Sánchez busca fracturar a la derecha con otra ‘foto de Colón’
El PSOE intenta movilizar a los suyos con el miedo a Vox y ahondar en la fragmentación del voto conservador. Por eso acepta un debate que incluye a Abascal
Después de varios días de confusión, todo se aclaró poco antes del arranque de la campaña. Es una caravana atípica, con poquísimo ambiente, en plena Semana Santa y con media España de vacaciones. Así que todo se juega en la última semana. Y el debate el día 23 será el momento clave, a solo cinco días del voto. Por eso, la decisión que tomó ayer Pedro Sánchez, después de mucha discusión interna, de hacer un solo debate a cinco, con Vox, en Antena 3 y La Sexta, y no a cuatro ni cara a cara con Pablo Casado en TVE, confirma definitivamente que su estrategia pasa por dos ejes que refuerza con un solo golpe.
Por un lado, recuperar la foto de Colón —la única en la que los tres líderes del bloque de la derecha posaron juntos— y movilizar así a la izquierda que aún tenga dudas con la idea de que esos tres partidos, PP, Ciudadanos (Cs) y Vox, serán quienes gobiernen si no hay una participación masiva.
Y por otro, buscar que la derecha se fracture lo máximo posible, porque cuanto más igualados estén los tres contendientes de las “primarias de la derecha”, como dicen con sorna los socialistas, más difícil será para el que lidere el grupo —con toda probabilidad el PP— pelear con el PSOE por escaños clave.
Pero en una campaña como esta, con cinco contendientes y una situación muy igualada entre los dos bloques, nadie juega solo. Ni siquiera el PSOE, que parte como favorito, que tiene el Gobierno en sus manos, controla los tiempos y ha demostrado que tenía las cosas mucho más preparadas que los demás. No en vano era el único que sabía cuándo iban a ser las elecciones.
Los populares han visto muy clara la jugada de Sánchez de colocarles con Vox para intentar fracturar el voto. Pero creen que se le puede volver en contra por segunda vez. En la cúpula del PP recuerdan el caso de Andalucía, la tierra elegida por Sánchez para arrancar la campaña, para aventurar que la decisión de los socialistas de alentar indirectamente a Vox permitiéndole que esté en un debate puede ser un error fatal. “Cuando la izquierda produce monstruos, luego se la comen”, auguran en el entorno de Casado en referencia a Vox.
Los populares creen que fueron los socialistas quienes más ayudaron a Vox en Andalucía alentando el miedo a la extrema derecha, y están convencidos de que con el debate a cinco Sánchez repite la jugada. Los socialistas, por el contrario, sostienen que Vox es una escisión del PP y no pueden responsabilizarles a ellos por su éxito.
“Está claro que el PSOE busca dividir nuestro voto para minimizar nuestro resultado en escaños. Por eso nuestro mensaje es pedir al electorado de centro derecha que optimice el voto. Para ser alternativa necesitamos concentrar el voto para que se traduzca realmente en escaños”, explican en el entorno de Casado.
Todos estos elementos han estado encima de la mesa en un diseño de la campaña socialista que tenía como decisión estratégica clave la del debate a cuatro o a cinco. El cara a cara con Casado estaba descartado hace tiempo.
La decisión la tomó finalmente Sánchez, como siempre, pero fueron José Luis Ábalos e Iván Redondo, dos miembros de la pequeña cúpula que debate las decisiones clave, quienes con más insistencia apostaron por incluir a Vox en el encuentro.
Otros dos miembros de ese pequeño núcleo duro, Adriana Lastra y Santos Cerdán, tenían más dudas pero no tanto por una cuestión estratégica sino por la historia del PSOE. A ellos se les hacía muy duro que el secretario general debata con un partido que ellos consideran heredero del franquismo y que habla de “buscadores de huesos” cuando se refiere a las víctimas de la dictadura que tratan de recuperar los restos de sus seres queridos.
Después de darle muchas vueltas, Sánchez decidió incluir a Vox por varios motivos, según fuentes del PSOE. Primero, porque era muy difícil dejar fuera a un grupo que según el CIS va a tener más del 10% de los votos. Segundo, porque el análisis de las elecciones andaluzas ha demostrado, según los estrategas del PSOE, que fue un error no incluirles en el debate que hubo allí. “Vox ganó el debate andaluz sin estar, porque todos hablaban de ellos. Iba a pasar lo mismo aquí. Mejor que esté y todos los españoles vean lo que dice y como le responde el presidente”, señalan en el entorno de Sánchez.
Y por último, nadie lo niega, porque ese choque de Sánchez con todos los representantes de la derecha servirá para reforzar el eje de su campaña, que es la foto de Colón, el miedo a que se repita la experiencia andaluza, el cordón sanitario al PSOE que ha planteado Ciudadanos. “Si no vamos a votar vuelve la derecha”, clamó Susana Díaz en Dos Hermanas. “Si la derecha suma, van a hacer lo mismo que en Andalucía. Solo el PSOE puede frenar a estas tres derechas. Si vuelven volverán los recortes”, remató Sánchez, que ayer, ya en campaña, subió un grado su tono de ataque.
Ahora solo queda por ver cómo juegan los demás ante este movimiento clave. Podemos ya ha empezado a mostrar, con el asunto de la guerra sucia de las cloacas del Estado contra su líder, Pablo Iglesias, que necesita atacar al PSOE para recuperar algo de espacio político. Los estrategas de Podemos aún están recolocándose ante la novedad —esperaban que hubiera un debate a cuatro con el mínimo impacto posible para Sánchez— pero tienen muy claro que el tono de campaña de su líder irá subiendo contra todos, también contra el PSOE.
En Ciudadanos, después de una precampaña complicada, están más tranquilos ante los errores de Casado. Y en el PP justifican a su líder porque, al ser el último en llegar a la primera división, la sobreexposición le lleva a arriesgar. Confían en mejorar en la recta final, que casi siempre favorece a los populares. El PSOE ha decidido ya su campo de juego, y parece cómodo. Pero los demás tienen dos semanas para sacarle de ahí. Las campañas nunca son neutras ni controlables. Y esta mucho menos.
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