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María Jesús Montero: “España aún tiene margen para nuevas figuras fiscales”

La ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno defiende que la cohesión del Ejecutivo es "sólida"

María Jesús Montero, el pasado viernes en la sede del Ministerio de Hacienda de Madrid.
María Jesús Montero, el pasado viernes en la sede del Ministerio de Hacienda de Madrid.inma flores

María Jesús Montero (Sevilla, 53 años) es una figura en ascenso en el Gobierno y el PSOE. Ha sido una de las negociadoras del acuerdo con Unidas Podemos y ahora será la cara del Ejecutivo como portavoz, además de llevar la caja como ministra de Hacienda. Montero, que recibió a EL PAÍS el viernes 17 de enero, después de su estreno como portavoz, está convencida de que el enfrentamiento brutal entre el PSOE y Unidas Podemos en estos meses ha servido para que ahora el Gobierno esté más cohesionado y pueda incluso durar cuatro años.

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Pregunta. ¿Cuánto va a durar este idilio con Podemos?

Respuesta. Creo que la cohesión del Gobierno es bastante sólida. Toda la experiencia vivida en este periodo, con sus luces y sus sombras, con la investidura fallida, nos ha permitido ver la importancia de que la alianza sea robusta y tenga una estabilidad a lo largo de la legislatura. Hemos pactado medidas de tanto calado que van a requerir desarrollo en el tiempo.

P. Con una mayoría tan exigua, con una investidura por la mínima, dependiendo de ERC, ¿se puede agotar la legislatura o es solo un deseo?

R. Creo que sí, aunque hay que establecer alianzas con otros grupos para tener una mayoría suficiente para tramitar leyes, sobre todo Presupuestos, porque el PP ni está ni se le espera. O hay un revulsivo en el PP, o van a estar atrincherados sin reconocer siquiera el resultado democrático de las elecciones. El PP tendrá que salir del complejo con la extrema derecha. Cuanto más se acerque a Vox, más les comerá.

P. El Gobierno de coalición parece haber elegido el veto parental de Murcia como un elemento para dar una batalla ideológica. ¿Viene una legislatura de combate izquierda derecha?

R. La polémica del pin parental sirve para dejar claro los principios de la democracia. Es como pretender que el niño, por el hecho de serlo, no tiene derechos.

P. Con todo lo que se han dicho estos meses, ¿qué siente al ver ahí a Pablo Iglesias sentado con Pedro Sánchez en el Consejo de Ministros?

R. Será que soy muy consciente de todos los caminos que hemos recorrido, pero yo lo veo con normalidad, oportunidad, ilusión. Todas las reuniones que hemos mantenido, incluso en la investidura fallida, han sido extraordinarias para permitirnos ahora sentarnos conociéndonos mejor.

P. ¿La guerra fue necesaria para firmar la paz, entonces?

R. Si uno tiene una visión optimista, todo sirve, todo vale. El PSOE intentó un Gobierno en solitario, creíamos que era lo mejor. No fue posible. Cuando los ciudadanos votaron de nuevo, el presidente se sintió mandatado, los ciudadanos pidieron Gobierno progresista.

P. Ya hemos oído tonos distintos sobre la reforma laboral entre la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que pidió la derogación, y la vicepresidenta Nadia Calviño, que la circunscribió solo a los aspectos más lesivos de la misma. ¿Empiezan los roces?

Yo no diría que es un cambio de discurso, es una adaptación a las circunstancias

R. El Gobierno se ciñe a lo pactado: la derogación de los aspectos que produjeron más daños. Hablamos del despido por absentismo, de la prevalencia del convenio de empresas, de la ultraactividad...

P. ¿El Consejo General del Poder Judicial se va a convertir en un referente de la oposición como sucedió con Zapatero?

R. No, no. Yo creo que todos los acontecimientos en Cataluña han sido también muy duros para el sistema judicial. La forma de abordar el problema del procés le pasó una patata caliente a la justicia. El hecho de que Rajoy escondiera la cabeza como un avestruz, que se fugara Puigdemont por la frontera, que hubiera una declaración de independencia, que hubiera dos intentos de referéndum con una inacción del PP, no fue plato de gusto para los jueces. Hemos heredado una situación muy complicada.

P. ¿Entiende que en el mundo judicial vean el nombramiento de Dolores Delgado como fiscal general como una provocación? Era ministra y diputada del PSOE.

R. Los compañeros de la señora Delgado saben que tiene un impresionante currículum como fiscal, y también que como ministra ha demostrado que tiene un absoluto respeto a la independencia de la fiscalía general.

P. El PP tiene aún pendientes varios juicios. La fiscal general puede dar instrucciones ahí. ¿No debería tener al menos por estética una imagen de imparcialidad?

R. Lo que se discute es la estética. Que se eleve a ese tono cuando Delgado siendo ministra ha tenido un comportamiento impecable con la fiscalía general me parece que no corresponde.

P. ¿Habrá Presupuestos? ¿Qué margen hay para subir impuestos sin soliviantar a la clase media?

R. España está por debajo de la presión fiscal en Europa. Su sistema tiene margen para buscar nuevas figuras impositivas. Queremos estudiar a fondo el impuesto de sociedades. Hay que ver si las empresas realmente están usando los incentivos para la igualdad o la contratación de personas con discapacidad. Hay margen para que no tenga un rendimiento tan bajo como tiene ahora. También tiene que haber un desarrollo de la política fiscal verde que permita acompañar al sector productivo para lograr una economía neutra en carbono. La fiscalidad es una herramienta, no un fin en sí mismo.

P. ¿Y la tasa Google?

R. La digitalización es otro de los grandes retos para los que hay que usar la fiscalidad. En la UE hemos contribuido a buscar un impuesto único. Seguimos trabajando en ello, pero hay dificultades por la exigencia de unanimidad. Las nuevas figuras fiscales deben formar parte de una nueva fiscalidad del siglo XXI que tiene que ver con lo digital, lo medioambiental y la imposición sobre la riqueza.

P. ¿Los Presupuestos dependen de cómo vaya la mesa de diálogo pactada con ERC?

Tanto ERC como el PSOE somos conscientes de que la situación es difícil. Pero el diálogo es el único instrumento

R. El acuerdo con ERC tiene una serie de hitos, hay que ver cuándo se reúne la mesa, cómo se van desarrollando los trabajos. Tanto ERC como el PSOE somos conscientes de que la situación es difícil, porque las posiciones de unos y otros están muy alejadas. Pero el diálogo es el único instrumento. ¿Qué hubiera ocurrido en España si Suárez no acepta sentarse con Santiago Carrillo cuando las posiciones eran tan discrepantes? Ni tendríamos esta Constitución ni 40 años de progreso.

P. ¿Después de leer la entrevista de Oriol Junqueras en EL PAÍS, no le inquieta que la legislatura dependa de alguien que dice que volverán a declarar la independencia? [Esta pregunta se ha añadido este sábado]

R. Pensar que repetir el 1 de octubre pueda tener consecuencias distintas de las que tuvo es irreal. Ese camino ya sabemos hacia donde conduce, ahora debemos explorar desde el diálogo y el respeto al ordenamiento jurídico otras soluciones.

P. En la campaña electoral Sánchez habló del 155, de traer a Puigdemont, de recuperar el delito de convocatoria de referéndum. Y lo que han hecho es acordar con ERC una mesa de Gobiernos. El cambio de discurso es evidente. ¿Su gente lo entiende?

R. Yo no diría que es un cambio de discurso, es una adaptación a las circunstancias. El resultado electoral es el que es, y obliga a un acuerdo en el que tienes que ceder en algunos planteamientos. En lo que el PSOE no va a ceder ni un ápice es en la integridad territorial de España, en el respeto a la Constitución o al ordenamiento vigente.

P. ¿Nadie le dice en su entorno, en la calle, entre la militancia, que le chirría lo de ERC?

R. No, no. La gente está muy contenta. Porque ha visto que el país se pone en marcha, que somos capaces de configurar un Gobierno razonable, con un programa ilusionante que devuelve derechos, que busca un empleo de calidad. La gente de todo espectro político sabe que la situación política con Cataluña es complicada, también la que vota al PP.

“El ajuste no se hará en un año, sino a lo largo de la legislatura”

Pregunta. La subida de pensiones y salarios se llevará la mayor parte de los ingresos extra de las arcas públicas. ¿Con un margen presupuestario tan limitado, de dónde saldrá el dinero para políticas sociales?

Respuesta. Tenemos que poner en marcha un presupuesto con nuevas medidas fiscales, que priorice el gasto y acorde con la senda que se pacte en Bruselas. Tenemos que incorporar las figuras fiscales que estaban en el Presupuesto 2019 y el objetivo de déficit que pactemos con Bruselas.

P. Bruselas exige ya un ajuste de 8.000 millones.

R. La Comisión es coherente y sabe que en 2019 el Gobierno no pudo presentar un Presupuesto. Lo más que pudimos hacer fue contención de gasto. Somos un Gobierno con credibilidad y un compromiso inequívoco de cumplimiento de las reglas fiscales. Cuando tengamos acordada la senda con Bruselas elaboraremos el techo de gasto. Los impulsos más intensos que tengamos que dar a alguna política los haremos a lo largo de la legislatura, y no en el primer año. También dependerá de la evolución económica. España está resistiendo bien los envites de la desaceleración.

P. En la reforma de las pensiones, ¿va a impulsar el Gobierno las reflexiones del ahora ministro Escrivá de su etapa en la Airef [organismo independiente de fiscalización de las cuentas públicas]?

R. Él aporta una experiencia en el estudio de las pensiones. Su mirada se incorporará al Gobierno. Esto no será una propuesta del Gobierno, sino de los agentes sociales, del Pacto de Toledo y de otras fuerzas políticas.

P. ¿Hay margen para subir mucho el salario mínimo?

P. Hay que vigilar que el mercado laboral esté en condiciones de absorber una subida razonable y que permita seguir creando empleo de calidad.

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