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Pedro Sánchez llama a Guaidó y aplaude su “coraje” en la crisis venezolana

Casado y Rivera presionan para que España reconozca ya al opositor. El Gobierno camina hacia esa salida pero de momento prioriza la unidad europea

Pedro Sánchez habla por teléfono con Juan Guaidó desde Davos (Suiza).
Carlos E. Cué
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La crisis venezolana se ha colado en el Foro de Davos y ha puesto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ante un dilema complicado. Varios presidentes latinoamericanos, en especial el colombiano, Iván Duque, le han pedido esta mañana expresamente en una reunión improvisada en la cumbre que España reconozca ya a Juan Guaidó, el líder de la oposición, como nuevo presidente de Venezuela, algo que ellos ya han hecho. Los tres mandatarios con los que se ha visto, los de Colombia, Ecuador y Costa Rica, ya lo han reconocido. Todos le ha dicho que la posición española es importante para arrastrar al resto de la Unión Europea. También la oposición en España le exige que dé ese paso. Sánchez empieza a caminar hacia ahí, pero antes quiere una posición común en la Unión Europea, algo que espera lograr la próxima semana.

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El presidente se ha movido en las últimas horas hacia el reconocimiento de Guaidó y ha tomado una decisión simbólica: nada más terminar la reunión con los latinoamericanos, que España convocó, salió a la calle, en medio del idílico paisaje nevado de Davos, para llamar a Guaidó y trasladarle "la empatía con su coraje" en su intento por "representar la voluntad de los venezolanos", según explicó a los periodistas desplazados a Suiza, José Manuel Albares, el secretario general de Asuntos Internacionales, que le acompaña siempre en las citas clave y fue quien contactó con Guaidó. Sánchez no ha dado por tanto aún el paso que le piden, el reconocimiento, pero camina claramente hacia ahí.

Guaidó estuvo amable con Sánchez y no le pidió el reconocimiento, al contrario, le agradeció el comunicado conjunto de la UE que se había lanzado la noche anterior, según fuentes del Ejecutivo. España se mueve ahora para que haya un nuevo Consejo de Asuntos Exteriores en la UE cuanto antes para que se pueda lograr esa posición común. Sánchez defendió ante Guaidó la legitimidad de la Asamblea Nacional venezolana y le explicó esa posición común de la UE, que de momento apuesta por la celebración de elecciones libres, que permitan expresarse democráticamente al pueblo venezolano, y un rechazo rotundo del uso de la violencia y de la fuerza.

El presidente español le preguntó por sus planes para las próximas horas y mantuvieron una conversación tranquila, amistosa, que es en sí un claro gesto político. Sánchez insiste en que para él la "solución idónea" son unas elecciones libres. Guaidó puso después un tuit sobre la llamada, en el que aseguró que Sánchez "confirmó su total respaldo" a la opción de "lograr un Gobierno de transición y tener elecciones libres".

El contraste es muy evidente, según destacó Albares. El presidente se ha reunido con los líderes latinoamericanos que han decidido reconocer al opositor venezolano y le ha llamado para darle ánimos. Por el contrario, no ha tenido ningún contacto con Nicolás Maduro, no envió a nadie a su toma de posesión, ha reconocido en todo momento la legitimidad de la Asamblea y ha apoyado todas las sanciones al régimen. "Los hechos son contundentes y las fotos también", dijo Albares frente a las críticas de la oposición que habla de la posición ambigua de Sánchez. El presidente, de momento, no ha querido hacer declaraciones públicas sobre este asunto, y sigue trabajando con su equipo, en especial el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, y el propio Albares, para ver si es necesario dar otro paso más. España es clave en la UE en asuntos latinoamericanos, aunque es muy difícil poner de acuerdo a 27 países, muchos de ellos sin apenas relación con Latinoamérica, con lo cual no es tema prioritario.

Sánchez tiene presión por todas partes en varios sentidos. El presidente francés, Emmanuel Macron, fue mucho más contundente que él, aunque la línea estratégica es similar y está en el comunicado de la UE. "Después de la elección ilegítima de Nicolás Maduro en mayo de 2018, Europa apoya la restauración de la democracia. Aclamo la valentía de centenas de miles de venezolanos que caminan por su libertad", escribió Macron en Twitter. Sánchez ha hecho gestos políticos relevantes como llamar a Guaidó, pero ha evitado este tipo de contundencia verbal. En la cuenta de Sánchez no hay ninguna referencia a Venezuela, a pesar de que este asunto ha dominado su agenda en las últimas horas y ha trastocado por completo sus planes para la cumbre.

En España, Pablo Casado (PP) y Albert Rivera (Ciudadanos) atacan con dureza a Sánchez por no reconocer inmediatamente a Guaido como presidente. Incluso el expresidente socialista Felipe González, un hombre muy influyente en su partido aunque en los últimos años muy alejado de Sánchez, ha pedido públicamente que se reconozca a Guaido. "Pido a los Gobiernos de la Unión Europea y de los países democráticos de América que reconozcan al presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó , como presidente encargado de la República de Venezuela", sentenció. Por el contrario, Pablo Iglesias, aliado principal del Gobierno, trasladó la posición contraria: "A Trump y a sus aliados no les interesa la democracia y los derechos humanos en Venezuela, les interesa su petróleo. España y Europa deben defender la legalidad internacional, el diálogo y la mediación pacífica, no un golpe de Estado", sentenció el líder de Podemos.

Las presiones a España son también fuertes en Latinoamérica. El colombiano Duque y el ecuatoriano Lenín Moreno le trasladaron a Sánchez datos de la situación en un tono especialmente dramático, ya que estos dos países son los que están sufriendo con más intensidad el éxodo venezolano. Sánchez no tiene ningún compromiso político con Maduro o sus aliados ni está frenando la decisión por cálculos de política interior, sostienen en el Ejecutivo, sino que simplemente está dando prioridad al acuerdo en Europa y sobre todo está tratando de tomar una decisión con toda la información posible en una situación que evoluciona por horas. En cualquier caso, los movimientos en la mañana de este jueves y el ambiente que se vive en el entorno del presidente caminan rápidamente hacia un giro notable de la posición, no al ritmo que reclama la oposición, que en el Gobierno ven como especialmente irresponsable en este asunto delicado, pero sí para llegar a un final muy parecido al que proponen.

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