El animal más grande de todos los tiempos
Científicos norteamericanos han dado a conocer el animal vertebrado más pequeño del mundo, una rana de 7,7 milímetros localizada en Nueva Guinea. Para encontrar al más grande de todos los tiempos, la ballena azul, no hace falta ir tan lejos, merodea por el Atlántico Norte.
"Realizamos campañas anuales en la plataforma de Galicia, tenemos registros desde treinta puntos de observación de la costa gallega y datos y observaciones de varamientos de cetáceos desde 1990, y solo contamos con una cita de rorcual azul, de un ejemplar totalmente irreconocible que varó en 2005 en la costa de Riveira, A Coruña". Alfredo López es el presidente de la Coordinadora para o Estudio dos Mamíferos Mariños (Cemma), una de las personas que, desde la conservación, más cerca está de poder avistar al animal más grande del mundo. "Todos creíamos que era un rorcual común, pero tras analizar las muestras de tejidos y huesos lo identificamos como rorcual azul (Balaenoptera musculus)", añade.
Su lengua es tan grande como el vertebrado mayor sobre la Tierra, el elefante africano
A comienzos del siglo XX se cazaban 30.000 ejemplares al año, lo que acorraló a la especie
La plataforma gallega es, junto al estrecho de Gibraltar, la zona de España que más oportunidades ofrece para ver a este inmenso cetáceo, cuya longitud puede alcanzar los treinta metros de largo y pesar más de 150 toneladas. Todo en él es superlativo. Ni el mayor de los dinosaurios le supera; su lengua es tan grande como el vertebrado mayor sobre la Tierra, el elefante africano; y en los tramos más anchos de sus arterias cabe una persona alta (1,80 metros) de pie. A pesar de todo, nadie en la Cemma ha visto un ejemplar vivo de rorcual azul (aunque se le llame también ballena azul no pertenece a la familia de los balénidos) y es difícil que los pescadores puedan identificarlo, debido al parecido con el rorcual común en tamaño y forma, aunque con dimensiones siempre mayores.
Era más fácil dar con él hace un siglo. Entre 1921 y 1978 la flota ballenera española que faenaba en el Banco de Galicia y el estrecho de Gibraltar registró 30 capturas. Poca cosa en comparación con las capturas mundiales que se llevaron a cabo, principalmente, en los años treinta del siglo XX, cuando caían 30.000 ejemplares al año. Esta persecución acorraló a la especie, hasta que en 1996 la Comisión Ballenera Internacional declaró su protección. En la actualidad está catalogada en peligro de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), quien estima su población entre 10.000 y 25.000 individuos, lo que representa una disminución de entre el 80 y el 97% de todos los rorcuales azules que existían en 1911.
Su recuperación está siendo muy lenta, debido a que, tras su implacable persecución, otros cetáceos, focas, aves marinas y peces ocuparon su nicho trófico, como se explica en el libro Mamíferos de España, obra dirigida por Juan Carlos Blanco. Actualmente aparece por todos los océanos de aguas tropicales y frías de ambos hemisferios y, a pesar de sus dimensiones, también tiene depredadores. Grupos de orcas se atreven con adultos y con jóvenes, sin reparar en que estos últimos miden ya 15 metros al finalizar la lactancia.
Desde la Cemma, junto a otras ONG de Galicia, Asturias, Cantabria y Euskadi, llevan a cabo estudios para comprobar el estado de conservación y elaborar recomendaciones para su protección de las poblaciones norteñas de los 13 cetáceos incluidos en el Catálogo Español de Especies Amenazadas. El rorcual azul aparece en la categoría de vulnerable. Según Alfredo López, "el estudio [financiado por el anterior Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino y por la Fundación Biodiversidad] debe servir para que las autoridades elaboren luego planes de conservación para las especies".
Como curiosidad, Vainica Doble, en su primer álbum, de 1971, le dedican una canción a nuestro protagonista, probablemente basada en experiencias o información personal vividas por Carmen Santonja y Gloria Van Aerssen. El titulo era, sin más, Ballena azul: "La mataron sin piedad de arponazo bien certero / y la arrastra por el mar un moderno ballenero. / La van a descuartizar para llevarla al mercado / mucho hay que aprovechar de un cetáceo congelado. / Veinte mil kilos de aceite para la refinería / cuatrocientas veinte barbas para la corsetería. / Siguen su rastro de sangre que derrama a borbotones, / griterío de gaviotas, silencio de tiburones".
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