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La gran amistad del Rey y el presidente portugués

Felipe VI y Marcelo Rebelo de Sousa se profesan admiración y afecto desde que se conocieron hace poco más de dos años

Miquel Alberola
El Rey recibe la felicitación del presidente portugués, Marcelo Rebelo de Sousa, ante la presencia de la Reina.
El Rey recibe la felicitación del presidente portugués, Marcelo Rebelo de Sousa, ante la presencia de la Reina.Carlos Álvarez (Getty Images)

En apariencia son muy distintos. El Rey tiene 51 años y el presidente de Portugal, 70. Felipe VI tiene un carácter comedido, Marcelo Rebelo de Sousa es muy expansivo. Sin embargo, entre ambos, en poco más de dos años, ha surgido una química vigorosa y una admiración mutua que se traduce en una relación personal constante e intensa, con frecuente interacción entre el Palacio de Belém, residencia del presidente portugués, y La Zarzuela. “Hay muy buena relación entre ellos y confianza”, explican fuentes de la Casa del Rey, “una sintonía mutua desde que se conocieron”. Le añaden “una visión compartida sobre las relaciones entre ambos países y el proyecto iberoamericano”, que ambos abanderan.

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España y Portugal mantienen un vínculo muy potente por su historia y su trayectoria contemporánea. Han recorrido caminos conjuntos de la dictadura a la democracia, en el proceso de integración europea, en el impulso de la Comunidad Iberoamericana en 1991 o en la defensa del multilateralismo y la defensa de la Unión Europea. Los lazos desarrollados conforman la urdimbre social de ambos países, pero ahora tienen una extraordinaria expresión institucional en la relación entre sus jefes de Estado, quienes, por encima de la consideración diplomática, mantienen una amistad poco habitual entre mandatarios.

El pasado miércoles, durante la entrega del Premio Paz y Libertad de la Asociación Mundial de Juristas en Madrid, el Rey fue muy explícito respecto a sus sentimientos hacia el jefe de Estado portugués: “El presidente Rebelo de Sousa, a lo largo de estos últimos años, ha sido para mí un ejemplo de respeto, dignidad y excelencia en el ejercicio de su alta magistratura. Desde que asistí a su toma de posesión como presidente de la República portuguesa nos unen, además de unas mismas convicciones, la amistad y el afecto. Y ambos compartimos la voluntad y el deseo de que, desde el respeto a su propia identidad, esa amistad y ese afecto, esa cercanía y esos vínculos tan estrechos, unan cada vez más a los pueblos portugués y español”, se sinceró.

Unos minutos antes, Rebelo de Sousa, que escuchaba estas palabras en una butaca del Teatro Real, había manifestado la satisfacción de tener “el gran privilegio” de conocer a Felipe VI, con el que dijo mantener “encuentros muy asiduos” y “frecuentes”. El presidente, que quiso arropar al Rey en el acto, expresó su “admiración” por el jefe de Estado español, que fue distinguido con un galardón que, desde su punto de vista, es “el corolario de una postura cívica”. Un premio que consideró “bueno para España, bueno para Portugal”. En cualquiera de los muchos actos en los que coinciden exteriorizan sus respectivos sentimientos.

Almuerzo en Belém

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El Rey conoció a Rebelo de Sousa el 9 de marzo de 2016 en Lisboa. Fue en su toma de posesión como presidente portugués, mientras España vivía un proceso inédito de interinidad institucional tras las elecciones de diciembre de 2015. Por la situación política, Felipe VI había tenido que aplazar dos viajes al extranjero y la de Portugal fue la primera salida en medio de la incertidumbre política. Tras la investidura, el Rey almorzó con el presidente de Portugal en el palacio de Belém. Al día siguiente, Rebelo de Sousa, un hombre separado y situado a la izquierda de la derecha, ya destacó “la fortísima amistad” entre ambos países, que llevaba camino de extenderse a ambos mandatarios.

Volvieron a encontrarse ocho días después en Madrid. En su primera salida de Portugal, tras visitar el Vaticano, Rebelo de Sousa fue recibido por Felipe VI, quien le ofreció una cena de honor a la que se unió la Reina. Desde entonces la Reina también comparte con el Rey la amistad de Rebelo y la admiración por su “personalidad arrolladora”, “competencia intelectual” y “autoridad moral”, explican estas fuentes.

Portugal fue también el destino de la primera visita de Estado que pudieron realizar los Reyes a finales de noviembre tras abrirse una brecha en la congestión política española. “El Rey se volcó en el programa de la visita a Portugal. Estuvo supervisando todos los detalles”, según revelan fuentes de Zarzuela. Además de los vínculos históricos de la Corona con Portugal, que acogió a los Condes de Barcelona y a Juan Carlos I, las conexiones entre los dos países habían experimentado un fuerte desarrollo en los últimos 30 años. Este viaje de Estado fortaleció aún más esos especiales lazos.

A mediados de abril de 2018, el presidente portugués realizó su visita de Estado a España y regaló al Rey la obra completa de Fernando Pessoa y un facsímil del libro Messagem, el primero en el que el autor prescindió de los heterónimos y firmó con su nombre. En un acto en la Universidad de Salamanca, el Rey devolvió el guiño con una cita del escritor portugués que puede resumir una alianza institucional y personal que La Zarzuela considera positiva para los dos países: “Somos útiles al mundo cuando, desde nuestras respectivas identidades, actuamos en un mismo sentido”.

De qué hablan Marcelo y Letizia

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Seguramente hay parejas que se ven menos. El trío Reyes de España-presidente de la República de Portugal coinciden tanto que ni ellos mismos llevan la cuenta. Aunque, probablemente, el presidente Marcelo sí. Fuentes oficiales portuguesas cifran en 18 los encuentros desde marzo de 2016. Aquel día invitó a dos jefes de Estado, al presidente de Mozambique y al Rey de España.

Cumbres hispano lusas, cumbres iberoamericanas, reuniones de la Fundación para la Innovación COTEC, visitas de Estado, Asamblea de la ONU, Feria de Arco, Feria del Libro, Fundación Champalimaud, Museo del Prado, Museo Serralves… a la lista, con ser larga, hay que añadirle los agasajos privados, principalmente en almuerzos y cenas en el palacio de La Zarzuela. Rebelo de Sousa procura amenizar esas citas con alguna novedad, como la actuación de las fadistas Cuca Roseta y Carminho, entre las favoritas del presidente.

Los encuentros entre los Reyes y el actual presidente portugués han aumentado respecto al anterior, Aníbal Cavaco Silva. Desde el fin de las respectivas dictaduras, mejoró la sintonía entre los jefes de Estado de ambos países, pero nunca a los niveles actuales, que ya es amistosa, hasta el punto de modificar sus programas oficiales de trabajo para verse, como ocurrió durante la estancia de Rebelo de Sousa en Salamanca a donde, en principio, no iban a acudir los Reyes, o en A Coruña, donde La Voz de Galicia los reunió para la entrega de un premio.

Pese a existir una complicidad intensa en los encuentros a tres, aún destaca más la que hay entre Marcelo y la reina Letizia. En numerosas fotografías se ve al presidente portugués y a la Reina de la mano, ante la mirada sonriente del Rey. Distanciados generacionalmente, a Marcelo (70 años) y Letizia (46) les une, sin embargo, su interés por la literatura, el cine, la moda y el arte, pero, sobre todo, un pasado común, el de la televisión. Si Letizia presentó informativos de TVE, Marcelo —catedrático en Derecho Constitucional— era un animal político delante de las cámaras. Nadie como él conseguía audiencias del 40% hablando durante una hora sobre política y libros.

Detallista en su trabajo y en su vida personal, el presidente portugués sorprende con pequeños gestos, como sus regalos, escogidos por él, como los pendientes de filigrana dorada de Viana de Castelo, que regaló a la Reina y que ella tiene el detalle de lucir cuando se encuentran.

El presidente improvisa en sus discursos y hasta en las intervenciones más oficiales tiene unas palabras de elogio para la reina Letizia, “siempre atenta, sensible a las cosas sociales, desde la situación de la mujer a los excluidos”.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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