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El 12 de Octubre, la gran obra sanitaria de Ayuso, es un compendio de incidencias a pocos meses de su puesta en marcha

Trabajadores de diferentes áreas se quejan de fallos en el servicio de esterilización, privatizado recientemente, de la falta de equipamiento y de los desperfectos en las instalaciones

Fachada del nuevo edificio de hospitalización del Hospital 12 de Octubre de Madrid.
Fachada del nuevo edificio de hospitalización del Hospital 12 de Octubre de Madrid.Raúl Terrel (Europa Press)

A finales de septiembre, la Comunidad de Madrid anunciaba la puesta en marcha de uno de sus grandes proyectos en el ámbito sanitario: el nuevo edificio del Hospital Universitario 12 de Octubre, una obra que comenzó en 2021 y costó más de 320 millones de euros de dinero público, con ayuda de fondos europeos y del Plan Inveat para la compra de equipos de alta tecnología. Durante ese tiempo fue la gran obra civil en Madrid junto al estadio Santiago Bernabéu. El 1 de noviembre de 2024 terminaba el traslado total, incluidos todos los pacientes, al nuevo edificio y un mes después la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, inauguraba las nuevas instalaciones del que se convirtió en “el primer gran centro hospitalario público de referencia en la Comunidad totalmente reformado”. “Estamos ante una de las obras de ingeniería civil de mayor envergadura y complejidad nunca acometidas en España, tanto es así que la Unión Europea lo ha calificado de Gran Proyecto Europeo”, continuaba en su intervención Ayuso.

Sin embargo, desde los primeros días al Hospital 12 de octubre no fueron de celebración. A finales de noviembre, días antes de la inauguración oficial, el sindicato MATS denunciaba la cancelación de cirugías por un problema que comprometía la seguridad de los pacientes: el instrumental quirúrgico les estaba llegando en mal estado e incompleto. Días después, los trabajadores mostraban imágenes donde se veía material quirúrgico con sangre y brocas con restos de huesos que se encontraban al abrir las cajas. Luego, vinieron otras denuncias, que iban desde problemas en los sumideros de las cocinas, la mala ventilación en los laboratorios de anatomía patológica y todo tipo de incidencias en puertas, taquillas y baños. Un portavoz de la Consejería de Sanidad sostiene que “el centro ha superado perfectamente la fase de control de calidad exigida al edificio antes de su inicio de actividad, cuenta con la Autorización Sanitaria tanto de instalación y funcionamiento del conjunto del Hospital y de sus áreas críticas”.

Esterilización deficiente

“Desde que entras a las ocho de la mañana estás intentando ver cómo sobrevives”, dice Diana Ruiz, enfermera de quirófano del 12 de Octubre y delegada de MATS. Aunque, asegura, los instrumentos sucios con restos biológicos son ”casos más puntuales”, el encontrarse cajas con material desordenado es el día a día. “Tenemos que abrir varias cajas para conseguir armar un motor que va por piezas”, cuenta. Abren una caja sellada y aparece el engranaje central, otras dos cajas después encuentran la pila y tras abrir unas cuantas más consiguen finalmente los cabezales: “Hoy hemos abierto 25 cajas para encontrar todo lo que necesitábamos para una cirugía de recambio de prótesis”. También es frecuente que en las cajas venga mezclado instrumental de diferentes especialidades, como elementos de óptica con martillos de ortopedia. Sin embargo, el portavoz de la Consejería insiste en que el contrato actual “garantiza la excelencia del servicio y por supuesto, garantiza la seguridad del paciente”.

La Consejería defiende además que el actual contrato de esterilización permitió que la apertura del nuevo hospital se realizara “en las condiciones requeridas por el reglamento europeo 2023/607, de obligado cumplimiento a partir del próximo mes de abril del 2025″, un reglamento que “establece la necesidad de garantizar la trazabilidad de todo el instrumental quirúrgico”. Según el portavoz, “el nuevo contrato implica el cumplimiento del citado reglamento, con la adaptación del proceso de esterilización a la normativa vigente sobre lavado, desinfección, construcción de las cajas y proceso de esterilización” y que, además, “cumple con la trazabilidad integral y supone un incremento y modernización de todo el instrumental quirúrgico del centro, incluyendo el mantenimiento de las cajas”.

Varios instrumentos quirúrgicos que muestran la mala esterilización con la que llega, en una imagen facilitada por trabajadores del Hospital 12 de Octubre de Madrid.
Varios instrumentos quirúrgicos que muestran la mala esterilización con la que llega, en una imagen facilitada por trabajadores del Hospital 12 de Octubre de Madrid.

Marta Carmona, diputada de Más Madrid en la Asamblea, asegura que el primer fin de semana tras la total apertura del hospital el 1 de noviembre fue ”un caos”. “Hubo un trasplante que casi se pierde por fallas en el quirófano relacionadas con el instrumental”, relata. La decisión de privatizar este servicio se había tomado para hacer más eficiente el gasto y porque el instrumental existente era obsoleto. Según Daniel Rubio, diputado del PSOE, a la licitación solo se presentó una empresa, Croma Gio.Batta. Hasta el momento, asegura Ruiz, el instrumental quirúrgico sigue siendo el mismo que usaban en el hospital viejo.

Instalaciones deficientes: “Tenemos más trabajo en el hospital nuevo que en el viejo”

Los técnicos de mantenimiento están viendo cómo su servicio va tomando el mismo rumbo que el de esterilización. Parte del trabajo del equipo que incluye a mecánicos, electricistas y fontaneros se ha trasladado a una empresa privada, dice Luis López, mecánico y delegado de MATS. La Consejería asegura que el traslado “no ha conllevado ningún cambio” para el servicio de ingeniería y mantenimiento. Sin embargo, López insiste en que el servicio de fontanería ha sido el más afectado por esta privatización, ya que antes tenían una plantilla de “12 o 14 fontaneros” para un servicio de 24 horas en todo el hospital, mientras que la empresa que los lleva hoy solo dispone de “4 o 5″ para hacer el mismo trabajo. La mezcla de varios modelos para atender las necesidades de mantenimiento los tiene desconcertados sin saber qué les corresponde hacer: “De los filtros de aire acondicionado ya no sabemos cuándo ni quién los tiene que cambiar”.

Aún así, López dice que trabajo “hay de sobra”, porque el hospital nuevo tiene más desperfectos en las instalaciones que el viejo. “Los acabados no son buenos, se estropean muchas puertas y baños porque no están bien hechos”, asegura. Él, que es mecánico en los turnos de noche, ha tenido que reparar la puerta de una cámara de farmacias que se ha caído “unas cuantas veces” y atender baños que se atascan con regularidad, pero que nadie sabe a quién le toca solucionarlo. Además, con el traslado, el espacio que les han dejado para los talleres es “un pasillo” y varias de las máquinas como los tornos y las labras han “desaparecido”, algo que la gerencia les prometió solucionar en breve.

López señala que en cuanto a los desperfectos son los trabajadores quienes suelen sufrirlos, porque los pacientes lo que ven son “habitaciones más grandes y mucho mejores que las anteriores”. “Los trabajadores están muy enfadados en general”, afirma, porque apenas tienen espacio en los vestuarios y en sus taquillas, o porque tienen un solo baño para 25 en una planta. Dice que los estudiantes, los enfermeros y los técnicos a veces ni siquiera tienen taquilla, aunque la Consejería asegura que todos los trabajadores disponen de una y que todas cumplen las garantías de seguridad, que están homologadas y disponen de informe favorable del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales.

“La máquina expendedora de pijamas suele dar problemas, así que tenemos que ir constantemente a pedírselos a la supervisora. En quirófano se estropeó una puerta eléctrica y hay que abrirla manualmente cuando ya nos hemos esterilizado. Da la sensación de que es una carrera de obstáculos”, cuenta la enfermera Ruiz.

Cocinas inundadas: “Tengo que cambiarme los calcetines dos o tres veces al día”

Mar Robles, pinche de cocina del hospital 12 de octubre, ya sabe que tiene que tener varios pares de calcetines secos para cambiarse durante el día. “El mayor problema que tenemos en cocinas es que los sumideros están por encima del suelo y el agua no cae correctamente”, asegura. Tanto en la zona de los fregaderos como en la del tren de lavado se crean charcos así que la única solución es coger una rasqueta y llevar el agua directamente hasta el sumidero. “Hace tres meses nos preguntaron las tallas para mandarnos las botas de agua y aún no nos las han dado”. Mientras tanto, se ponen bolsas de plástico en los pies, aunque ya más de uno ha resbalado. Para ella, lo más “grave” es que trabajan con aparatos eléctricos que podrían causar corte al contacto con el agua. Sin embargo, la Consejería asegura que la limpieza está “absolutamente garantizada y todos los dispositivos o elementos que la garantizan han sido revisados con la empresa instaladora de la cocina y con los profesionales de esta área”, sin dar más detalles al respecto al mal funcionamiento de los sumideros.

Trabajadores de la cocina del Hospital 12 de Octubre muestran las condiciones en las que trabajan.

Como si tener la ropa mojada no fuera suficiente, ya que según Robles tampoco tienen toda la ropa impermeable que necesitan, entrar a la zona de abatidores (un equipo de enfriamiento rápido de alimentos) significa “helarse”. “Tenemos buena ropa térmica para la zona de cámaras de frío, pero no es suficiente para la de los abatidores. El nórdico que nos han dado es insuficiente”, aclara. Además, asegura que en esa área están instalados uno ventiladores que hacen “un ruido ensordecedor”, para los que tampoco tienen medios de protección.

Riesgo de intoxicación en los laboratorios

A principios de febrero, el sindicato MATS compartía en sus redes sociales un video en el que una de las trabajadoras del laboratorio de Anatomía Patológica y la sala de tallado del Hospital 12 de Octubre mostraba cómo tenía que usar una máscara de protección durante toda su jornada de trabajo porque el sistema de extracción y ventilación no funcionaba correctamente. “Esto es una asfixia, completamente”, decía luego de quitarse la gruesa máscara EPI que le cubría la cara y la nariz. “No se puede respirar, el ambiente está cargado de formol, de reactivos tóxicos”, continuaba. Los trabajadores de ese departamento se quejaron con la gerencia e incluso han presentado este viernes una denuncia frente a la inspección de trabajo por una situación que se está repitiendo “todos los días”, pero la Consejería de Sanidad ha asegurado a este diario que el servicio de Anatomía Patológica “funciona correctamente” y que su seguridad “está garantizada acorde a la normativa vigente”. Sin embargo manifiesta que en este momento se encuentra en una “ubicación provisional, mientras se renueva por completo sus infraestructuras en su antigua ubicación”.

La trabajadora detallaba que varias compañeras se han tenido que coger una baja a causa de los efectos provocados por la aspiración de productos como el formol, que a corto plazo puede provocar náuseas, vómitos o dolores de cabeza, y que a largo plazo es un agente cancerígeno. “Tiene consecuencias que hoy no lo voy a ver, mañana no lo voy a ver, pero en 10 o 15 años acabamos teniendo todos problemas de salud”. La técnica alertaba también de que el banco de leche quedaba muy cerca del laboratorio anatomopatológico, por lo que si el sistema dejaba de funcionar podría contaminar aquel lugar, que debería estar en máxima esterilización.

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