Nutricionista o preparador atlético en tres meses: el negocio de los cursos de ‘coaching’ que pone en riesgo la salud
Los profesionales colegiados alertan sobre los peligros de este tipo de prácticas lucrativas que no requieren ninguna formación específica
Un curso que promete convertir la propia pasión por el bienestar en una profesión lucrativa. La posibilidad de ayudar a cientos de personas a crear hábitos de vida saludables. Dos palabras, health coach [algo así como un monitor de la salud], que lo engloban todo: desde elaborar dietas, hasta crear rutinas de entrenamiento para los clientes, pasando por técnicas para controlar el estrés y formación para ayudar los clientes a cambiar de vida. Todo esto gracias a un curso a distancia en el que hay que estudiar un par de horas al día y pagar una matrícula de algunos miles de euros. De cursos y academias como estos está lleno internet, publicitados sobre todo a través de las redes sociales. Sin embargo, los expertos alertan del peligro de recurrir a profesionales que no están preparados para asesorar sobre la salud física y mental de quien recurre a ellos para hacerse ayudar.
“Es fundamental que la población sea consciente del peligro que corren al meterse en manos de estos supuestos profesionales”, alerta Giuseppe Russolillo, presidente de la Academia Española de Nutrición y Dietética. Ante el incremento de este tipo de cursos, el doctor denuncia el “intrusismo” de una categoría profesional que no está oficialmente reconocida por el Estado y que, aprovechando este vacío legal, “se entromete en asuntos que no les compete” y que pueden ser dañinos para la salud. “También hay muchos nutricionistas que se lanzan a hacer esto. Puede ser un acompañamiento, pero siempre sin invadir las competencias que tienen los profesionales”, insiste.
No existe una definición universal de lo que es exactamente el coaching, una práctica para alcanzar objetivos personales que se ha extendido como la pólvora en los últimos años. “La palabra coach conlleva una metodología que puedes aplicar a cualquier tipo de área”, afirma Enrique Jurado, fundador de D’Arte Human & Business School, una academia que imparte un máster de título propio en Coaching Profesional junto a la Universidad Politécnica de Cartagena. “En la historia siempre ha existido la figura del mentor, que te ayuda desde diferentes puntos de vista y en diferentes aspectos de tu vida. El ser humano siempre ha necesitado a alguien que lo ayude a entenderse. Antes era la religión, el chamán… ahora están los coaches”.
La formación para ser coach en España no está regulada, pero existen entidades de referencia que autentifican los cursos y academias que otorgan algún tipo de certificación. La más grande a nivel estatal, y la más antigua, es la Asociación Española de Coaching (ASESCO), que trabaja desde el 2000 en “la defensa y promoción del Coaching profesional, ético, responsable y de calidad”, según figura en su página web. La organización, que acredita más de 20 programas formativos, defiende la legitimidad de este trabajo. “Como en todas las ramas hay personas que ejercen su profesión con responsabilidad y otras que, por desgracia, no. Es muy importante tener la seguridad de que los profesionales que ejercen como coach cumplan con los requisitos formativos, el código ético y la certificación correspondiente por alguna de las asociaciones de coaching para tener la garantía de que estamos ante un buen profesional que nos puede ayudar y acompañar en procesos de cambio”, explica un portavoz.
Intrusismo en la profesión
Uno de los puntos sobre los que hay más conflicto entre los coaches y los psicólogos, nutricionistas o entrenadores que están colegiados es justamente el reconocimiento que se la da a esta práctica. ¿Es una profesión o un método? Beatriz García Ricondo es socia directora de Crearte Coaching, una escuela que imparte cursos que están reconocidos por ASESCO y por la International Coach Federation (ICF), la entidad de referencia a nivel internacional que marca tres tipos de certificaciones: Coach Asociado Certificado, que requiere de 60 horas de formación y 100 de experiencia con clientes; Coach Profesional Certificado, que eleva los requisitos a 125 horas de formación y 500 horas de experiencia; y Coach Máster Certificado, con 200 horas formativas y 2.500 horas de experiencia. Un curso para conseguir la capacitación intermedia en esta escuela tiene un coste de 3.590 euros.
García Ricondo tiene una idea “bastante fluida” de lo que es exactamente el coaching. “A mí personalmente me gusta verlo como una filosofía de vida, aunque también se puede hacer del coaching una profesión. Se puede considerar una disciplina de gestión del cambio, una metodología con la cual gestionamos a diferentes personas”, desarrolla. García explica que cuando se trabaja con “las personas” —que en ningún momento llega a llamar pacientes— hay que tener en cuenta cuatro preguntas fundamentales: dónde estoy, dónde voy, qué tengo y qué me falta. “Desde ahí trabajamos sesión por sesión para que las personas vayan marcando sus planes de acción”.
La coach niega que este tipo de trabajo pueda de alguna forma invadir el campo de la psicología. “Hay veces que te llega un cliente y no sabes hasta dónde puedes llegar. Ahí los coaches tenemos la responsabilidad de remitirlo a los médicos de cabecera”, explica García, aunque insiste en que el trabajo que ellos hacen es diferente al de los psicólogos. “No trabajamos con patologías, aunque es verdad que el método se pueda aplicar a diferentes contextos. El coaching se centra en personas que están funcionales en el día a día, que tienen claro que quieren cambiar y necesitan un empujón para centrarse y lograr sus objetivos”, añade.
Desde el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid insisten en que no es correcto hablar de profesiones, y que es justamente este tipo de nomenclatura lo que permite el intrusismo. “Es un método, no es una profesión”, explica tajante la psicóloga y vocal Isabel Aranda. “No hay ningún tipo de regulación oficial y es una palabra que puede valer para cualquier cosa. Pero que se atrevan a hacer terapia metiéndose en el terreno de la psicología es muy arriesgado”.
La experta reconoce que ella también en un momento de su carrera, cuando ya tenía el título de psicóloga, atendió a un curso para aprender técnicas de coaching y aplicarlas en su profesión. Sin embargo, la experiencia la dejó desconcertada. “El primer día me dijeron que tenía un problema para ser coach justamente porque ya era psicóloga, cuando en realidad esto debería ser lo normal. Tener una profesión y aplicarle un método, y no al revés”, explica. Además, alerta de que ya se están verificando casos de mala praxis a causa de la interferencia de algunos coach en asuntos muy sensibles de la vida de los pacientes. “Compañeros clínicos están reportando que les llegan pacientes que se han dejado tratar por coaches que no saben lo que han hecho. Gente que llega a desarrollar trastornos compulsivos de tanto escuchar que ellos pueden con todo, que ellos valen. Estos tipos de mensajes no son inocuos, pueden hacer mucho daño”.
Aunque los miembros de estas academias y escuelas lo intentan matizar, en las páginas web de algunos de estos cursos el coaching es vendido a todos los efectos como una profesión que no necesita una formación previa para poder empezar a ejercerse, a pesar de tener en sus temarios módulos ligados a la nutrición y el deporte. “Al finalizar el curso estarás preparado para trabajar como coach de salud integral. Podrás desarrollar tu actividad como autónomo y ayudar a cientos de personas a mejorar su estilo de vida creando hábitos saludables”, cita la página del curso de Health Coaching de EnPhorma, que tiene un coste de 1.500 euros.
Un portavoz de esta plataforma —cuya formación es impartida por la academia Gen360, una entidad que imparte decenas de clases, desde cursos para ser esteticista hasta decorador de interiores, pero también masajista o neuropatía— asegura que el objetivo del curso se limita a “crear hábitos de vida saludable”, y que en ningún momento se da a entender que quien lo haga “vaya a ser nutricionista o vaya a hacer dietas para nadie”. Sin embargo, en la página web se podía consultar el temario del curso (que ha sido eliminado después de hablar con este periódico), en el cual se hablaba también de “coaching dietético y nutricional” y “coaching deportivo”.
“Es una estafa total, para ambas partes. Tanto para los pacientes como para las personas que pagan ese tipo de curso”, denuncia Miguel Ángel Gómez Ruano, profesor titular de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad Politécnica de Madrid. “Está el inocente que se lo cree y lo hace pensando que es válido. Y luego está el que busca la vía rápida, que no quiere hacer un FP o una carrera. Además de ser éticamente incorrecto, es muy peligroso. Nadie se subiría a un avión hecho por un ingeniero que hizo un curso online, ¿por qué debería ser fiable seguir un plan de entrenamiento hecho por un health coach?”, pregunta el catedrático.
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