Nuestro primo, el pequeño indonesio
Científicos australianos encuentran los restos de una especie de ser humano de pequeño tamaño que vivió hace 18.000 años
Vivió hace tan sólo 18.000 años en Indonesia, medía apenas un metro, tenía la cabeza del tamaño de un pomelo y era uno de nuestros parientes más próximos. Los investigadores australianos Peter Brown y Mike Morwood, de la Universidad de Nueva Inglaterra en Armidale (Australia), y Bert Roberts, de la Universidad de Wollongong, han descubierto una nueva especie de ser humano al que han bautizado como Homo Floresiensis en honor al lugar donde han sido hallados sus restos, la remota isla de Flores, situada entre Timor y Sumbawa, donde existen leyendas sobre la existencia de pequeños seres.
El hallazgo, considerado de una importancia sin precedentes en la última mitad de siglo y publicado en la revista Nature, demuestra que la diversidad humana en el pasado reciente era mucho mayor de lo esperado. Lo más llamativo del esqueleto parcial, hallado en una cueva llamada Liang Bua, es su tamaño, extraordinariamente pequeño para ser el de una persona en plena edad adulta. El enanecimiento es un rasgo común de los grandes mamíferos en los ambientes insulares pero hasta ahora no se había sido detectado en especies del género homo. Según Peter Brown, este hallazgo prueba que "los homínidos están sujetos a los mismos procesos biológicos que todos los demás mamíferos".
La nueva especie de pequeños homínidos encaja con la extraña fauna extinta de Flores, que fue el hogar de un amplio abanico de arcaicas criaturas, extintas en otros lugares, a menudo metamorfoseadas en formas enanas o gigantes, como una forma diminuta del primitivo elefante Stegodon, además de dragones Komodo y especies aún más grandes del lagarto gigante. Los investigadores creen que la nueva especie, ya que conocía el fuego y utilizaba herramientas, desciende del arcaico Homo erectus, de la que se piensa que también ha evolucionado el Homo sapiens.
Coexistencia con el 'Homo sapiens'
La expansión del Homo erectus de África a Asia se produjo hace quizá dos millones de años y los restos de Liang Bua podrían representar a los descendientes de una población de Homo erectus que se aisló en Flores durante algún tiempo en los últimos cientos de miles de años, evolucionando en una forma enana diferenciada. El problema es que no hay constancia de que supiera construir embarcaciones con las que llegar a la isla. Otro aspecto muy interesante es que la especie ahora descubierta coincidió probablemente durante miles de años con poblaciones residuales de Homo erectus y, sobre todo, con los Homo sapiens, que ya se habían establecido en toda la región.
Mike Morwood explica que algunos de los rasgos del esqueleto se remontan, en la secuencia de homínidos, a mucho antes que los hallazgo del Homo erectus en Java. En segundo lugar, el investigador indicada que los pequeños homínidos vivieron en Liang hasta hace alrededor de 12.000 años. "Esto es muy reciente y se superpone en decenas de milenios con los seres humanos modernos que vivían en la región. Documentar la naturaleza de la interacción entre nosotros y ellos es una prioridad".
Con todo, lo más curioso para Morwood es la complejidad del comportamiento de estos homínidos que, pese a estar dotados de un cerebro muy pequeño -de 380 milímetros, más pequeño que el de un chimpancé-, cazaban elefantes en grupo, conocían el fuego y fabricaban sofisticadas herramientas de piedra, tal y como se evidencia en los depósitos asociados. Así, para Meter Brown, "los dos aspectos más interesantes de este hallazgo están conectados con la biología y con la conducta humana". Según Bert Roberts, el hallazgo es el "hace que nos preguntemos cuántos fósiles de otras especies humanas, además de otros miembros del reino animal, permanecen ocultos en alguna cápsula del tiempo subterráneaesperando pacientemente a ser descubiertos".
Aunque se cree que se extinguió, el descubrimiento plantea la inquietante posibilidad de que el ser humano no esté sólo en el planeta, ya que los descendientes de este ejemplar podrían seguir vivos en esas islas. En Flores, existen leyendas sobre la existencia de pequeños seres como los hobbits. El nuevo ser humano obliga a reconsiderar esas leyendas, que hace un siglo ya escucharon los exploradores holandeses que llegaron a Flores. Entonces, los nativos hablaban del ebu gogo, una extraña criatura con forma humana que, como el homínido hallado, medía menos de un metro. La leyenda dice que estos seres hablaban en susurros y repetían las palabras del interlocutor como loros.
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