Mamá, quiero jugar a un videojuego basado en ‘blockchain’
Cada vez existen más títulos que utilizan la cadena de bloques para crear experiencias y dinámicas de juego innovadoras en un sector que se reinventa con las nuevas tecnologías
Para quienes hayan tenido el placer de disfrutar del popular juego de móvil Clash Royale, la dinámica de Spells of Genesis no será difícil de entender. Se trata de un juego de estrategia en el que los jugadores acumulan y fusionan tarjetas y combinan sus habilidades y hechizos para derrotar a su oponente. Solo un pequeño detalle lo separa de su predecesor: puede presumir de ser el primer título que se basa en la cadena de bloques.
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Spells of Genesis ha creado su propia criptomoneda, BitCrystals, con la que es posible comprar las cartas coleccionables que componen el juego, también en blockchain. “Los usuarios tienen la propiedad de sus activos de juego, por lo que pueden intercambiar libremente sus cartas a través de la cadena de bloques”, señala Markéta Korteova, directora de operaciones de la compañía que comercializa el juego. “Estas tarjetas también se pueden usar en diferentes títulos. Por ejemplo, algunas de nuestras cartas también se pueden usar en Sarutobi, otro juego basado en blockchain”.
Aunque no es obligatorio invertir en criptoactivos para jugar —hay un buen número de cartas disponibles para jugar sin pasar por la cadena de bloques—, Spells of Genesis es pionero en aplicar esta tecnología al sector de los videojuegos, una práctica que promete dar de qué hablar en los próximos años.
Gods Unchained es un juego con una dinámica similar, considerado el primer eSport que utiliza blockchain. Cuenta con más de 30.000 usuarios registrados y con equipos profesionales financiados para competir en torneos y ligas. “De la misma manera que cambiaron los modelos de monetización con la aparición de los juegos gratuitos creemos que puede pasar con los criptojuegos, con los que los desarrolladores pueden crear experiencias más atractivas para los jugadores que les permitan ser rentables”, opina Tyler Perkins, responsable de comunicaciones de la compañía que comercializa el juego.
Perkins considera que el crecimiento del sector puede explicarse por el valor añadido que aportan los activos digitales a este tipo de juegos. “Que nuestros activos estén basados en la cadena de bloques permite a los desarrolladores externos crear herramientas y aplicaciones robustas que agreguen valor al ecosistema general del juego”, añade.
Gods Unchained y Spell o Genesis son algunos de los nombres más destacables dentro del panorama actual, pero la lista de juegos que recurren a la cadena de bloques para presentar una dinámica diferente para sus jugadores se ensancha a un ritmo frenético. De acuerdo con Dappradar, más del 70% de las aplicaciones descentralizadas en Ethereum son juegos. Age of Rust, Neon District, MLB Champions, Hash Rush, Crypto Space Commander, Crypto Wars o Blankos Block Party son solo algunos de los títulos que se han incorporado al mercado recientemente o están próximos a hacerlo.
Tráiler del criptojuego 'Hash Rush'.
En este panorama, han proliferado algunos juegos que han apostado por blockchain con un enfoque más original, como Decentraland, que combina esta tecnología con la realidad virtual para transportar a los jugadores a un mundo similar al de Second Life o Minecraft, pero inmersivo y descentralizado.
El fenómeno ha trascendido las fronteras de lo indie para llamar la atención de las grandes firmas. La compañía Animoca Brands ha llegado a un acuerdo con la Fórmula 1 para desarrollar un videojuego oficial basado en blockchain. Esta misma empresa firmó el año pasado un acuerdo con Atari para llevar a la cadena de bloques algunos de sus títulos más significativos.
No obstante, no es oro todo lo que reluce. El auge de estas plataformas puede despertar recelos más que justificados. No podemos olvidar que uno de los recursos más habituales en estos títulos son las compras integradas de tokens coleccionables y la fiebre que pueden despertar estas dinámicas en los videojuegos entraña ciertos peligros.
Al realizarse por medio de activos virtuales en un entorno lúdico, esta práctica suele traer consigo una impulsividad similar a la que existe en los juegos de azar. No en vano, países como Bélgica y Holanda han prohibido las cajas de botín (dinámicas de micropagos integradas en los videojuegos) y en otros como Reino Unido el debate está presente en la esfera política.
El problema de las compras integradas en los criptojuegos no es más pequeño que el que encontramos en juegos al margen de blockchain. Erik Voorhees, CEO de la casa de cambio ShapeShift, pronosticaba hace un año que el gran boom criptográfico de 2019 serían las mejoras coleccionables en los videojuegos. Si bien el sector no ha dado el salto que esperaba el directivo, tampoco podemos negar que exista cierta tendencia.
Calling this one now... the crypto craze of 2019 will be game assets and collectibles. Check this out https://t.co/6iNSf1rXDd
— Erik Voorhees (@ErikVoorhees) August 23, 2018
Sirva como ejemplo el caso de Cryptokitties, un popular juego de Ethereum en el que los usuarios pueden comprar, vender, coleccionar y jugar con gatos digitales.Originalmente, cada felino costaba cerca de un euro; en poco tiempo, superaban los 5.000 euros. En diciembre de 2017, apenas dos meses después de su lanzamiento, un jugador pagó en criptomonedas el equivalente a 100.000 euros por uno solo de estos gatos.
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