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Caso #2: La trama rusa (del Kremlin a Silicon Valley)

La compañía se vio envuelta en una gran investigación para comprobar la injerencia de Moscú en la reelección de Trump

Imagen que alude a la trama rusa y las redes sociales. Montaje de OLB
Imagen que alude a la trama rusa y las redes sociales. Montaje de OLB

Cuando Mark Zuckerberg creó Facebook pensaba que su invento cambiaría al mundo, le daría otra funcionalidad a Internet e influiría en toda una generación. Pero seguramente nunca pensó que su plataforma podría contribuir a que un candidato como Donald Trump resultara electo como presidente de Estados Unidos, ni que sería el instrumento para que hackers rusos interfirieran en los comicios de su país, ni que tendría que responder por esto ante el Senado. Incluso meses después del 2016, no imaginaba que la trama rusa tocaría las puertas de Facebook. Pero lo hizo. Y a lo grande.

Una granja en San Petersburgo que en vez de caballos y vacas albergaba trolls se convirtió en una fábrica de mentiras para interferir desde las redes sociales, y en especial desde Facebook, en las elecciones que ganó Donald Trump a Hillary Clinton, en una de las mayores sopresas electorales de la historia. También desde allí se pagaron anuncios políticos que destilaban odio contra la candidata demócrata.

Vídeo: repaso de los escándalos protagonizados por Facebook desde 2016. Olivia L. Bueno

La participación de los rusos en Facebook pasó formar parte de la macro investigación de 400 páginas que concentran 22 meses de trabajo para determinar si el presidente electo había cooperado o no con Rusia, el viejo enemigo de la Guerra Fría, para interferir en las elecciones presidenciales a su favor. En abril se hicieron públicas las conclusiones de la investigación del Departamento de Justicia, que exoneraba al presidente de las acusaciones al "no hallar pruebas de coordinación expresa del Kremlin con el republicano". Pero también dejaba clara la injerencia de Moscú en los comicios. Facebook reconoció que una compañía rusa supuestamente asociada con el Kremlin había pagado a la red social cerca de 150.000 dólares (127.000 euros) por más de 3.000 anuncios a favor del candidato republicano.

Para octubre de 2017, más datos salen a flote. La propaganda dirigida desde aquella granja en San Petersburgo había llegado a 10 millones de perfiles en Facebook y su finalidad propagandística era generar rabia, enfado y crear división entre los votantes. Desde mayo a octubre, la compañía anunció la contratación de 4.000 personas para revisar el contenido publicitario dentro de la red social.

Los ojos críticos de los usuarios se fijaron en Facebook. Pero la compañía no era la única sospechosa en esta trama. También Twitter y Google se sumaron al escrutinio público. En noviembre, las tres tecnológicas declaran ante el Senado estadounidense y Facebook reveló más detalles: la propaganda rusa había alcanzado a 126 millones de usuarios —no a los 10 millones que había declarado en octubre— lo que equivale a una tercera parte de la población del país. Además, coincidió con el FBI en que el objetivo no solo era influir en el voto a favor de Trump, también filtrar los correos electrónicos del partido demócrata, crear teorías de conspiración que buscaban degradar la candidatura de la demócrata Hillary Clinton y crear fricción en Estados Unidos. El Senado también escuchó cómo Facebook revelaba el nombre de la granja de trolls en San Petersburgo: Internet Research Agency, vinculada al Kremlin. La fábrica de mentiras realizó hasta 80.000 publicaciones en su plataforma entre enero de 2015 y agosto de 2017 que fueron expuestas a 29 millones de usuarios y luego alcanzaron a 126 millones.

Relegada a segundo plano durante 2018 y 2019 la sombra de la trama rusa en la Casa Blanca regresa en 2020 como un turbio recuerdo y reaviva la inquietud de los gigantes tecnológicos cuando las elecciones de noviembre están a pocas semanas de celebrarse.

Más información
Caso #3: Cambridge, o la mayor estafa en Internet
Caso #4: El Oligopolio de Gigantes
Caso #1: El dilema del Odio y las Fake News
Facebook, Inc. y el perpetuo escándalo

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