Robie, Claudia Costafreda, Marem Ladson y otras mujeres que hablan el lenguaje creativo cosmopolita y versátil de 2022
Hablamos con Claudia Costafreda, Mireia Oriol, Robie, Marem Ladson, Sara Torres, Valeria Aresti, Pawla Casanovas y Dariam Coco, ocho mujeres que han logrado abrirse camino en diferentes disciplinas artísticas como la música, la literatura o el cine.
¿Cuánto cuesta establecer otros referentes, que se asienten nuevos conceptos, destacar en un sector cuando se está empezando en él? Mucho. Horas, empeño, ilusión. Y Claudia Costafreda, Mireia Oriol, Robie, Marem Ladson, Sara Torres, Valeria Aresti, Pawla Casanovas y Dariam Coco lo han conseguido. Cada una en su campo, siguiendo su propio instinto. 2022 va a ser su año; tienen proyectos importantes, muy personales. Con ellos aportan nuevos puntos de vista, apuestan por sí mismas y demuestran que las cosas se pueden hacer de otra forma, lejos de discursos preestablecidos.
ROBIE Una electrónica de Paco Pil a Javiera Mena. “Escribía desde pequeña, letras sin sentido de mis novios, novias”, recuerda Robie (San Lorenzo de El Escorial, 26 años). Sus primeras actuaciones fueron en noches de micrófono abierto en bares de Nueva York. Sabía lo dura que podía ser la industria musical. Su madre era mánager, Robie creció inmersa en ella, entre pruebas de sonido y escenarios. “Como era madre soltera me llevaba a todas partes. Vi la parte fea de este mundo, artistas que eran divos, desagradecidos. Yo decía voy a ser música y lo voy a hacer bien”, explica. El salto entre una época y otra, asegura, es evidente: hoy las redes facilitan proyectos impensables (“Son el altavoz de tu carrera”), las mezclas de estilos y las colaboraciones son una constante (“En España siempre hemos sido un poco egoístas con nuestro porcentaje, pero sumar es ganar, en mi último EP trabajé con Javiera Mena, Putochinomaricón y Paco Pil, un combo perfecto”) y las mujeres han alzado su voz. “Mi madre trabajaba con un montón de hombres, me contaba experiencias que luego he vivido, porque he tenido reuniones con esos mismos hombres, con una mente superarcaica. Intento rodearme de mujeres, de gente LGTB, de disidentes sexuales, y ayudar a que suban, porque se está bien creando, pero hay que llegar a sitios de poder”, argumenta. Este año quiere jugársela con un álbum que planea autoproducir.
MAREM LADSON Introspectiva, con guitarra y ciudadana del mundo. Marem Ladson (Ourense, 24 años) está en el mismo punto, y en la misma industria que Robie. Con 13 años empezó a escribir y tocar la guitarra, su primer concierto fue en el Torgal de Ourense. Este año va a lanzar un disco con temas nacidos del confinamiento. “Mi música va a ser todavía más introspectiva e intimista, la terapia me ha ayudado a profundizar en contenidos que no me atrevía a tocar”, indica. Antes de la pandemia su carrera empezaba a despuntar: sencillos, conciertos, reseñas internacionales. Su generación, defiende, lo ve “todo más interconectado” y eso les ayuda a decidir sobre su propia carrera: “Si eres un artista joven tienes que saber cómo funcionan el booking, el management o la distribución de royalties, porque cuanto más sepas más control vas a tener sobre tu obra y menos van a tener otros. Cuando empecé, no sé si por ser mujer o joven, me ninguneaban. Con 17 años me podía pasar, pero hoy no, me parece de otra época, y no se puede consentir”.
CLAUDIA COSTAFREDA Guiones más allá del paternalismo.
Para la directora Claudia Costafreda (Madrid, 29 años) esa sensación de la que habla Ladson no resulta desconocida. “Muchos se aprovechan del talento joven, se trabaja gratis o en condiciones que no deberían permitirse”, lamenta. Ella es consciente de su fortuna: acaba de ver reconocido su trabajo en los premios Feroz como cocreadora de Cardo, una serie personalísima (“Ana [Rujas] y yo nos hemos abierto en canal”), creada con un equipo joven y reseñada por la influyente Variety como una de las 13 mejores ficciones internacionales de 2021. En su segundo cortometraje contó con Yolanda Ramos y Tamar Novas, y a través de ellos acabó conociendo a Los Javis y formando parte del equipo de guion de Veneno. “Trabajamos muy bien juntos, no hay paternalismo, sino admiración mutua, ellos están cambiando muchas cosas en el sector, es una nueva forma de entender el audiovisual, apostando por creaciones autorales pero que también pueda ver la masa”, apunta. Ese sello de autora estará presente en su primer largometraje, Olimpo, proyecto en cuya preparación se volcará este año junto a Lluís Sellarès. Tiene claro cuál es su camino: “Aspiro a combinar el dirigir cosas de gente que admiro y seguir creando mis propios proyectos”.
SARA TORRES La poética que escapa de lo normativo.
Sara Torres (Gijón, 30 años) cree en el poder de las palabras y propone darles nuevos significados. Lo hace desde el activismo y dentro del ámbito académico. Filóloga de formación, defendió su tesis en la Universidad Queen Mary de Londres. Titulada El texto lesbiano: Fantasía, fetiche y devenires queer, incidía en el estudio deseo y literatura, lejos de tópicos y tabúes. “Busco hacer un análisis crítico de cómo la ideología de la heterosexualidad permea todos los aspectos de la vida”, reflexiona, “reconocer las formas convencionales que toma el deseo a través de la norma y por qué vías creativas podemos deshacer lo que está hecho para alcanzar lugares de mayor libertad”. Torres insiste en crear nuevos vocabularios; lo ha hecho con sus poemarios y lo hace con su investigación actual en la Universidad de Passau (Alemania), donde analiza la autopercepción tras un diagnóstico de cáncer de mama, un tema que también abordará en su primera novela, Lo que hay, que verá la luz el próximo mayo. “Me interesan mucho las escritoras que son capaces de resistir los discursos normativos sobre el cuerpo sano o el cuerpo bello después de algo tan traumático, que utilizan la imaginación para generar nuevas mitologías sobre lo que es el cuerpo”.
VALERIA ARESTI Una galerista que escucha a colectivos.
Dentro de su ámbito, Valeria Aresti (Nueva York, 34 años) también ha querido definir nuevos conceptos. En 2019, con 31 años y recién llegada de trabajar en galerías de arte en Nueva York, abrió en el barrio de Justicia Fahrenheit Madrid. “El nombre parte de la idea de un concepto abstracto, engloba a todos los que la hacen posible”, explica. Arte emergente con repercusión en Nueva York, creadoras y precios asequibles fueron sus bases. “El programa de la galería no fue preconcebido, evoluciona conmigo y con la actualidad social, una nueva jerga en el mundo del arte”, señala. Aresti no desconocía el lenguaje de ese mundo antes de entrar en él, pero sí se planteaba explorar nuevas fórmulas: “Las empresas grandes tienen departamentos de RSC [Responsabilidad Social Corporativa] y yo que soy una miniempresa quiero aportar mi grano de arena poniendo el arte como base para dar visibilidad a sectores desfavorecidos de la sociedad. Cada año haremos al menos uno con distintos colectivos”. También va a lanzar un podcast y un curso online sobre historia del arte. Una evolución constante: “En todos los sectores tiene que haber regeneración e innovación. Es importante estar abierto a ello. La gente más mayor me dice que quiere rodearse de gente más joven, porque ayudan a cuestionar pensamientos que uno puede tener a veces demasiado asentados”.
MIREIA ORIOL Intérprete emprendedora.
La actriz Mireia Oriol (Barcelona, 25 años) entiende a la perfección la importancia del intercambio generacional. “Tengo un hermano de 17 y veo que concibe las cosas desde otra perspectiva. La mía fue una generación de transición entre una concepción de vida muy tradicional y un deseo de rebelarnos. Nuestra rebeldía era más teórica, y ahora se está poniendo en la práctica”. Este va a ser su año: es la protagonista de Alma, una serie de ciencia ficción dirigida por Sergio G. Sánchez que figura entre las grandes apuestas de Netflix. “Siento que mi carrera ha ido subiendo peldaño a peldaño, que cada proyecto me ha preparado para el siguiente”, admite mientras cuenta que la interpretación no fue su primer impulso, sino precisamente una rebelión. Con 15 años entró en una agencia de modelos, a los 19 viajó a París para debutar en la semana de la moda y entre casting y casting vivió una crisis personal que hizo que todo cambiara. Superar miedos es una motivación que la ha llevado a dar un paso más: va a iniciar un proyecto audiovisual propio. “Habla sobre mi época en Londres”, avanza sin dar más detalles, “siento que las historias de las mujeres siempre han sido contadas por hombres y que cada vez tenemos más nuestra propia voz y construimos historias que hablan de muchos temas”.
DARIAM COCO Una actriz sin miedo a hablar de lo racial.
“Los actores estamos expuestos todo el rato, dependes de lo que les parezca tu trabajo a otras personas. Para mí, el reto es no perder la confianza en ti misma”, recalca Dariam Coco (Lanzarote, 27 años). Dejó su isla para estudiar Periodismo en Madrid, pero el teatro se metió por medio y transformó su vida. “Una de las grandes diferencias entre mi generación y la de mi madre es el miedo. Antes no estaba tan claro todo, no podías gritar ‘Esto es así’. Y que las cosas avancen hacen que estés respaldada. Yo, por ejemplo, con el tema de ser mujer o el tema racial, no tengo miedo de hablar, porque estoy segura de lo que soy, de lo que merezco, y no me da miedo exigir”. Eso sí, espera que “el cambio no se quede en la superficie, en el postureo, que sea real”. Su 2022 se ha estrenado cargado de proyectos, dos de ellos con el sello de Netflix y el alcance internacional que conlleva. “Da vértigo, pero en la interpretación la incertidumbre la vas a tener siempre. Yo me presiono porque quiero hacerlo bien, pero hay que controlar eso, porque si no, no hay disfrute. Y sin disfrute no salen bien las cosas”.
PAWLA CASANOVAS Una realizadora hipermoderna.
La polifacética Pawla Casanovas (Sabadell, 26 años) defiende que la clave hoy está en la provocación. “Si no estás incomodando un poco y tus proyectos generan indiferencia, el discurso está fallando”. Precisamente un provocador, Luis Buñuel, inspiró su firma de moda, Belledejour, germen de Belledenuit, su estudio creativo. Estudió diseño de moda en LCI, su amiga la actriz Greta Fernández fue modelo en su primera colección. En el audiovisual ha sido autodidacta y ha trabajado con creadores como Bad Gyal, Young Beef o La Zowi. Este 2022 va asumir un nuevo reto: su primer corto. Insiste en que se aprende haciendo: “Creo que el mayor salto de mi generación es la actitud de que aunque seamos jóvenes y no tengamos experiencia somos superválidos. La mayor parte de la gente con la que trabajo me dobla la edad, y no siento que por eso sea menos válida”. Y así se mueve el futuro, con la inquietud por bandera.
* Estilismo: Juan Cebrián. Maquillaje: José Belmonte (Cool Producciones) para Nars. Peluquería: Manu Fernández (Cool Producciones) para Moroccanoil. Asistentes de fotografía: Óscar Calleja y Edu Orozco. Asistente de estilismo: Rubén Cortés. Asistente de maquillaje y peluquería: Xenia Tió (Cool Producciones).
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.