La fiscalía reclama hasta cuatro años para los jóvenes que participaron en una acción contra el turismo en Palma
El Ministerio Público acusa a 12 miembros del colectivo independentista Arran Països Catalans de un delito de desórdenes públicos
La fiscalía de Baleares reclama penas de entre dos y cuatro años de cárcel por un delito de desórdenes públicos para doce miembros del colectivo Arran Països Catalans acusados de participar en una protesta contra el turismo masivo que se realizó el 22 de julio de 2017 en un restaurante situado en el Moll Vell, el muelle que está frente a la catedral de Palma en Mallorca. Los jóvenes irrumpieron en la zona de restauración prendiendo bengalas y lanzando confeti a los comensales para protestar contra el turismo masivo en Mallorca, portando pancartas bajo lemas como “El turismo mata a Mallorca” y “Aquí se está librando la lucha de clases”, escritas en inglés.
El Ministerio Público reclama dos años de prisión para ocho de los jóvenes por un delito de desórdenes públicos y tres años de prisión para otros tres activistas, que cuentan con antecedentes penales por una acción que en mayo de 2012 les llevó a ocupar la Consejería de Educación en pleno conflicto estudiantil con el Gobierno de José Ramón Bauzá. Para una cuarta joven, la acusación pública solicita una pena de cuatro años de cárcel por el mismo delito con la circunstancia agravante de participar en el desorden con el rostro tapado. En total las peticiones suman 29 años de prisión en conjunto.
La fiscalía no reclama ningún tipo de cuantía económica en concepto de indemnización o multa. Ninguno de los comensales afectados o de los propietarios de los establecimientos de la zona se personó en el proceso. Desde la organización antirepresiva Alerta Solidaria califican el escrito de la fiscalía de “despropósito” y denuncian que la pena es “desproporcionada por aguantar una pancarta y tirar confeti”.
La protesta tuvo lugar el 22 de julio de 2017 junto al restaurante Mar de Nudos del Moll Vell de Palma, cerca de la catedral, sobre las ocho y media de la tarde cuando alrededor de 70 clientes se encontraban en la terraza. La protesta no tuvo eco ese día y se conoció después de que el colectivo Arran difundiera un vídeo sobre la protesta a través de las redes sociales. En las imágenes se podía ver a los jóvenes paseando entre las mesas de la terraza del restaurante mientras lanzaban confeti a los comensales.
En un momento de la grabación, uno de los activistas se sube a algunos de los yates amarrados en el puerto, mientras los que permanecen en tierra encienden bengalas con humo de color rojo y sostienen las pancartas frente a la terraza del establecimiento. Semanas antes miembros de Arran en Cataluña también realización acciones de protesta contra un autobús turístico, al que pintaron la luna y pincharon las ruedas, y a las bicicletas de alquiler de Barcelona.
La Delegación del Gobierno en Baleares ya expedientó al organizador de la protesta con 1.200 euros. Le impuso 900 euros por una infracción administrativa grave al usar artículos pirotécnicos careciendo de la autorización pertinente y 300 euros por una infracción leve al organizar una concentración sin comunicarlo.
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