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'Startups'

La fórmula secreta de Martín Varsavsky para crear sus cinco unicornios

El empresario e inversor participa en el evento Menorca Millennials, que reúne en la isla balear a 'startups' en busca de desarrollo y financiación

Martín Varsavsky durante una charla con los participantes de Menorca Millennials en la basílica del cabo del Puerto de Fornells, Menorca.
Martín Varsavsky durante una charla con los participantes de Menorca Millennials en la basílica del cabo del Puerto de Fornells, Menorca. M. Victoria S. Nadal

Un sendero de tierra conecta la casa del inversor y empresario Martín Varsavsky (Buenos Aires, 1960) con una de las calas del sur de Menorca. Es un acceso privado que solo recorren su familia, las personas que trabajan en la finca y los caballos con los que, a veces, bajan a la playa. Hablamos con Varsavsky de camino a la casa, donde le esperan alrededor de 50 invitados para ver atardecer y celebrar que han superado con éxito un día más en Menorca Millennials, el evento que, año tras año, reúne a startups e inversores en la isla balear. Durante el trayecto, con el sol menorquí casi poniéndose, Varsavsky toma de la mano a uno de sus siete hijos y, cercano y hablador, disecciona las claves para detectar las necesidades de la gente y transformarlas en empresas de éxito.

Su historial lo avala: a lo largo de su carrera ha participado en cinco empresas valoradas en más de mil millones de dólares, lo que en el sector inversor se conoce como unicornios, fenómenos extraños dentro del mundo empresarial muy difíciles de conseguir. Y la pregunta es obligada: ¿cómo lo ha hecho? "No lo sé. Es una pena para los lectores, pero no lo sé. También enseño a emprendedores en la Universidad de Columbia y lo cierto es que debería saberlo", se ríe. "Pero sí puedo dar ideas por las que creo que las empresas salen bien", empieza. Y menciona algunos ingredientes que pueden conformar la fórmula secreta del éxito.

Asociarte con la gente que tiene el talento que a ti te falta es el primero. "Necesitas descubrir en qué eres ignorante —para eso hace falta mucha autocrítica— y asociarte con alguien que te complemente y pueda aportarte lo que necesitas", explica. Es algo que él ha practicado como norma básica. "Continuamente me estoy metiendo en campos nuevos para mí y mis cofundadores son siempre personas expertas en esas materias". Un claro ejemplo es la última empresa en la que se ha embarcado, Overture, que promete revolucionar la embriología. Y no da más datos. "Mis cofundadores en este caso son un experto en el testeo de embriones y un científico experto en fertilidad. Yo sé de empresas y ellos saben de ciencia".

Varsavsky tiene una visión especial para los negocios que se basa en detectar mercados que están pidiendo a gritos una revolución, que tienen mucho valor y que los demás no han percibido. ¿Cómo podemos saber que un mercado necesita ser transformado? "Cuando el servicio es malo y caro", asegura sin dudar. "Eso fue lo que estuvo a nuestro favor cuando empezamos con Jazztel", comienza a contar. Al llegar a España —a mediados de la década de los noventa y después de fundar Viatel, su primer unicornio— vio que las telecomunicaciones estaban monopolizadas, solo existía Telefónica. Él necesitaba un servicio mejor y más barato pero no había otras opciones, así que las creó. "Teníamos que usar la tecnología para desarrollar algo mejor: por ejemplo, cambiamos los cables de cobre por la fibra óptica".

Esta primera alternativa a Telefónica en España nació de una necesidad personal de Varsavsky. Ese es otro de los denominadores comunes que tienen todas las compañías que han triunfado bajo su cobijo. Invierte en empresas que solucionan problemas para él porque entiende que otras personas tienen sus mismas necesidades. Se utiliza a sí mismo como filtro. Y, una vez que ha creado la compañía, delega en personas de confianza para dirigirla. Es muy consciente de que a él lo que se le da bien es fundar empresas y detectar las que son valiosas.

Pero también tuvo un fracaso estrepitoso: EinsteiNet, la primera empresa de Europa de cloud computing y, hasta el momento, la única mancha en su expediente. Él perdió 50 millones y sus inversores, 150. "La creamos en 2001, tiramos la toalla en 2005 y justo al año siguiente el negocio de la nube despegó a lo loco y perdimos el tren", se lamenta Varsavsky. "Pero la idea no era mala: pensé que la gente necesitaba salir de su ordenador y guardar la información en la nube y eso es lo que pasó, pero me equivoqué en el momento, fui tres años antes". Defiende que el fracaso es importantísimo y que hay que aprender a tolerarlo porque es mucho más común que el éxito.

De hecho, esta historia casi se repite con Prelude, la última compañía que ha fundado y que se centra en la preservación de la fertilidad. Su objetivo es que las mujeres puedan tener hijos sanos en el momento que elijan y que el paso del tiempo, que afecta a la fertilidad femenina, no sea un hándicap. Así, pueden congelar sus óvulos extraídos en su periodo más fértil e implantárselos más adelante. Para asegurarse de la salud del bebé, también proponen seleccionar qué embrión implantar haciendo un análisis genético. "Temí haberme adelantado de nuevo, pero por suerte en Nueva York y en San Francisco despegó y la realidad coincidió con mi visión", explica Varsavsky. De su fracaso anterior aprendió que la tecnología primero tiene que desarrollarse para poder ser aplicada. Mientras tanto, otro de sus hijos, el más pequeño, corretea en la entrada de la casa. Ben, que así se llama su séptimo hijo nació gracias a la tecnología que propone Prelude.

Además del éxito de fundar compañías también disfruta de su buen ojo para invertir. Ha apoyado a algunas empresas que han llegado a ser unicornios, como Tumblr y 33andMe. Y también algunas españolas como Hipertextual, Reclamador, Menéame y Todoexpertos. Para todas, sigue sus reglas básicas: que sea un producto que él usa, asociarse con un emprendedor con quien se lleve bien y que la empresa tenga un valor razonable.

Esa misma mañana, Martín Varsavsky había encabezado una de las actividades de Menorca Millennials, que consistía en una ruta en bici a través de la montaña hasta la basílica del cabo del Puerto de Fornells. Allí, rodeados de las montañas y el campo menorquí y observando el mar a lo lejos, unos 50 emprendedores escucharon atentamente la idas y venidas de su vida empresarial mientras esperaban el momento para robarle unos minutos y contarle sus ideas.

Teniendo en cuenta su ratio de éxito, más vale seguir el hilo de las prescripciones de Varsovsky. Por eso, según él, en los próximos años no deberíamos perder de vista las nuevas tecnologías de redes de comunicaciones y su diseño y el sector del transporte, que se está convirtiendo en eléctrico, autónomo y compartido. También destaca un detalle curioso y muy concreto: la tecnología que hace posible que los robots vean. Y la farmacogenética, que consiste en personalizar el tratamiento médico dependiendo de la persona y adaptar la medicación a los genes que ya tienes.

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