El exdirector de los Mossos asegura que Trapero nunca habría aceptado una intromisión del poder político
Albert Batlle admite que dejó el cargo porque sentía "incomodidad" ante la celebración del 1-O
El que fuera director de los Mossos d’Esquadra hasta julio de 2017, Albert Batlle, ha tenido menos reparos que los exconsejeros que declararon el martes en ligar su dimisión a la zozobra que le generaba la proximidad de la celebración del referéndum ilegal de independencia del 1-O. "Existía un componente de incomodidad por cómo podían evolucionar las cosas”, ha afirmado Batlle, que ha declarado como testigo en la sesión de este miércoles del juicio del procés. En su comparecencia, el exdirector de la policía catalana ha echado también un capote al major de los Mossos, Josep Lluís Trapero, procesado por rebelión en la Audiencia Nacional. Trapero "en ningún caso" habría admitido injerencias políticas en la labor de los Mossos, ha afirmado Batlle sobre la posibilidad de que el major se dejara presionar por el Gobierno de Carles Puigdemont.
La declaración de Batlle ha sido la última de la sesión de la mañana. Antes que él habían declarado, entre otros, varios jefes de Unipost (la empresa de mensajería a la que la Generalitat encargó el envío de la documentación electoral) y la expresidenta de la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI) Neus Lloveras, que estuvo investigada en la causa del Supremo pero quedó fuera en el auto de procesamiento. Lloveras ha reiterado lo que ya dijo en sus anteriores comparecencias en el alto tribunal: que ni ella ni la asociación que presidió hasta enero de 2018 participaron en la organización de la consulta del 1-O. El único papel que se atribuyó fue la redacción y firma de un manifiesto “de carácter político” a favor de la consulta coincidiendo con la aprobación de la ley del referéndum el 6 de septiembre de 2017.
La comparecencia del exdirector general de los Mossos estaba prevista para el martes junto con la de tres exconsejeros que, como él, abandonaron sus cargos en julio de 2017, pero un problema con la citación del Batlle retrasó un día su declaración. Como hicieron aquellos, Batlle ha asegurado que su salida se debió a “un cúmulo de circunstancias” en el que pesaron mucho los motivos “profesionales”: hacía unos días que Jordi Jané había dimitido como consejero de Interior y Batlle consideró que su etapa como director de la policía autonómica ya estaba cumplida. "El nuevo conseller tenía derecho a formar su equipo", ha alegado.
Pero cuando Vox (que como acusación popular había pedido su comparecencia) le ha preguntado directamente si la inminencia del referéndum del 1-O tuvo algo que ver en su decisión, Batlle ha sido más directo que los exconsellers. “Hombre, cómodo no me sentía”, ha dicho. La situación no se derivó del nombramiento de Joaquim Forn como sustituto de Jané en la Consejería de Interior, sino que venía de antes. “Había notado cierta incomodidad hacia mi persona de los partidos que daban apoyo al Govern, de la CUP, que había pedido mi dimisión muchas veces”, ha asegurado. Sobre estos enfrentamientos con la formación anticapitalista, Batlle los ha circunscrito a “diversidad de opiniones” sobre el papel de los Mossos como cuerpo encargado de mantener el orden público.
El abogado de Forn, Javier Melero, ha intentado demostrar que, tras el nombramiento de su cliente como consejero de Interior, se mantuvo la misma estructura de mando en la policía catalana. Batlle no se ha referido a la etapa de Forn porque él se fue dos días después de que este tomara posesión del cargo, pero ha asegurado que la dirección operativa de los Mossos d'Esquadra siempre ha sido independiente de la dirección política. Batlle considera que eso no cambió cuando él se fue porque no lo habría permitido el major Trapero, a quien él puso en el cargo. “Trapero era muy celoso con sus competencias. No habría aceptado en ningún caso ninguna intromisión del poder político”, ha dicho.
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