Gallinas y humanos comparten un 60% de sus genes
La secuenciación del genoma del pollo abre nuevas vías de investigación sobre los virus, el cáncer y el envejecimiento
Un total de 170 científicos de 49 instituciones de todo el mundo, una de ellas española, han descifrado el patrón genético de una especie silvestre de la que descienden todas las aves de corral, la gallina o Gallus gallus, cuyos resultados publica mañana la revista británica Nature. Se trata del primer genoma de ave secuenciado hasta el momento, que revela que pollos y humanos comparten un 60% de sus genes. Este gran avance en el estudio de la evolución de los vertebrados puede ayudar a combatir los virus que atacan a ambas especies, avanzar en el estudio del cáncer y entender el proceso de envejecimiento, además de su importancia para la industria agroalimentaria.
El genoma de la gallina se ha obtenido de un espécimen de hembra de la raza asiática Red Jungle Fowl (Gallus gallus), la especie original de gallina de la que descienden todos los tipos de gallinas domésticas, y contiene 39 pares de cromosomas. En marzo, el Consorcio Internacional de Secuenciación del Genoma de la Gallina depositó un primer borrador de su genoma en las bases de datos mundiales para conocimiento de todos los científicos. Ahora, la revista científica Nature publica en su último número un extenso análisis de la huella genética del espécimen. Éste es el primer genoma de ave secuenciado y su posición estratégica en el árbol evolutivo, entre mamíferos y peces, lo convierte en una fuente de información única para el estudio de los vertebrados.
Al igual que ocurre con otras aves, se cree que las gallinas descienden de los dinosaurios, es decir, quue pertenecen al grupo de los arcosauromorfos junto a los los cocodrilos y a los dinosaurios, y que han evolucionado separadamente de los mamíferos desde hace al menos 310 millones de años. Por tanto, ésta es la secuencia genómica analizada que más nos acerca a los dinosaurios. Según el estudio publicado en Nature, el ser humano tiene más en común desde el punto de vista genético con las ratas que con las gallinas, ya que con las primeras comparte hasta un 80% de los genes y, con nosotros, el 60%. Por otro lado, la gallina y el hombre no tienen en común más del 2,5% de su ácido desoxirribonucleico (ADN), donde se guarda la información genética, clave de la herencia.
Sufrimos los mismos virus
Una de las diferencias más destacadas entre ambas especies es el tamaño de sus respectivos genomas: el del ave es un tercio del humano y contiene aproximadamente mil millones de pares de base, que son como las letras químicas que forman el código genético. Los científicos confían en que el estudio de los genes y el ADN de la gallina arroje luz sobre las enfermedades que afectan al ser humano. Gallinas y humanos "están muchas veces infectados por los mismos virus, parásitos y bacterias", explica el profesor Jerry Dodgson, uno de los coordinadores del consorcio internacional encargado de secuenciar el genoma de ese ave.
El conocimiento de esa secuencia puede ayudar a descubrir ciertos genes que potencian la resistencia natural de las aves a las enfermedades, añade el científico, según el cual el paso siguiente será ver si esos genes están también en el hombre. Un ejemplo de virus capaz de atacar a ambas especies es el de la gripe aviar -de la que hay actualmente un brote en Asia-, señalan los expertos, que creen que el estudio del sistema inmunológico de la gallina puede ayudar a controlar mejor ese tipo de epidemias. El estudio del genoma del ave ha demostrado, por otro lado, que los telómeros, zonas en los extremos de los cromosomas, se parecen más a los de los humanos que los de los roedores.
Los científicos creen que los telómeros desempeñan un papel clave en el proceso de envejecimiento, pues se acortan cada vez que se divide una célula, hasta que llega un momento en que el ADN queda dañado irremisiblemente y resulta imposible una nueva división celular. Por tanto, el análisis de las transformaciones que sufre el telómero de la gallina puede ayudar a los científicos a entender mejor el modo en que envejecen los humanos. Por otro lado, la gallina tiene también un papel importante en el estudio del cáncer, ya que el primer virus oncogénico fue identificado en una gallina. En cuanto a la industria agroalimentaria, la secuenciación del genoma permitirá también entender por qué algunas gallinas ponen más huevos que otras, tienen menos grasa o son más resistentes a las enfermedades.
Participación española
Entre los 170 investigadores que han participado en este proyecto científico se encuentran científicos del Grupo de Investigación en Informática Biomédica de Barcelona, integrado por investigadores del Instituto Municipal de Investigación Médica (IMIM) de Barcelona, de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) y del Centro de Regulación Genómica (CRG).
La participación del grupo, dirigido por Roderic Guigó y formado por Eduardo Eyras, Robert Castelo, Josep Francesc Abril, Sergi Castellano, Francisco Cámara y Genís Parra, ha consistido en identificar un conjunto de genes del genoma de la gallina mediante el programa informático SGP2 desarrollado por el GRIB, además de llevar a cabo un análisis que permite la comparación de los genes humano, del ratón de la rata y de la gallina.
En años anteriores, algunos miembros de este mismo equipo de bioinformáticos participaron en las etapas finales del análisis de los genomas de la mosca del vinagre, del mosquito de la malaria y del genoma humano, en concreto en la visualización de los mapas con las diferentes anotaciones de los genes.
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