Por qué a las mujeres les cuesta más recibir sexo oral: una historia de pudor y prejuicios
Pese a ser una de las prácticas sexuales más placenteras, muchas mujeres sienten reparo a la hora de recibir sexo oral. Analizamos los prejuicios instaurados desde el imaginario colectivo y las causas por las que se se llega a sentir pudor al practicarlo
Aunque son numerosos los estudios que señalan que recibir sexo oral es una de las actividades sexuales más placentera para las mujeres, lamentablemente no son pocas las investigaciones que indican que muchas tienen cierto reparo a la hora de disfrutar de él. Una de ellas es la puesta en marcha por los investigadores Jessica R Wood, Alexander McKay, Tina Komarnicky y Robin R Milhausen, que en un estudio publicado en La Revista Canadiense de Sexualidad Humana señalaron que lo habitual es que las mujeres consideren que el sexo oral es incluso más íntimo que el coito vaginal, y muchas no se sienten cómodas recibiéndolo por timidez o por motivos de higiene. Estos son algunos de los asuntos que pueden nublar la experiencia sexual de muchas, pues esa ansiedad anticipatoria puede disminuir la capacidad de disfrutar del sexo oral.
La trampa del pudor
“Muchas personas rechazan recibir sexo oral o incluso exponer demasiado sus genitales por la creencia de que huelen mal o de que sus vulvas son feas. La normalidad de una vulva es oler. De hecho, se recomienda que para mantener una correcta higiene, se utilice únicamente agua o algún jabón con un pH adecuado para la zona. Además, durante el ciclo menstrual, los olores y el flujo cambian, habiendo momentos en los que el olor se acentúa y el flujo se vuelve más espeso, y otros en los que el flujo es casi transparente y líquido, y el olor muy sutil”, explica a S Moda Lucía Jiménez, psicosexóloga colaboradora de Diversual. Comenta lo perjudicial que es el marketing de muchas marcas de productos de higiene íntima, que no hacen más que acrecentar la inseguridad de las mujeres.
Sin embargo, matiza Esperanza Gil, psicóloga, sexóloga clínica y encargada de amantis Russafa, es importante una correcta higiene bucal antes del sexo oral para evitar transmitir bacterias indeseadas. “Lavarse los dientes antes del sexo oral es como lavarse las manos antes de comer: es de buena educación y reduce el riesgo de transmisión de infecciones”. Para la práctica del “cunnilingus” se pueden emplear barreras de látex, una especie de rectángulo de material muy fino que se ubica sobre los genitales, o preservativos femeninos, también denominados condones internos, que cubren internamente la vagina y externamente la vulva.
Coincide en señalar que estas creencias pueden generar inseguridad corporal, especialmente cuando nuestras realidades no coinciden con los ideales sociales. La comparación constante con cuerpos ajenos o con estándares inalcanzables genera una autocrítica dañina, y cuando no alcanzamos esos ideales, nuestra autoestima y autoconfianza sufren. “En el contexto sexual, estas inseguridades pueden provocar que una mujer esté más concentrada en cómo se ven o huelen sus genitales que en disfrutar el momento. Esta autoobservación crítica y la necesidad de controlar cómo la percibe su pareja pueden llevarla a desconectarse de las sensaciones físicas y emocionales, reduciendo el disfrute y hasta impidiendo alcanzar el orgasmo”, añade.
Visibilidad pop
“Percibida como una práctica feminista por invertir los códigos habituales de una mujer que da y un hombre que recibe, los cunnilingus se han popularizado considerablemente, hasta el punto de convertirse en una especie de rito de iniciación para cualquiera que quiera filmar sexo y no quiera visto como un dinosaurio”, asegura en Le Monde Audrey Fournier. Sin embargo, uno de los aspectos más comentados de Call me darling, más allá de la mediática trifulca que se vivió en el rodaje, fue una escena en la que Harry Styles practicaba sexo oral a Florence Pugh. Aunque Olivia Wilde, directora del largometraje, quiso que el foco no se pusiera ahí, el hecho de que tantos medios sí lo hicieran demuestra que todavía tenemos un largo camino por delante. Tampoco ayudó el momento en el que en un capítulo de Curb your enthusiasm, un amigo de Larry David, protagonista de la serie, le pregunta si le gusta practicar sexo oral. “Es como… Un poco… Me gusta… Me gusta… Pero soy demasiado vago para hacerlo. Hace que me duela el cuello”, responde el cómico. Sin embargo, la industria musical sí se está poniendo las pilas. Desde Lana del Rey con su single Cola hasta Charli XCX en Lipgloss, los cunnilingus comparten letras con el amor romántico o al menos, por fin comienzan a cobrar cierta relevancia frente a la cantidad de canciones que hablan con absoluta normalidad de felaciones.
Los miedos más habituales
Esperanza Gil comenta cuáles son algunos de los miedos e inseguridades más comunes que pueden surgir al recibir un cunnilingus. Miedo a que el olor o el sabor de sus genitales resulte desagradable para la pareja, preocupación por la apariencia de los labios o del clítoris, inseguridad por no ir lo suficientemente depilada, experiencias previas negativas y poco placenteras, comentarios despectivos de parejas anteriores, falta de experiencia en esa práctica sexual, ansiedad por el riesgo de contraer o contagiar una ITG (Infección de Transmisión Genital), temor a no llegar al orgasmo, no saber qué hacer mientras la pareja le practica sexo oral, sentir culpabilidad y que le debe sexo oral a la pareja son las causas que indica. ”Solamente si sabemos cuáles son los frenos que nos impiden dejarnos llevar durante el sexo oral, podremos trabajar específicamente para mejorar nuestra experiencia sexual. No obstante, sea cual sea ese motivo, resulta fundamental mantener una comunicación abierta y sincera acerca de nuestros gustos y límites. Hablar sobre lo que nos gusta y lo que no, sobre lo que nos hace sentir cómodas o incómodas, crea un espacio de confianza y respeto mutuo. Este tipo de comunicación no solo fortalece la conexión emocional entre las parejas, sino que también permite que ambos se sientan más seguros y dispuestos a explorar el placer sin reservas”, comenta antes de señalar lo importante que resulta mostrar vulnerabilidad al transmitir inseguridades. Aunque conocer y compartir estas inquietudes puede parecer un desafío, es un paso esencial para establecer un vínculo auténtico y profundo. “Cuando ambos son conscientes de estas, se pueden trabajar juntos para crear un ambiente más cómodo y acogedor, donde ambas partes puedan disfrutar de la intimidad con mayor seguridad”, asegura.
Para disfrutar del sexo oral, lo primero a tener en cuenta, asegura Lucía Jiménez, es si el miedo viene de comentarios recibidos por parte de la pareja; desprecios hacia el propio cuerpo, sugerencias sobre el olor o el sabor de la vulva, o cualquier tipo de actitud negativa percibida hacia la propia vulva. “Si descartamos que exista alguna infección que pueda estar alterando el olor y el sabor, tal vez toca hablar con esa persona para saber qué le desagrada tanto exactamente, ya que lo normal es que huela y sepa. Si por parte de la pareja está todo en orden, entonces toca deconstruir ideas sobre lo que es una vulva; dejar de dar crédito a todas esas formas perfectas que hemos visto y aceptar que el cuerpo tiene sus propios olores y que eso también puede ser excitante y disfrutable”, explica.
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