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Un año de “difícil” relación con el nuncio y la Iglesia

La vicepresidenta del Gobierno en funciones admite tensión con el conservador Fratini

Javier Casqueiro
La vicepresidenta, Carmen Calvo, ayer en la inauguración de un curso de verano en Carmona, Sevilla.
La vicepresidenta, Carmen Calvo, ayer en la inauguración de un curso de verano en Carmona, Sevilla.EFE

Una de las prioridades del Gobierno de Pedro Sánchez desde el inicio de su mandato fue la exhumación de Francisco Franco. Esa determinación de acabar con la exaltación a un dictador en una basílica ha marcado las relaciones del Ejecutivo con la cúpula de la Iglesia, frente a otras negociaciones pendientes.

La propia vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo, interlocutora para ese cometido, afirmó ayer que la “injerencia” del nuncio del Vaticano, Renzo Fratini, que afirmó que el proyecto de los socialistas había “resucitado a Franco”, no le había “extrañado”. Calvo reconocía así, en una entrevista en la SER, que ya había tenido “alguna conversación difícil con el nuncio”. Otras fuentes gubernamentales precisan que la referida charla, telefónica, fue incluso “más que tensa” y que se produjo unos días después de que el pasado mes de octubre Carmen Calvo acudiera en persona al Vaticano para entrevistarse con su secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin.

En aquella ocasión, Fratini, que el Gobierno sitúa en la línea más conservadora de los obispos españoles, expresó a Calvo su oposición a reabrir heridas con la salida del dictador del Valle del Caídos. El nuncio se alineaba así con la posición de la familia Franco, mientras la vicepresidenta esgrimía que la retirada de los restos mortales contemplada en la ley de Memoria del Parlamento español había sido aprobada sin votos en contra.

Desde entonces, no ha habido más encuentros directos con Fratini, que se despide hoy de su cargo tras 10 años en España. Al Ejecutivo le habría gustado ver en el Vaticano y en la cúpula eclesial en España una actitud menos “neutral” ante este asunto. Y los desengaños han sido varios, tanto en público como en privado.

El Gobierno quiso inferir de la cordialidad de Parolin en Roma que la cita había salido muy bien. Y así lo publicitó La Moncloa. Pero el Vaticano corrigió ese optimismo y en un inusual comunicado se limitó a subrayar que no se opondrían a la exhumación. El mismo mensaje que han trasladado a España en estos meses los máximos responsables de la Iglesia.

Fuentes gubernamentales insisten aún ahora con que cuentan con la buena disposición de Parolin en Italia. Y, en España, con la del presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, y del arzobispo de Madrid, Carlos Osoro. Calvo se ha visto varias veces en estos meses con Blázquez, y altos cargos de La Moncloa cercanos al presidente Pedro Sánchez han mantenido contactos con Osoro. Las mismas fuentes admiten, sin embargo, que Blázquez y Osoro les han reconocido en esos encuentros que dentro de la Conferencia Episcopal hay obispos contrarios a la exhumación. En la asamblea plenaria de la Conferencia hay 75 personas, 64 de ellas obispos.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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