Por qué deberías temer a las ‘startups’ chinas
La expansión de empresas del gigante asiático por Europa y EE UU se antoja cuestión de tiempo. La mayoría salen consolidadas y acostumbradas a una fuerte competencia
Whatsapp se suma desde hace unos días a la lista de aplicaciones bloqueadas en China mientras WeChat, la aplicación de mensajería con más éxito en el país, avanza en su expansión internacional. Las empresas asiáticas no pueden hacer nada con el veto que impone su Gobierno a ciertas empresas extranjeras, pero empiezan a vislumbrar la oportunidad que tienen sus negocios más allá de sus fronteras.
Un informe de la consultora McKinsey sobre el estado de la economía digital china publicado el pasado agosto resaltaba que la transformación digital de la nación tendrá una influencia creciente en todo el mundo y alertaba de que su proceso de globalización "no ha hecho más que empezar y está ganando impulso".
Quien supera la competencia china tiene capacidad para competir fuera
Dahui Feng, CEO de No Code
Entre sus conclusiones, anunciaba que China podría establecer la frontera digital del mundo en las próximas décadas a través de fusiones y adquisiciones, exportación de nuevos modelos de negocio, asociaciones tecnológicas e inversión. Podemos ver la importancia de este último punto en números: en 2016 invirtieron más de 1.700 millones de euros en España, casi cuadruplicando el dinero que destinaron el año anterior. Y aun así, no pasó de ser el séptimo país de Europa en recepción de dinero chino.
En principio, las startups chinas comienzan su andadura operando en su propio mercado. No en vano cuentan con una ventaja arrolladora con respecto a otras economías: su base demográfica. “En Portugal es diferente: tienen que empezar pronto su proceso de internacionalización porque no tienen la masa de potenciales usuarios que tenemos aquí, pero la feroz competencia que encuentran las empresas en China llevará a que, tarde o temprano, busquen mantener beneficios saliendo del país”, expuso Wei Zhou, CEO de la aceleradora XNode, durante un evento a cargo de la Fundación Consejo España China, una organización privada sin ánimo de lucro que busca promover el conocimiento mutuo entre ambas sociedades.
Un reciente artículo en The Economist alertaba del riesgo de la competencia china para empresas de todo el mundo, que puede permitirse precios más bajos y ha sido acusada en múltiples ocasiones de desleal —los precios de los televisores cayeron más del 90% en los 15 años siguientes a la adhesión de China a la Organización Mundial del Comercio—. La participación del país en las exportaciones globales ha aumentado a un ritmo desproporcionado en los últimos años y nada indica que vaya a detenerse.
Las compañías del gigante asiático que se aventuran más allá de su continente pueden presumir de estar bien preparadas. “Emprender para nosotros es como jugar a videojuegos: nos gusta el modo difícil”, añadía Dahui Feng, CEO de No Code, una afamada startup del sector sanitario. “Quien consigue superar la competencia en China tiene una experiencia y capacidad más que suficiente para competir fuera”.
Alibaba, Huawei y Lenovo son solo algunos ejemplos de cómo emprender el camino a Europa y EE UU de forma exitosa: enfocarse en China para, una vez consolidadas, probar suerte fuera. “Si eres capaz de situarte entre las diez empresas locales más importantes en tu sector, es probable que tengas una posición más que destacada a escala global”, respondió Wei, quien reconocía que, aparte de estas tres compañías, no hay muchas que hayan explorado sus opciones más allá de Asia. “Saldrán, pero necesitan más tiempo. Es una tierra por explorar y estamos empezando a plantar la semilla”.
Junyi Liu coincide en este análisis. Tiene 26 años y hace tres que lanzó Echo, una plataforma para compartir música que cuenta con 25 millones de usuarios y está valorada en 150 millones de dólares. En su opinión, el foco de interés para las empresas chinas apunta a India y otros países del sudeste asiático por su población más numerosa. “En cinco años es más probable que las startups chinas nos atrevamos con mercados más segmentados como el europeo”.
Las diferencias entre las normativas de los distintos países europeos suponen un obstáculo en el acercamiento de las startups chinas a este ecosistema, acostumbradas a lidiar con políticas más o menos uniformes a lo largo y ancho de una nación que cuenta con casi el doble de habitantes que los que pueblan el viejo continente.
La segmentación del mercado europeo puede suponer un inconveniente para la internacionalización china en lo regulatorio, pero también en lo cultural. Junyi afirma que en su país es más fácil conseguir que un proyecto funcione cuando la gente te conoce. “El fenómeno fan en China es muy potente”, explicó. “Si eres influyente, tu producto será bien recibido por el público. En Europa es más complicado que a todo el mundo le guste el mismo libro o la misma película”.
No sería correcto afirmar, sin embargo, que la uniformidad sea una característica definitoria del panorama chino. No es tan sencillo distribuir un contenido entre toda la población. Junyi recordó que la política del hijo único ha supuesto un envejecimiento de la población, reduciendo la ventaja demográfica del país, y resaltó la marcada diferencia que existe entre un público estudiado y otro más vulgar. “En el fondo, tenemos un problema de asimetría de la información”.
La cultura del trabajo es otro de los puntos fuertes de China a la hora de competir en Europa. La fundadora de Echo asegura que trabaja todos los días de la semana y reconoce que en ocasiones lleva a su hijo a la oficina para poder pasar tiempo con él. "Para la salud y el tiempo libre es un desgaste, pero la mayor parte de los chinos han elegido trabajar de esta manera, es como una tradición", afirmaba. "Es una realidad cruel: conseguimos el desarrollo de la nación a cambio de sangre y sudor".
- Cómo entra Europa en el mercado digital chino
Muchas compañías europeas han denunciado un trato injusto en su acceso al país asiático y otras estadounidenses han chocado de frente con un Gobierno que ha vetado grandes tecnológicas como Facebook, Google, Twitter, Instagram o Snapchat. Sin obviar estas cuestiones, existen otro tipo de muros que han abocado al fracaso a muchas empresas extranjeras.
Durante el evento, Wei lamentó que la gente tenga miedo de emprender en China y se lance a Silicon Valley. Cree que se debe a que todo se hace de manera diferente en su país y quien viene de fuera no conoce las necesidades locales para darles respuesta. “El mercado chino va demasiado rápido y las costumbres y exigencias de los consumidores también. Es normal que esta incertidumbre asuste un poco”, explicó.
Para evitar las consecuencias que podría tener en la empresa este choque cultural, Junyi aconsejó a los emprendedores que quisieran expandir su negocio a China que buscaran un socio local que entienda el mercado. “Es una práctica que realizan las grandes empresas americanas cuando quieren establecerse allí”, aseguró. “Van al MIT, a Harvard y a Stanford y buscan estudiantes chinos con buenos expedientes para que les ayuden. En todos los casos que conozco, lo hicieron así”.
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