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Montserrat García-Closas: “Ya tenemos modelos para precisar de forma más exacta el riesgo de padecer cáncer de mama”

La investigadora, una de las referencias mundiales en epidemiología y prevención del cáncer, cree que la medicina de precisión va a ayudar a mejorar el diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad

Montserrat Garcia-Closas
Montserrat García-Closas, investigadora del cancer de mama, en la sede del CNIO en Madrid.Jaime Villanueva
Victoria Toro

Montserrat García-Closas (Barcelona, 56 años) es una de las investigadoras más reconocidas en epidemiología del cáncer. Esta investigadora española, que nunca ha trabajado en nuestro país, estudia las causas del cáncer de mama. Se licenció en Medicina en la Universidad de Barcelona y se doctoró en Epidemiología y Salud Pública en la estadounidense Universidad de Harvard. Una vez acabado el doctorado, en 1996 comenzó a investigar en el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos (NCI por sus siglas en inglés), en el área de epidemiología y genética del cáncer. Empezó entonces su trabajo sobre cáncer de mama. “No sé qué me llevó a estudiar este tipo de tumores: que afecta a muchísimas mujeres, que tiene causas diversas... Todo eso, desde el punto de vista de la epidemiología, es muy relevante”, asegura García-Closas. En 2010 volvió a Europa, al Instituto de Investigación del Cáncer (ICR por sus siglas en inglés) de la Universidad de Londres, hasta 2015 cuando regresó a Estados Unidos, de nuevo al NCI, donde fue nombrada subdirectora. Pero tras ocho años, y en esta sucesión de idas y vueltas entre Estados Unidos y Europa, García-Closas está a punto de regresar al ICR de la Universidad de Londres: “Vuelvo a Europa. Voy a liderar un nuevo centro dedicado a la epidemiología y la prevención del cáncer en el que participan el ICR y el Imperial College”, explica.

La entrevista con Montserrat García-Closas tiene lugar en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) en Madrid antes de un seminario sobre la detección con mucha precisión de la posibilidad de desarrollar un cáncer de mama y cómo trasladar ese dato a las afectadas que ha sido su trabajo más reciente. La investigadora explica, sobre su nuevo trabajo: “Se trata de aplicar lo que hemos estado investigando estos últimos años”.

Pregunta. Eso que investiga son las causas del cáncer de mama

Respuesta. Sí. Son causas complejas porque se trata de una combinación de cuestiones genéticas y ambientales. Y cuando digo ambientales me refiero no solo al impacto del medio ambiente, sino a todo lo que no es factor genético. Entre estas causas, sabemos hace muchos años que hay una relación entre la susceptibilidad a padecer cáncer y la vida reproductiva.

P. ¿Y cómo afecta la vida reproductiva de las mujeres a su susceptibilidad ante el cáncer de mama?

R. Hay menos riesgo en las mujeres que tienen hijos y que los amamantan. Lo que parece que afecta es la duración del periodo de tiempo en el que los ovarios de una mujer están produciendo hormonas. Por eso influye que la menarquía, el momento en el que una joven tiene la primera menstruación, sea pronto o tarde. Lo mismo ocurre con la menopausia. Y por eso también cuenta el número de embarazos, si se da a los hijos de mamar y cuántos meses se les da. Es decir, cuando más corto sea el periodo de producción de hormonas por los ovarios, más protegida está una mujer frente al cáncer de mama.

Hay otro asunto referente a la relación entre susceptibilidad a tener cáncer de mama y vida reproductiva que la hace complicada. Al principio y durante los primeros cinco años tras un embarazo hay un aumento de riesgo. Es cuando se produce una explosión de hormonas. Pero después, a largo plazo, los embarazos protegen. Todos estos factores tienen que ver con hormonas. No solo con las que produce la mujer, sino también con las que contienen algunos fármacos como los que se toman para la menopausia o anticonceptivos que están asociados a un aumento de riesgo.

Antes se tenían muchos más hijos y se daba mucho más de mamar, y este cambio en el estilo de la vida reproductiva en países más desarrollados ha contribuido bastante al aumento de cáncer de mama. Esto, en cuanto a población, se ve muy claro. Y el problema ahora es que al estar cambiando los estándares reproductivos en los países en desarrollo se está viendo en ellos un aumento de cánceres de mama porque están empezando a tener el estilo de vida que tenemos aquí. Y no solo esto, el consumo de alcohol, obesidad y vida sedentaria, todos estos factores contribuyeron al aumento de la incidencia aproximadamente desde los años cincuenta. En los 2000 ha continuado aumentando, aunque no tanto como en los años noventa. Ahora está más o menos estabilizada, pero no baja.

P. ¿Qué porcentaje de cánceres de mama tienen que ver con los factores ambientales de los que habla?

R. Cuando hablamos de las causas hay que tener claro que existen factores que podemos modificar y otros que no. Entre los que no podemos cambiar están la historia familiar, la edad, la genética y la vida reproductiva, que no la modificas por esto. Los que sí son más fáciles de variar y que tienen que ver con estilos de vida, con tomar decisiones, explican un 25% o un 30% de todos los cánceres de mama. Es decir, que si todas tuviéramos ese estilo de vida perfecto y no hubiera hormonas exteriores, la incidencia del cáncer de mama se podría reducir hasta un 25% o 30%. Pero aún tienes una gran mayoría que no se puede explicar por los factores modificables. Por eso, a nivel poblacional, es muy difícil cambiar el riesgo porque debería ser un porcentaje enorme de las mujeres las que hicieran esos cambios. Aunque a nivel individual sí puedes hacerlos.

P. Entiendo que tener el conocimiento es importante, pero ¿para qué se estudian esas causas si no se puede hacer nada?

R. Que sean factores que no se puedan modificar no significa que no podamos hacer nada. En los últimos 10 años hemos aprendido sobre todo de genética del cáncer de mama, que no se puede modificar, pero sí nos ayuda a distinguir a las mujeres que están en riesgo más alto. Eso nos sirve para hacer prevención y detección precoz.

La información que teníamos era por historia familiar de cáncer de mama y mutaciones en genes de alta susceptibilidad que aumentan muchísimo el riesgo, pero son muy raras. Lo que hemos descubierto en estos últimos años es que el 90% de las mujeres no tienen historia familiar y aun así tienen susceptibilidad genética. Este conocimiento ahora se está incorporando en modelos para estimar el riesgo individual. Pero hay que tener en cuenta algo, en epidemiología, el riesgo es un concepto poblacional. No puedo saber exactamente tu riesgo. Puedo decir que gente como tú, con estas características y este estilo de vida, tiene tal riesgo. Lo que estamos aprendiendo es que si solo sé tu edad, te puedo decir el riesgo medio de la población de tu edad en España, por ejemplo. Aunque está claro que las mujeres de tu edad en España tienen un riesgo muy diverso. Pero si me dices tu edad, los hijos que has tenido, si los has amamantado o no, mido tu densidad mamaria y te hago un estudio genético, puedo saber de forma más precisa cuál es tu riesgo porque puedo compararlo con mujeres como tú.

Montserrat GarcÍa-Closas, en un momento de la entrevista.
Montserrat GarcÍa-Closas, en un momento de la entrevista.Jaime Villanueva

P. Y una vez que me hayan informado de mi riesgo, ¿qué?

R. En eso estamos avanzando ahora, no solo en precisar ese riesgo, sino también en cómo se comunica. Si comunicas el riesgo debes dar información sobre qué se puede hacer. Hay varios grupos desarrollando aplicaciones de medición de riesgo y comunicación. Se trata de ayudar tanto a los profesionales de la medicina como a las mujeres para que entiendan lo que significa esta información. Hasta ahora tenemos tres categorías de riesgo: alto, medio y bajo con respecto a la media de la población. Lo que estamos intentando ahora es mejorar la precisión. Pero podemos mirar la precisión de dos formas; una es decir en cuál de estos tres grupos estás y contar con recomendaciones diferentes según qué grupo sea. Y otra forma de pensar en la precisión es que puedes hacer grupos más pequeños para poder ajustar las intervenciones. Esto es más complicado porque no solo tienes que establecer estos grupos, sino que tienes que conseguir que las intervenciones sean diferentes según el nivel de riesgo. Pero ahora podemos saber por qué tienes el riesgo elevado de cáncer y esto puede que cambie las decisiones que hay que tomar. Por ejemplo, si tienes aumento de riesgo porque tu densidad mamaria es alta es diferente que si tienes aumento de riesgo por factores genéticos. La precisión es no solo conocer mejor tu riesgo, sino saber de dónde viene. Y esto puede informar sobre qué tipo de intervenciones a medida se pueden hacer.

P. ¿Y esto va a aplicarse en la práctica médica? ¿Vamos a ir a la consulta de medicina de familia y nos van a decir, usted con sus características tiene este riesgo concreto de padecer cáncer de mama y puede hacer esto?

R. Sí, de hecho, ya se hace. Lo que ocurre ahora es que te hacen solo tres o cuatro preguntas y se está focalizando mucho en la historia familiar. Pero ya tenemos modelos para precisar de forma más exacta el riesgo, aunque no están integrados en el sistema de salud.

P. ¿Confía en que esa integración se produzca pronto?

R. Está pasando ya, aunque no en la mayoría de los sistemas nacionales de salud. Pero en la medicina privada de Estados Unidos, por ejemplo, se está ofreciendo ya. Cambiar la práctica médica en los sistemas nacionales de salud va a tardar mucho más porque tienes que tener en cuenta muchos factores: análisis de costes y beneficios, etcétera.

P. ¿Y no sería un gran ahorro prevenir?

R. Sí, claro, pero es muy complicado prevenir. Solo podemos detectar antes, por eso el cálculo no es tan claro. Si pudiéramos prevenir, bajar la incidencia… Pero lo que podemos hacer es mejorar la detección precoz. Los sistemas de cribaje (mamografías) son muy caros y para modificarlos hay que tener en cuenta muchos factores. Llegaremos ahí, pero va a ser difícil.

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Sobre la firma

Victoria Toro
Es periodista de ciencia. Ha sido corresponsal científica y jefa de Sociedad de Diario16 y corresponsal en Nueva York de La Voz de Galicia. Es autora de dos libros, las biografías de Severo Ochoa, "De la bioquímica a la biología molecular", y de "Marie Curie". También ha creado y dirigido exposiciones de divulgación científica.

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