Jueces y fiscales con mascarilla en los juzgados de Gipuzkoa por la basura que se acumula en los pasillos
El polvo y los desperdicios pringan las dependencias judiciales tras cuatro meses de huelga de las empleadas de la limpieza
La situación se ha vuelto "insostenible" en los juzgados de Gipuzkoa por la acumulación de bolsas de basura en los pasillos, papeles tirados, pelusas de polvo y desperdicios derramados por el suelo. Es la consecuencia de una huelga del servicio de limpieza que comenzó el pasado 19 de septiembre y se mantiene de forma ininterrumpida desde mediados de octubre. Más de cuatro meses de conflicto laboral han provocado una "falta de higiene que roza lo insalubre", afirma el juez Santiago Romero, titular del Juzgado de lo Penal número 2 de la capital guipuzcoana. Asociaciones de jueces y fiscales han elevado una queja al Gobierno vasco y le instan a que intervenga porque "los malos olores y efluvios están poniendo en riesgo la salud de las personas".
Algunos funcionarios de justicia de la sede judicial de Atotxa, en San Sebastián, han decidido trabajar con mascarilla porque "están aumentando los casos de conjuntivitis y alergias". "Hay montañas de basura, cafés derramados junto a las papeleras, cáscaras de plátano que atraen a los mosquitos...", refrenda el abogado José Manuel Clemente. La Asociación Profesional de la Magistratura, la Francisco de Vitoria, la sección vasca de Juezas y Jueces para la Democracia, el Foro Judicial Independiente, la Asociación de Fiscales y la Unión Progresista de Fiscales consideran que "el polvo y la suciedad es patente en despachos, oficinas y salas de vistas, así como en pasillos y vestíbulos", lo que supone ya un "riesgo" para la salud.
Las trabajadoras encargadas de la limpieza de los edificios judiciales y policiales de Gipuzkoa se declararon en huelga en septiembre pasado ante la falta de acuerdo en las negociaciones que mantienen con la empresa Garbialdi, contratada por la administración vasca para prestar esos servicios. Las limpiadoras exigen una mejora de sus condiciones laborales y que desaparezca la "brecha salarial" que existe con los empleados de la misma empresa que realizan la limpieza viaria, que en algún caso cobran hasta un 13 % más.
Jueces y fiscales aseguran que no quieren interferir en el "legítimo ejercicio del derecho de huelga" que asiste a las trabajadoras de la limpieza, pero al mismo tiempo, expone el juez Romero, "debe respetarse el derecho a la salud de las personas que trabajamos en los juzgados y de sus usuarios". "Se hace muy molesto y desagradable trabajar así. No son las mejores condiciones para dar un servicio público", se lamenta la magistrada Elena Cabero en representación de la Asociación Judicial Francisco de Vitoria.
El Departamento de Trabajo y Justicia del Gobierno vasco sostiene que no puede entrometerse en "un conflicto puramente laboral" y se limita a exigir el cumplimiento de los servicios mínimos que ordenó en octubre pasado. Entonces resolvió que el 20 % del personal de limpieza debe ejercer sus tareas en el centro de menores de Gipuzkoa y en el Instituto Forense de Medicina Legal. Ordenó que se limpien dos días a la semana (lunes y jueves) los baños de uso público de los edificios judiciales y una vez cada quince días los baños privados del personal de las dependencias judiciales, la limpieza diaria de las salas donde esperan las mujeres de los juzgados de violencia y la desinfección de los calabozos judiciales "siempre que sea necesario".
Las tareas asignadas "se están cumpliendo", asegura un portavoz de la consejería de Justicia, que también tiene constancia de que se han realizado inspecciones por parte de Salud Pública y del Instituto de Seguridad y Salud Laboral (Osalan). Pero en los juzgados se amontona la porquería: "Yo he tenido que barrer y fregar la sala de vistas", señala el juez Romero, alérgico a los ácaros. El letrado Clemente tuvo que utilizar el baño de mujeres en los juzgados de Bergara porque "el masculino estaba en muy malas condiciones". "Nosotros deseamos lo mejor para las trabajadoras de la limpieza, pero la situación ha llegado a un punto límite. Los baños dan pena, hay papeles por el suelo, cajas con desperdicios orgánicos, el polvo va a más... Esto está afectando al derecho al trabajo en unas condiciones mínimas de limpieza", advierte Romero.
En las comisarías de la Ertzaintza están "igual o peor" que en los juzgados, dice un representante del sindicato policial Erne. Les afecta la misma huelga de las trabajadoras de Garbialdi, que no ha explicado a este diario las razones del conflicto laboral.
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