Pastor abronca a los partidos por el abuso de los insultos en el Congreso
La presidenta de la Cámara baja expulsa a Rufián del hemiciclo por llamar "fascista" al ministro de Asuntos Exteriores
El Congreso ha vivido este miércoles una mañana de máxima tensión con una fuerte escalada de insultos que ha culminado con la expulsión de la Cámara del diputado de ERC Gabriel Rufián, después de que la presidenta del Congreso, Ana Pastor, le llamara al orden. Todos los diputados de Esquerra acompañaron al diputado de su formación expulsado en su salida del hemiciclo. Pastor ha puesto pie en pared ante la escalada verbal en la Cámara baja, donde Ciudadanos y ERC llevan días acusándose de golpistas y fascistas. Ciudadanos, ERC y el Gobierno han sido los actores fundamentales de la fuerte controversia, siempre con la crisis catalana como telón de fondo.
La denuncia del ministro de Exteriores, Josep Borrell, de que el diputado de ERC Jordi Salvador le ha escupido cuando abandonaba el hemiciclo llegará a la Mesa del Congreso. Esta acusación ha sido negada rotundamente por el grupo republicano que, a pesar de lo ocurrido, expresó su respeto y apoyo a la presidenta del Congreso. La última vez que fue expulsado un diputado del hemiciclo fue en 2006 cuando el entonces presidente Manuel Marín echó al diputado popular Vicente Martínez Pujalte.
Gabriel Rufián utilizó su pregunta para atacar con dureza a Borrell, al que descalificó como "una vergüenza" por sus consideraciones en el pasado sobre antiguos miembros del Gobierno de la Generalitat de Cataluña ahora en la cárcel, como el exvicepresidente Oriol Junqueras o el exconsejero de Exteriores Raül Romeva. Fue en ese momento cuando el ministro de Exteriores lamentó que Rufián no debatiera sobre asuntos sólidos, sino que vertiera "serrín y estiércol". "Es lo único que usted es capaz de verter", dijo Borrell con una mayoría de los diputados del PSOE levantados de sus asientos para aplaudir su intervención.
El orden se ha restablecido después de que la presidenta del Congreso haya expulsado a Rufián por descalificar a Borrell, a quien el diputado catalán ha calificado como "el ministro más indigno de la democracia" y "fascista". Su expulsión no se ha debido a lo que ha dicho, sino a que no ha atendido a los requerimientos de Pastor de que dejara de hacer aspavientos, puesto en pie, mientras hablaba el ministro Borrell. Rufián seguía hablando a gritos a pesar de los avisos de la presidenta del Congreso.
Ana Pastor ha aprovechado el enfrentamiento para dirigirse a los diputados, visiblemente consternada, para reclamar el fin de los insultos que proliferan cada vez con más intensidad. Y ha recordado que a ella le llamaron "institutriz", mención que le pareció "machista", aunque la presidenta quiso ir al fondo del problema: "Esta es la casa de la palabra y no se puede utilizar para insultar. ¿Cómo puede ocurrir esto cuando en teoría esta debiera ser la generación de parlamentarios mejor preparada y deberían dar ejemplo en el buen uso de la oratoria?", ha considerado.
Como primera medida, ha ordenado la retirada del diario de sesiones de las palabras "golpista" y "fascista", que desde el martes se están cruzando diputados del PP y Ciudadanos con los de ERC.
Sin embargo, el PP, a través de Javier Maroto, ha asegurado que su partido "no comparte" la decisión de la presidenta del Congreso de suprimir del diario de sesiones el término "golpista", y ha anunciado que su grupo parlamentario lo llevará a la Mesa del Congreso para revisarlo. Fuentes de la presidencia de la Cámara han precisado que la intención de Pastor es que se retiren del diario de sesiones las expresiones de "golpista" y "fascista" cuando sean utilizadas como un insulto hacia algún diputado, pero que se permitirá hacer referencia al fascismo o a golpes de Estado.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha referido este miércoles a los incidentes ocurridos en la Cámara: "Hoy en el Congreso se han dicho y hecho cosas terribles. No es la primera vez. Yo mismo he sido objeto de palabras gruesas y graves insultos hace pocas semanas". Y ha añadido: "Me gustaría empezar mostrando toda mi solidaridad con el ministro Borrell, que ha tenido que soportar palabras y gestos inaceptables. Y agradecer a la presidenta del Congreso sus palabras y su defensa de la moderación". Sánchez, en un mensaje en su muro de Facebook, se ha disculpado ante los ciudadanos: "Creo que todos debemos pedir disculpas a la sociedad. Yo, como presidente del Gobierno y por tanto máximo responsable político de nuestro país, lo hago. Pido disculpas a la sociedad. Y conmino a sus señorías para que, si bien lo visto hoy en el Congreso no es la primera vez que sucede, sí sea la última".
En el hemiciclo también ha habido problemas con los gestos. Un ademán despectivo del diputado republicano Jordi Salvador, según ERC, ha sido percibido por Borrell como un escupitajo. Las cámaras registran cómo ese parlamentario vuelve su cabeza hacia el ministro, según salía del hemiciclo, pero no se detecta si le escupe o no. A este respecto, en los pasillos, el ministro ha sido preguntado sobre el incidente y si, en realidad, habría sido un mero gesto. "No voy a hacer la anatomía del escupitajo, estas cosas no deberían pasar". "Ana Pastor ha estado muy bien, ha controlado la situación muy bien", ha señalado Borrell a la salida.
"Convertir la política en cenagal"
El ministro ha reiterado que las palabras del diputado de ERC no se deberían utilizar en un debate político, en el que entiende que sí son válidas las críticas, "pero no el insulto para convertir la política en un cenagal". Borrell había espetado a Rufián que sus intervenciones se basaban en lanzar "serrín y estiércol". Para el ministro eso no es insulto sino "una descripción".
Todos los parlamentarios de ERC, encabezados por su portavoz, Joan Tardà, han comparecido ante los medios de comunicación para mostrarse unidos como una piña, mostrar su respeto a la presidenta del Congreso, negar que hubiera habido escupitajos y denunciar con vehemencia los insultos que ellos reciben desde "hace muchos meses" cuando les llama "golpistas". "Ya está bien, ya no podemos más", ha proclamado el portavoz del grupo republicano. "No estamos a la ofensiva sino a la defensiva, nos estamos defendiendo", ha explicado Tardà.
El día anterior, el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, les llamó "golpistas". Los republicanos habían avisado de que cada vez que les dirigiesen ese calificativo, responderían con la descalificación de "fascista". Y eso es lo que ha ocurrido este miércoles hasta que la presidenta del Congreso ha dicho que se acabó. Aunque no directamente, también a Pedro Sánchez se le asimila a los partidos independentistas, tal como hizo en pasadas semanas el líder del PP, Pablo Casado, que acusó al jefe del Gobierno de ser "cómplice de los golpistas".
La presidenta de la Cámara ha aprovechado ese clímax y la dureza de esos momentos para llamar al orden a todos los parlamentarios y recordarles que la institución se fundamenta en el uso de la palabra como herramienta política. Y también para advertir, desde el honor de presidir las Cortes, que no volverá a permitir este tipo de trifulcas, dada la tensión creciente que se palpa en los debates del Congreso en los últimos meses.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.