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España niega el permiso para zarpar a otro barco de rescate de migrantes

Fomento argumenta que no está garantizada la seguridad del buque

Íñigo Gutiérrez, representante de salvamento Marítimo Humanitario, a bordo del barco de rescate 'Aita Mari'.
Íñigo Gutiérrez, representante de salvamento Marítimo Humanitario, a bordo del barco de rescate 'Aita Mari'.JAVIER HERNÁNDEZ
Lucía Abellán

El buque Aita Mari, listo desde hace días para realizar labores de rescate en el Mediterráneo central, se quedará en tierra. El Ministerio de Fomento le ha negado este viernes el permiso para zarpar desde Pasaia (Gipuzkoa), según ha relatado la ONG propietaria del barco, Salvamento Marítimo Humanitario, y ha confirmado el Ministerio de Fomento. El caso es prácticamente idéntico al ocurrido el pasado lunes con el Open Arms, que tampoco pudo partir a la zona donde se produce el grueso de los naufragios por el Mediterráneo. En ambos casos, el motivo esgrimido es que las naves no reúnen las condiciones para garantizar la seguridad si se ven obligadas a mantener a bordo a un gran número de rescatados durante varios días. "El buque no cuenta con los certificados necesarios para garantizar el cumplimiento de la normativa internacional de seguridad marítima y prevención de la contaminación del medio marino", argumenta en un comunicado la Marina Mercante, dependiente de Fomento.

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La orden, comunicada por Capitanía Marítima a las 13.30, ha indignado a los responsables de la ONG, que ya tenían todo listo para partir. “No puedo entender que alguien redacte eso y se vaya a dormir tranquilo”, se lamenta Íñigo Mijangos, presidente de Salvamento Marítimo Humanitario. Mijangos sospecha que el verdadero motivo por el que las autoridades niegan la salida es el temor a tener que lidiar con un barco español cargado de migrantes que no logra permiso para desembarcar en los puertos seguros más cercanos (Italia y Malta) y al que finalmente España acaba haciendo frente. Mijangos admite que la situación es compleja, pero rechaza que sean los potenciales náufragos quienes sufran las consecuencias al carecer de barcos de rescate próximos. “Donde tiene que ejercer presión España es en sus socios europeos”, sugiere. La UE no logra pactar un mecanismo comunitario que regule estos casos.

El Aita Mari es un antiguo atunero recientemente reconvertido en barco de rescate. La misión prevista para este viernes era la primera que iba a realizar con esas nuevas funciones. El barco tiene capacidad para transportar a 20 tripulantes y otras 120 personas en condiciones de seguridad, según explica Mijangos.

La falta de un esquema europeo para desembarcar a los migrantes que naufragan en el Mediterráneo lastra las labores de rescate y altera la voluntad de acogida que mostró el Gobierno de Pedro Sánchez al asumir su mandato. La entrada en el Parlamento andaluz de Vox, con un claro discurso antiinmigración, y el efecto contagio de esos mensajes en otros partidos de derecha han contribuido a frenar esa primera disposición de abrir los puertos españoles a barcos en apuros. La semana pasada Malta cerró un acuerdo con otros ocho países europeos para desembarcar y acoger a varias decenas de migrantes que llevaban días varados en el Mediterráneo a la espera de un puerto que les permitiera la entrada. España no se adhirió a la lista de países que recibieron a una parte de esos náufragos.

Entretanto, los responsables del Aita Mari han recurrido la decisión de las autoridades marítimas y esperan una solución satisfactoria.

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Sobre la firma

Lucía Abellán
La redactora jefa de Internacional de EL PAÍS ha desarrollado casi toda su carrera profesional en este diario. Comenzó en 1999 en la sección de Economía, donde se especializó en mercado laboral y fiscalidad. Entre 2012 y 2018 fue corresponsal en Bruselas y posteriormente corresponsal diplomática adscrita a la sección de España.

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