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Cuatro soluciones para que no necesites aprender idiomas

Varias compañías trabajan en métodos creativos para agilizar la traducción simultánea

La posibilidad de que el lenguaje deje de ser una barrera supondría uno de los mayores avances para la ola de intercomunicación que lo ha arrasado todo desde la llegada de internet. Un mundo plenamente interconectado está aún más cerca si la tecnología termina por conseguir que una persona pueda entender a otra sin conocer una sola palabra del idioma que utiliza su interlocutor.

La polémica está servida, ya que el perfeccionamiento de las soluciones de traducción simultánea induce a pensar en un futuro en el que no será necesario aprender idiomas. Y esto no sería un problema de no ser por las numerosas habilidades que potencia el bilingüismo en el cerebro —aprender una nueva lengua ejercita la mente e invita a adentrarse en una cultura diferente a la nuestra—, por no hablar de los puestos de trabajo que se verían amenazados.

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De momento, podemos estar tranquilos: no parece que las generaciones actuales vayan a vivir en esta burbuja idiomática. Pero surgen cada vez más iniciativas destinadas a este fin. Desde EL PAÍS Retina, enumeramos algunas de las principales tecnologías que dibujan el panorama de la traducción simultánea.

Pilot es un auricular que traduce conversaciones en tiempo real. De momento, funciona en español, inglés, italiano, francés y portugués y cuesta unos 300 euros. El aparato dispone de un micrófono que recoge la voz y la envía a un móvil, donde se traduce y se envía al auricular del oyente. De esta manera se filtra el ruido ambiente, aunque también se limita la traducción, ya que es necesario que ambos interlocutores utilicen un auricular. En una segunda versión, la empresa asegura que no será necesario un segundo auricular y que el sistema traducirá el sonido que recoja el propio micrófono.

El proyecto se financió a través de la plataforma de crowdfunding Indiegogo, donde consiguió recaudar poco menos de cuatro millones de euros, unas 60 veces lo que habían pedido en un principio. Hasta ahora han vendido 25.000 unidades.

Travis es un traductor de bolsillo que funciona con inteligencia artificial. Puede traducir una veintena de idiomas sin necesidad de conectarse a internet, una cifra que se incrementa hasta los 80 si el aparato tiene acceso a WiFi o 3G, y cuesta cerca de 120 euros. Igual que Pilot, no se caracteriza por utilizar tecnologías revolucionarias, sino por combinar algunas ya existentes: micrófonos que reducen el ruido ambiente, sistemas de reconocimiento de voz, aprendizaje automático...

Este proyecto holandés también ha sido un éxito en Indiegogo, donde pedía menos de 70.000 euros y ha conseguido cerca de medio millón. Prometen entregar los primeros 5.000 pedidos antes de final de año

Word Lens surge como una aplicación que escanea textos a través de la cámara del móvil para traducirlos en tiempo real y mostrarlos en la pantalla gracias a la realidad aumentada, conservando la tipografía y orientación del texto en la traducción.

La descarga de la aplicación costaba cuatro euros hasta que, en 2014, Google compró Quest Visual, la empresa impulsora de esta tecnología, y la ofrece gratis como una herramienta más en su plataforma Google Translate. Desde este año, incluyen el japonés entre la treintena de idiomas con los que trabajan.

Duolingo no es una solución de traducción simultánea… todavía. La aplicación para aprender idiomas más descargada del mundo, valorada en 600 millones de euros, baraja un modelo de negocio tan interesante como desconocido para sus usuarios. Los cursos de formación que ofrecen de forma gratuita constituyen la excusa perfecta para alcanzar su ambicioso propósito: traducir internet. ¿Pero cómo?

Algunas de las tareas que impone Duolingo a sus más de 200 millones de usuarios activos consisten en la traducción de textos sacados de distintas páginas web para demostrar que han superado una lección. La calidad de las traducciones la garantiza la propia red de usuarios gracias a este sistema de crowdsourcing (colaboración abierta distribuida), en el que se basan otras plataformas como Wikipedia.

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