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Confidencias a mitad de debate

Entre ambas citas televisivas ha habido una diferencia sustancial: en Atresmedia, los respectivos asesores de cabecera pudieron hablar con sus jefes de fila durante las pausas

Rosario G. Gómez
Debate en Atresmedia con la participación de Pablo Casado (Partido Popular), Pablo Iglesias (Unidas Podemos), Pedro Sánchez (PSOE) y Albert Rivera (Ciudadanos). Foto: Uly Martín
Debate en Atresmedia con la participación de Pablo Casado (Partido Popular), Pablo Iglesias (Unidas Podemos), Pedro Sánchez (PSOE) y Albert Rivera (Ciudadanos). Foto: Uly MartínULY MARTIN (EL PAÍS)

Apenas 20 horas de después de despedirse este lunes en Prado del Rey, los cuatro candidatos volvieron a encontrarse en la avenida Isla Graciosa, en la sede de Atresmedia. El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, fue el primero en llegar. Y lo hizo entre las sonoras protestas de una docena de trabajadores de Jusapol que reclamaban la equiparación salarial de la Policía y la Guardia Civil con otras fuerzas y cuerpos de seguridad autonómicos. “Rivera, estamos contigo”, fue el mensaje de ánimo de los concentrados. Pocos minutos después llegaba Pablo Iglesias. Descendió de un taxi que lucía una ilustrativa pegatina: “Votemos a quienes defienden los servicios públicos”. A continuación accedió a las instalaciones Pablo Casado, recibido por un entusiasta grupo de funcionarios de prisiones que le entregaron una camiseta mientras gritaban a pleno pulmón: “Pablo presidente” y “Pablo, eres el mejor”. De fondo se oía la trompetería de los miembros de Jusapol. Tal y como estaba previsto, Pedro Sánchez, fue el último en llegar a este segundo enfrentamiento electoral, a cinco días de la cita con las urnas.

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El de Atresmedia fue un debate con una estética y un formato muy similar al que 24 horas antes había organizado RTVE. Pero entre ambos había una diferencia sustancial, el duelo de la televisión pública se emitió de un tirón y sin red: 87 minutos de confrontación dialéctica sin posibilidad de que los equipos de los aspirantes pudieran dar instrucciones o sugerir cambios de estrategia a los oradores. En el enfrentamiento de Atresmedia, los respectivos asesores de cabecera pudieron hablar con sus jefes de fila durante las pausas publicitarias para comentar el ritmo del programa, las debilidades de los adversarios y dar unas últimas instrucciones.

Cada uno de los cuatro candidatos había designado previamente a la persona que accedería al plató durante las pausas. Teodoro García Egea acompañó en el tramo de los anuncios a Casado; Noelia Vera estuvo con Iglesias; Fernando de Páramo charló con Rivera, e Iván Redondo departió con Sánchez. Les hablaban al oído, les animaban, les recolocaban la corbata. Rivera paseaba automotivándose, Iglesias aprovechaba para retocar ideas para el minuto de oro. Tras unos minutos con los candidatos cada uno de los asesores volvió con su equipo. En los sets habilitados para PP, PSOE, Unidas Podemos y Ciudadanos, a pocos pasos del plató, la comitiva de cada uno de los partidos seguía el debate con atención. Aplaudían a los suyos y abucheaban a los rivales. Se hacían confidencias. Bromeaban. Paseaban por las zonas comunes con miradas cómplices.

El papel de moderador, que en TVE asumió Xabier Fortes, en la cadena privada lo desempeñaron Vicente Vallés y Ana Pastor, que a menudo tuvieron que pedir orden para que no se solaparan las palabras de los oradores. En un decorado con tonos azules, construido en el estudio desde el que se emite El objetivo, los candidatos ocuparon sus atriles (de 103 centímetros de altura, un tablero de 69 por 47, y un soporte para un vaso de agua y un pequeño micrófono de reserva) conforme al sorteo realizado días antes. De izquierda a derecha de la pantalla estaban Casado, Iglesias, Sánchez y Rivera.

Inicialmente, el debate presidencial de Atresmedia se había planificado para cinco aspirantes. Santiago Abascal fue apeado por la Junta Electoral. La presencia del candidato de Vox era contraria al principio de proporcionalidad que debe ser respetado también por las televisiones privadas durante los periodos electorales. Desde 2011, tienen las mismas obligaciones que las públicas y han de cumplir idénticos criterios de pluralismo, igualdad, proporcionalidad y neutralidad informativa en debates y entrevistas y a atender “preferentemente” a los resultados obtenidos por cada formación política en las últimas elecciones equivalente. Estaba, pues, cantado que Vox no tenía cabida en debate de Atresmedia.

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