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Los usos de ‘blockchain’

La cadena de bloques se está probando con éxito en muchos ámbitos más allá de las criptomonedas. Su transparencia, la fortaleza de su encriptación y, sobre todo, su carácter distribuido pueden cambiarlo todo

Manuel G. Pascual

La cadena de bloques (blockchain) es el gran libro de registros distribuidos que se desarrolló para hacer posible el primer medio de pago P2P (entre pares) no centralizado de la historia. Pero esta tecnología ha resultado ser tan rompedora que ya se está probando con éxito en muchos ámbitos más allá de las criptomonedas. Su transparencia, la fortaleza de su encriptación y, sobre todo, su carácter distribuido pueden cambiarlo todo.

El director ejecutivo de la Singularity University, Salim Ismail, lo tiene claro: “Blockchain es la tecnología más disruptiva que he visto en mi vida. A la banca comercial le doy diez años de vida”, dijo este experto a EL PAÍS Retina. Bajo su punto de vista, desde el momento en que el sistema puede funcionar sin que una entidad centralizada (en este caso el banco) deba comprobar si las transacciones se pueden hacer o no, los mismos bancos dejan de tener sentido.

Ismail: “A la banca de consumo le doy diez años de vida”
Ismail: “A la banca de consumo le doy diez años de vida”

Quizá por eso, el sector financiero es quien más en serio se está tomando el desembarco de esta tecnología. Banco Santander ha lanzado su primer sistema de transferencias internacionales apoyado en blockchain, BBVA ha firmado con Indra su primer préstamo corporativo sustentado en esta tecnología y Master- Card ha patentado una blockchain para detectar identidades falsas, por citar ejemplos recientes.

La tendencia, por ahora, es usar la cadena de bloques como apoyo a las operaciones actuales. Aunque todo se andará.

Los contratos inteligentes o smart contracts, posibles gracias a blockchain (en este caso a la tecnología desarrollada por Etherum), están empezando a automatizar los acuerdos de todo tipo. En esencia, un smart contract es un código o protocolo informático que permite que se ejecute una orden preestablecida cuando se cumplan una serie de supuestos. La gracia es que se activa por sí mismo: el software funciona sin necesidad de que medien terceros. Y, para ello, hace falta cerciorarse de que se han dado las condiciones necesarias (por ejemplo, transferir la titularidad de un bien en cuanto se reciba el pago estipulado).

Blockchain es la tecnología más disruptiva que he visto en mi vida

Salim Ismail, director ejecutivo de la Singularity University.

Ahí entra blockchain: en tanto que base de datos distribuida, puede funcionar como garantía. Todo lo que pasa en una blockchain deja registro, por lo que sería imposible engañar a un contrato inteligente. Ya se están usando en apuestas deportivas y no sería de extrañar que pronto den el salto a los préstamos de consumo (quien cumpla los requisitos, obtiene los fondos prometidos).

Los ‘smart contracts’ no son tan perfectos como nos han vendido
Los ‘smart contracts’ no son tan perfectos como nos han vendido

Se ha dicho de los smart contracts que, a la larga, podrían colarse en buena parte de los procesos legales. Herencias, traspasos de propiedades y muchos otros contratos civiles y mercantiles podrían resolverse ágilmente mediante estos procedimientos. Los notarios o registradores de la propiedad quizá dejen algún día de ser necesarios.

Hacer determinados trámites con el Ayuntamiento o algún otro organismo público a veces lleva días, semanas o meses. Imagina ahora poder resolver el papeleo casi automáticamente. Blockchain y los contratos inteligentes pueden ayudarnos a que este sueño se haga realidad.

Tres grandes sectores inmersos en la revolución ‘blockchain’
Tres grandes sectores inmersos en la revolución ‘blockchain’

Estonia es el primer país que ha apostado por digitalizar los trámites burocráticos. Todo, desde las gestiones asociadas a comprar una casa hasta pagar multas, se puede hacer online. Con mucha más agilidad que de forma analógica.

Para garantizar la seguridad de los datos de sus ciudadanos y su trazabilidad, el sistema público del país báltico se apoya en una blockchain privada. Lo que hacen es volcar la información en servidores privados y, posteriormente, registrarlos en blockchain. De ese proceso se encarga la empresa estonia Guardtime, cuyo trabajo para el Gobierno de su país le ha abierto la puerta a contratos con la OTAN o Lockheed Martin.

Si blockchain nos puede ayudar a tener una identidad con la que interactuar con la Administración, como ya se está haciendo en Estonia, ¿por qué no hacer lo mismo con la sanidad? Ya se trabaja para que el historial clínico de los ciudadanos se apoye en esta tecnología, de modo que cada vez que un médico o usuario acceda a los datos se genere un nuevo código de encriptación que llegue a todas las partes.

Es decir, blockchain puede ayudar a proteger los historiales digitales de los pacientes porque siempre se sabrá quién accede a ellos y con qué fines. Esta misma herramienta podría usarse para proteger el genoma de las personas, la información personal más sensible de los seres humanos.

¿Son los huevos del supermercado realmente ecológicos? ¿Cómo podemos estar seguros de que una camiseta no haya sido producida empleando mano de obra esclava? Blockchain puede acabar con las dudas respecto a la procedencia de los productos. Algunas organizaciones ya están usándola para rastrear su recorrido a través de toda la cadena de suministro y garantizar su calidad.

Blockchain puede acabar con las dudas respecto a la procedencia de los productos.

La firma Provenance, por ejemplo, lo hace con el pescado: cada parte implicada (el pescador, los transportistas, el distribuidor...) debe escanear un código QR asociado a cada caja de pescado, de manera que queda constancia de las manos que lo han tocado. Toda esa información, codificada en una cadena de bloques personal, intransferible e inalterable, es el llamado pasaporte del producto. El gigante estadounidense Walmart ya ha anunciado que usará blockchain para garantizar la trazabilidad de sus productos. La industria automovilística y los gestores de contenedores portuarios también están en ello.

¿Podríamos opinar sobre leyes que se estén tramitando? Blockchain puede permitir que la participación vaya más allá de votar cada cuatro años. La fundación Democracy Now la probó en 2016 para que los colombianos en el extranjero pudieran pronunciarse sobre varios de los puntos incluidos en el tratado de paz que finalmente se tumbó por referéndum. El gesto fue simbólico, pero el test funcionó: la cadena de bloques sirvió para proteger la información y para que los participantes se expresaran.

¿Sabías qué...?

Un tesoro escondido en la basura. Para bien o para mal, la única forma de acceder al monedero virtual (la cuenta con la que tienes acceso a tus bitcoins) es a través de la llamada clave privada, una larga y compleja secuencia de números y letras. James Howells lleva dándose golpes en la cabeza desde que en 2013 tiró por error un disco duro en el que guardaba la suya. Imposible acceder sin ella a los 7.500 bitcoins que minó en 2009, lo que hoy equivale a unos 46,5 millones de dólares. La llave de su fortuna está sepultada bajo miles de toneladas de basura en un vertedero cerca de Newport, Gales. Y allí seguirá, porque le han denegado permisos para buscarla por motivos higiénicos.

Una tecnología de 2.500 años de antigüedad. Probablemente si piensas en los ancestros de la criptografía te imagines la famosa máquina Enigma, usada durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, el arte de enviar mensajes cifrados no es una novedad de este siglo o el anterior: ha sido una obsesión a lo largo de la historia. El primer método de criptografía que se conoce data del siglo V a. C. y consistía en trasponer el pergamino en un cilindro que servía como clave. La cosa se fue complicando hasta llegar al sistema de claves asimétricas desarrollado en los años 70 (ver pág. 51), posible gracias a la capacidad computacional de los ordenadores. Ese es el sistema usado por bitcoin y, hasta la fecha, ha demostrado ser invulnerable.

¿El fin de las reuniones de la comunidad de vecinos? Está trabajando en ello el Ayuntamiento de Moscú. El 14 de marzo anunció el nuevo proyecto piloto que lleva un paso más allá la interacción entre blockchain y ciudadanos. Hogar Digital plantea resolver las reuniones de comunidades de vecinos online para ahorrar tiempo y evitar tener que hacerlas presenciales. Este ayuntamiento ha gestionado ya más de 3.500 votaciones a propuestas ciudadanas a través de la plataforma Ciudadano activo. Esos datos y votos se suben a Ethereum para que los ciudadanos tengan la seguridad de que nadie modifica los votos ni las propuestas.

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Sobre la firma

Manuel G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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