Clara Buedo, autora de ‘Historia del perfume’: “Antiguamente las mujeres olían como animales, aunque se comportaban como damas”
Elemento de expresión personal, pero también patrimonio cultural, historia, evolución científica o materia para explicar el mundo y las distintas civilizaciones. La periodista analiza el poder del invisible linaje del perfume
Recorrer los orígenes del perfume confirma que innumerables inventos actuales están presentes de alguna manera desde hace siglos. “Hay mucho de lo que vemos en la industria del perfume hoy que se inspira en el pasado”, explica Clara Buedo, periodista especializada en el universo de las fragancias y autora de Historia del perfume. Relatos olfativos del pasado (Catarata, 2024). “En Roma se quemaban resinas rozando la obscenidad, así que vieron que los aromas podían ser rentables y muy lucrativos. Fue entonces cuando se empezaron a desarrollar también los frascos, que se vuelven más artesanales, más elaborados. Empieza a virar la función inicial del perfume, que era algo sagrado y de culto, hacia un aspecto más lujoso”.
La mente marquetiniana de los romanos no es la única avanzadilla. “Es muy difícil datar su origen, pero el comienzo está relacionado con el humo, per fumum es ‘a través del humo’, con las mezclas incensales que tenían como fin el culto”. Composiciones que aparecen en documentos de la antigua China imperial; del Egipto de los faraones donde presumían de un dios del perfume, Nefertum, o en el Éxodo de la Biblia, donde se detalla la receta que Jehová dio a Moisés para elaborar un incienso. En las civilizaciones árabes sabían mucho de las fragancias sin alcohol, de las que hoy se habla con efusividad: “La perfumería clásica de Oriente Próximo, sobre todo la islámica, es con base de aceite pues para los musulmanes el alcohol era controvertido, ya que sostenían que capturaba el alma, como lo hacían con la esencia de las plantas”.
Así se desarrolló una de las culturas olfativas más interesantes de la actualidad, donde incluso cada familia tiene su propia composición aromática particular. Esas mezclas son tan secretas como lo eran en la antigua China: “Perfumaban las mangas de sus quimonos con recetas que pasaban de generación en generación. Daban caché, era una cuestión de exclusividad. El perfume era muy valioso, un objeto destinado a la realeza o a las clases altas. Y si nos remontamos más atrás, solo los sacerdotes podían manejar los ingredientes perfumados”. Un aderezo que es capaz de contar la evolución del poder a lo largo de la historia o el papel que las mujeres han jugado en cada momento.
En el siglo XIX se puso de moda el olor a violeta para acompañar al ‘ángel del hogar’, esa mujer como símbolo de estatus del hombre burgués que había renunciado a engalarse tras la Revolución Francesa. “Su aroma empolvado, delicado y floral tenía mucho simbolismo. Además, en esa época se empiezan a desarrollar las moléculas de síntesis que permitieron abaratar, así que fue uno de los olores característicos del siglo”. La delicada flor sustituía a los aromas más animálicos que habían imperado hasta entonces. “Durante la mayor parte de la historia las mujeres han olido como animales, aunque se han comportado como damas”, resume Buedo. Notas olfativas como el almizcle, la algalia o el ámbar gris provenían respectivamente de los testículos del ciervo almizclero, de los intestinos de los cachalotes o de las glándulas perianales de la civeta. Materias sensuales que casaban bien con una de las cualidades más emblemáticas del perfume, como complemento amatorio y para seducir: “Como filtro amoroso; porque, más allá de ser una interpretación del marketing, hay ingredientes que predisponen como el jazmín o la vainilla”. Una acepción que está virando en los últimos años, precisamente hacia los orígenes de esta sustancia, hacia una versión más mística: “Lo he visto en la última edición de Pitti Fragranze [la feria anual que marca la dirección de la industria], un acercamiento del perfume hacia todo lo que es el misticismo y la espiritualidad”. Porque quizá no todo esté inventado, pero sí todo vuelve.
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