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La anoréxica de Barcelona, trasladada por la juez a un psiquiátrico tras lesionarse en el hospital

La Audiencia de Barcelona ordenó ingresar a Rocío S. en un centro sanitario en contra de su voluntad

La juez que tutela el tratamiento de Rocío S., la joven anoréxica a quien la Audiencia de Barcelona ordenó ingresar en un centro sanitario en contra de su voluntad, ha autorizado su traslado al psiquiátrico de Torribera de Santa Coloma después de que la joven se autolesionara en el hospital de Can Ruti.

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Según ha informado la familia de la joven, la muchacha fue trasladada la pasada semana al centro psiquiátrico de Santa Coloma de Gramenet desde la Unidad de Trastornos Alimentarios del hospital de Can Ruti, donde ingresó por orden judicial el 16 de marzo. Los médicos aconsejaron a la juez el traslado después de que la joven y su compañera de habitación, una mujer que también padece anorexia, abandonaran sin permiso la planta, según ellas, para fumar, y apareciesen ambas con varios cortes en los brazos. Rocío S., que tiene 20 años y además de la anorexia padece un trastorno límite de la personalidad, fue trasladada el pasado día 28 al centro psiquiátrico de Torribera de Santa Coloma, donde permanece en una habitación individual y con una custodia más severa que en el hospital.

Un portavoz del hospital de Can Ruti ha señalado que la chica superó durante los 12 días que permaneció en la Unidad de Trastornos Alimentarios "la fase más crítica" y que su enfermedad es psiquiátrica, por lo que "el tratamiento deberá ser largo" y tratado por psicólogos y psiquiatras. María Ángeles, una de las hermana de Rocío que instaron la vía judicial para ingresarla porque ella se negaba a ser tratada, ha explicado que la enferma "tiene unos días que está bien, pero otros se hunde y está mal". Según María Ángeles, la chica "no ha engordado", incluso la ve "más delgada aún porque se niega a cenar".

Agradecimiento a los médicos

"Ella dice que se le cierra el estómago porque la sientan a cenar con muchos ancianos y que por eso no cena, aunque a la hora de comer, como está con personas más jóvenes, sí come", ha dicho su hermana, que acude casi a diario a visitarla y la acompaña a pasear y a merendar por los jardines del recinto Torribera. La hermana sólo tiene palabras de agradecimiento para los médicos que atienden a Rocío "porque se preocupan mucho de ella, pero dicen que si ella no pone de su parte, será imposible". En cualquier caso, los médicos han informado ya a la familia de que el trastorno límite de la personalidad, que no saben si tiene su origen en la misma anorexia, necesitará de tratamiento de por vida, así como "de un tiempo para estabilizarse".

Aunque desde que la Justicia accedió a ingresar a la muchacha, que mide 1,70 metros y pesaba 43 kilos, la familia vive más aliviada, María Ángeles ha expresado su preocupación por los altibajos de la paciente y porque "convive con personas que están muy mal". "El otro día nos contó que un chico se le metió en la cama y hace poco ella dio un puñetazo al cristal porque las enfermeras no le dejaban ir al lavabo", ha comentado María Ángeles.

El caso de Rocío S. se hizo público después de que la juez de Badalona rechazase en primera instancia la petición de la familia de ingresarla en contra de su voluntad y de que la chica intentara suicidarse. El recurso presentado ante la Audiencia de Barcelona, que ordenó un nuevo reconocimiento médico de la joven, prosperó y los magistrados autorizaron el 16 de marzo el internamiento involuntario de la joven al reconocer que sufría un trastorno psiquiátrico del que no era consciente y que había riesgo vital. La juez de Badalona aceptó ejecutar la orden de internamiento, antes incluso de cumplirse el plazo legal, dado el riesgo y deterioro físico y mental que sufría la joven.

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