las pacientes, según recoge el escrito del fiscal. A otra de las mujeres a las que efectuó “movimientos en el interior de la vagina de forma duradera e irregular” le explicó que lo hacía porque “no localizaba el útero”. También dijo que le acariciaba las piernas para “examinar la circulación sanguínea”.

Algunas de las víctimas se dieron cuenta desde el primer momento que aquellas exploraciones iban más allá del interés médico. “Basta ya, se acabó”, le espetó una de ellas, a la que había acariciado “de forma suave y en círculos los pezones”. Durante las visitas, Yasin trataba de tranquilizarlas con expresiones como “cariño, no te preocupes” o “no estés nerviosa” y acompañaba las exploraciones de caricias en las piernas, los brazos y la espalda.

En tres de los casos, los abusos fueron continuados en el tiempo. La mayoría de pacientes eran mujeres jóvenes, de entre 20 y 30 años.

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Sobre la firma

Jesús García Bueno
Periodista especializado en información judicial. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona, donde ha cubierto escándalos de corrupción y el procés. Licenciado por la UAB, ha sido profesor universitario. Ha colaborado en el programa 'Salvados' y como investigador en el documental '800 metros' de Netflix, sobre los atentados del 17-A.

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