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Frontex avisa del riesgo de que las mafias exploten a menores inmigrantes

España fue el país mediterráneo al que más jóvenes no acompañados llegaron en 2018

María Martín
Un agente de Frontex junto a un grupo de subsaharianos rescatados el martes.
Un agente de Frontex junto a un grupo de subsaharianos rescatados el martes.J.Ragel (EFE)
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La llegada de grupos vulnerables a través de las fronteras europeas inquieta a Frontex, la agencia comunitaria responsable de coordinar su protección. Su informe anual destaca que el fenómeno “continúa siendo preocupante”. La agencia se refiere, en concreto, a los menores que “frecuentemente” emigran solos. Frontex apunta el “riesgo” de que las redes criminales puedan “explotar a este grupo”. La agencia mantiene, además, que las entrevistas que se realizan a los niños recién llegados “sugieren” que, cada vez más, las familias empujan a sus hijos a emigrar.

La inmigración infantil como proyecto familiar es recurrente en los relatos de los niños marroquíes, que según el Gobierno suponen cerca del 70% de los menores no acompañados que hay en España. Frontex calcula que España recibió en 2018 cerca de 3.000 jóvenes marroquíes que se declararon menores.

España fue, según Acnur, el país mediterráneo al que más menores no acompañados llegaron en 2018, cerca de 5.500. En Grecia, por ejemplo, el escenario varía y aunque el porcentaje de niños inmigrantes es mucho mayor, la inmensa mayoría de ellos llega con sus familias. Italia revela un perfil parecido al de España y es destino preferencial de niños que viajan solos, pero su política de puertos cerrados ha reducido drásticamente las llegadas tanto de adultos como de menores de edad.

En el apartado dedicado a la ruta del Mediterráneo occidental, que lleva a España, la agencia destaca la “fuerte y continuada presión migratoria” y mantiene que, desde junio, Marruecos es el principal punto de salida hacia Europa. Por ello, el Gobierno español necesita de la participación del país magrebí para frenar la inmigración irregular y media en Europa para conseguir fondos para su cooperación. Al mismo tiempo, el Ejecutivo trabaja internamente con el objetivo de reducir a la mitad las más de 64.000 llegadas registradas en 2018.

Una buena parte de la presión migratoria en esta ruta, asegura el informe, está relacionada con el flujo de migrantes de origen subsahariano, aunque en los últimos meses, el número de migrantes marroquíes, (la nacionalidad más numerosa de los que entran irregularmente en España) ha comenzado a aumentar.

Frontex menciona la recuperación por parte de las autoridades marroquíes del servicio militar como uno de los factores que animan a los marroquíes a marcharse. Un informe interno elaborado en el seno de la Comisión Europea amplía este análisis: “Marruecos tiene una tasa de desempleo de alrededor del 10% y la tasa de participación en la fuerza laboral es de solo el 45%. Los problemas más apremiantes del país son el desempleo entre los jóvenes graduados de las ciudades, que son más propensos a migrar, así como las desigualdades sociales y territoriales”. El documento también cita “la reintroducción del servicio militar obligatorio para hombres y mujeres, prevista para septiembre de 2019, y la relativa disminución de los derechos humanos en algunas áreas, como la libertad de expresión, la libertad de asociación y el derecho de protesta” como causas que empujan a sus jóvenes a migrar.

En otro punto del documento, Frontex sugiere que hay cierta correlación entre el apoyo europeo y su diligencia en proteger sus fronteras. Según la agencia, las acciones de las autoridades marroquíes para prevenir la migración clandestina fluctuaron durante el año pasado. “Periódicamente se ha visto un esfuerzo renovado en el patrullaje que, a menudo, coincide con el resultado positivo de las negociaciones bilaterales con la UE o con España”, detalla el texto. “Lo mismo ocurre en las fronteras de Ceuta y Melilla donde las autoridades desmantelaron campos de migrantes cercanos a esos enclaves y recolocaron a sus ocupantes”.

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Sobre la firma

María Martín
Periodista especializada en la cobertura del fenómeno migratorio en España. Empezó su carrera en EL PAÍS como reportera de información local, pasó por El Mundo y se marchó a Brasil. Allí trabajó en la Folha de S. Paulo, fue parte del equipo fundador de la edición en portugués de EL PAÍS y fue corresponsal desde Río de Janeiro.

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